Según Mario Fuentes Destarac, jurista guatemalteco, el asistencialismo público es la acción o conjunto de acciones que llevan a cabo las instituciones estatales con la finalidad de prestar socorro, favor o ayuda a individuos o grupos de individuos en condiciones de desprotección o de vulnerabilidad, de manera temporal o permanente. Tiene su origen en la caridad pública, que se basa en el principio de la benevolencia, es decir en la compasión y la lástima, y se traduce en la limosna o el auxilio que se presta a los necesitados, a manera de una actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
Quienes critican el asistencialismo afirman que: 1) convierte a los necesitados en dependientes que carecen de respeto hacia sí mismos; 2) transforma a los necesitados en parásitos, tan adictos a los subsidios públicos que son incapaces de confiar en sí mismos; 3) priva a los necesitados de capacidad, autoridad y autonomía para decidir libremente sus propios asuntos; 4) perpetúa la ciudadanía de segunda clase, la de los necesitados, ya que, en la práctica, les concede un estatus de seres humanos no adultos e indolentes; 5) generalmente, degenera en un típico clientelismo, para el cual los individuos son verdaderos clientes, o sea individuos dependientes que están bajo el control y la regencia de quienes los protegen, tutelan, amparan, patrocinan o ayudan, y; 6) no promueve el surgimiento de comunidades de ciudadanos, es decir, de personas libres que asuman la responsabilidad de su propia vida y afronten la vida con confianza en sí mismas.
Así pues, asistencialismo podría ser un concepto opuesto a empoderamiento. Mientras el empoderamiento está asociado a dar poder y capacidad de transformación a los sujetos con respecto a su entorno, el asistencialismo se limita a abastecer las necesidades básicas de la población sin ejercer un mayor cambio sobre la realidad existente, y generando algún grado de dependencia entre los programas y los usuarios. Para poner un ejemplo didáctico, sería la diferencia entre enseñar a pescar y entregar pescado.
Desarrollar el concepto de asistencialismo con las representaciones sociales ligadas al mismo puede ser, por todo ello, de enorme interés para mejorar las políticas de intervención social.
REFERENCIAS
Mario Fuentes Destarac (2008). ¿Asistencialismo o inversión social? En: El Periódico de Guatemala, 10 de Noviembre de 2008, Guatemala: Aldea Global, S.A.
Lo primero que hay que decir es que asistencialismo es un sustantivo, no un adjetivo.
ResponderEliminarDe acuerdo, Mónica. Ya lo he cambiado. Gracias por la aportación.
ResponderEliminarHola, el enlace al artículo de Mario Fuentes Destarac no se puede abrir. Quisiera saber si, por favor, podrías subirlo para poder acceder al mismo.
ResponderEliminarDesde ya, muchas gracias!
Efectimamente, Smashingirl, el enlace no se abre en este momento. Pero google sigue indexándolo. Puede ser que el problema sea temporal. Toca esperar, porque yo no tengo el texto. En unos días lo vuelvo a mirar. Gracias por ponerte en contacto.
ResponderEliminarEXCELENTE ARTICULO! Así es! No podemos seguir permitiendo que los mas necesitados sean dependientes de personas que los asistan, ya que esto no resolverá el problema, sino que los limitara a no querer cambiar su realidad ni entorno. Mas bien, debemos enseñarles a ser los arquitectos de su propio destino, brindándole los mecanismos necesarios para crear una mejor vida.
ResponderEliminar"lo vuelvo a mirar" que problema hay hoy en día con los verbos perceptivos.
ResponderEliminarCaracteristicas de asistencialismo
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