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jueves, 6 de octubre de 2022

¿RECONQUISTA O LUCHAS ENTRE REINOS CRISTIANOS? EL CID CAMPEADOR EN ZARAZOGA

Imagen del guerrero medieval
La figura de Rodrígo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue exaltada en el Romance del Mío Cid, que le convirtió en leyenda medieval un siglo después de su muerte. Ya en el siglo XIX, historiadores como Ramón Menéndez Pidal (1929) se encargaron de asociar su figura con una idea novedosa: la Reconquista de España.

Historiadores como Alberto Montaner (1998) o José Álvarez Junco (2019) constatan que la historia fue una herramienta al servicio del nacionalismo romántico español en el siglo XIX. En el caso de la figura del Cid, se mezcló leyenda y datos fidedignos, reforzando la idea de guerra religiosa (e, incluso, patriótica) en perjuicio de todos aquellos hechos que constatan la lucha por el territorio entre diferentes reinados y cortes.

Lo cierto es que este guerrero medieval combatió en 1063 también para uno de los reinos islámicos, la taifa de Zaragoza de Áhmad ibn Hud. En la batalla de Graus, Fernando I de Castilla apoyó al rey musulmán para evitar la expansión del Ramiro I de Aragón, que había constituido una alianza con el rey navarro Sancho IV para conquistar ese territorio.

Veinte años después de la batalla de Graus, Rodrigo Díaz de Vivar regresó a Zaragoza, esta vez por cuenta propia, para defender nuevamente al rey de la taifa musulmana, en su enfrentamiento armado con el Reino de Aragón.

Lo sucedido en Zaragoza muestra lo que fue tendencia predominante durante la Edad Media en la Península Ibérica: las luchas de poder entre los diferentes reinos cristianos, por encima de cualquier idea de Reconquista; y la existencia de señores de la guerra que, como el Rodrigo Díaz de Vivar, no dudaron en ponerse al mando de tropas religiosa y culturalmente opuestas. Muy lejos de ser agentes de una supuesta reconquista de España.


BIBLIOGRAFÍA

Álvarez Junco, José (2019) Utilización política de la historia. En: Cuadernos de Pedagogía nº 495, 2019, pp. 53-59.

Menéndez Pidal, Ramón (1929) El Cid Campeador. Madrid: Editorial Austral.

Montaner, Alberto (1998) El Cid en Aragón. Zaragoza: Caja de Ahorros Inmaculada de Aragón.

martes, 21 de junio de 2022

LA LENGUA ÍBERA: ¿AISLADA U OLVIDADA?

Formas de escritura de la lengua íbera
La lengua íbera o ibérica se habló al menos en una parte mediterránea de la península que lleva el mismo nombre y también en algunos territorios de lo que hoy es el Sur de Francia: concretamente hasta el río Hérault. El límite hacia el Sur estaría en Porcuna, Jaén. El uso de este idioma se dio en los siglos inmediatamente anteriores a la invasión romana de este territorio.

Durante mucho tiempo se ha considerado una lengua aislada, es decir, que no tiene un parentesco genealógico o genético con ninguna otra lengua viva o muerta, o cuya relación con otras lenguas no ha sido demostrada.

Se han dado muchas hipótesis acerca del origen de esta lengua, pero los últimos avances en la interpretación de las inscripciones encontradas apuntan a algunas semejanzas con el protovasco o vasco antiguo. Especialmente llamativo es el parecido entre ambas lenguas en lo que se refiere a los numerales, terreno en el que no es frecuente que se den préstamos lingüísticos; lo que apuntaría una génesis lingüítisca común (Orduña, 2011; Villar, 2014). Aunque algún autor (Lakarra, 2010) relativice el alcance de estas coincidencias.

En cualquier caso, cabe hacerse algunas preguntas: ¿por qué lenguas como el euskera o el íbero han sido consideradas hasta ahora lenguas aisladas? ¿Se ha prestado suficiente interés en avanzar en la interpretación de los textos de la cultura íbera o más bien la hemos metido en el cajón de la prehistoria demostrando un mayor énfasis hacia hechos históricos como la Reconquista o la colonización romana? ¿Cómo es posible que los lingüistas del euskera encontraran algunos parecidos con lenguas remotas de la región del Cáucaso, Asia, África e, incluso, Groenlandia; pero desconocieran las coincidencias con la vecina lengua de los íberos? ¿Se ha valorado el papel de la lengua íbera en el surgimiento de lenguas romances como el español, el catalán o el valenciano? ¿Hemos estudiado con detenimiento las palabras romances que tienen un origen no latino ni indoeuropeo?

La respuesta a todas estas preguntas podría estar en el nacionalismo romántico. ¿Encajan todas estas nuevas miradas en la idea de nación española o vasca? Nos parece que no. Ni el nacionalismo español ha mirado nunca a otra lengua que no sea el latín, ni el relato del nacionalismo vasco está interesado en asumir vínculos lingüísticos tan próximos. Por desgracia, el nacionalismo mueve el trabajo de arqueólogos, historiadores y también lingüistas.

Conocer la lengua y la cultura ibéricas nos ayuda a entender un poco mejor nuestras lenguas y nuestras formas culturales contemporáneas. ¿Es posible dejar a un lado la mirada nacional y abordar problemas diferentes?



BIBLIOGRAFÍA

Lakarra, J. (2010). «Haches, diptongos y otros detalles de alguna importancia: notas sobre numerales (proto)vascos y comparación vasco-ibérica (con un apéndice sobre hiri y otro sobre bat-bi)». Veleia (27): 191-238.

Orduña, E. (2011). «Los numerales ibéricos y el protovasco». Veleia (28): 125-139.

Villar, F. (2014). Indoeuropeos, iberos, vascos y sus parientes, Estratigrafía y cronología de las poblaciones prehistóricas. Estudios filológicos. Universidad de Salamanca.

martes, 14 de junio de 2022

EL CONCEPTO DE RECONQUISTA HISPÁNICA, INVENCIÓN DEL SIGLO XIX

Imagen de un castillo medieval
Para muchas personas, la Reconquista es un hecho innegable de la historia de España. Como veremos en esta entrada, desde hace décadas los historiadores están poniendo esta idea en cuestión.

Aunque a partir de la Ilustración la historiografía inició una búsqueda de las esencias nacionales, no es sino en pleno siglo XIX cuando se empieza a utilizar la palabra Reconquista. Entendiendo como tal el largo proceso consciente y premeditado de recuperación territorial que duró ocho siglos y que terminó con la expulsión de los musulmanes y con el triunfo de los cristianos.

Desde mitad del siglo XVII, en Castilla se empezó a hablar de restauración en referencia a la guerra contra los musulmanes, culpando de la invasión islámica a los vicios de los últimos reyes visigodos. Mientras que, en Aragón y Cataluña, se hablaba de resistencia pirenaica destacando el papel de los francos como colaboradores de los visigodos en la lucha por la libertad (Ríos, 2011).

En ese proceso, los musulmanes comenzaron a ser vistos más como invasores que como infieles. El elemento lucha religiosa se empezó a sustituir simbólicamente por una referencia más política, ligada a la recupera
ción del territorio. Convirtiendo también a los godos en los primeros reyes de España y borrando de la historia las contiendas de señores de la guerra cristianos contra otros señores de la guerra cristianos.

Martín Ríos (op. cit.) caracteriza el proceso que se dio en el si
glo XIX, en el que el nacionalismo y el romanticismo fueros los principales ejes. Destaca dos corrientes historiográficas: la conservadora y la liberal. El relato de los conservadores se resumía en que la monarquía y la Iglesia habían tenido un papel fundamental en el devenir histórico nacional; y que para solucionar los problemas de España había que recuperar la preeminencia de dichas instituciones. Mientras que el relato de los liberales hacía protagonista al pueblo, sin negar el papel desempeñado por la monarquía y la Iglesia. De esta manera quedó listo el concepto de Reconquista, iniciada por Pelayo y culminada por los Reyes Católicos.


BIBLIOGRAFÍA

Martín Ríos Saloma, La Reconquista. Una construcción historiográfica (siglos xvi-xix), México-Madrid, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, Marcial Pons Historia, 2011