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domingo, 30 de abril de 2023

ACOSO SEXUAL EN LAS UNIVERSIDADES


Imagen de una pintada

Cada vez son más frecuentes las denuncias de acoso sexual en el ámbito académico. Es el caso de la reciente denuncia contra Boaventura Sousa Santos, famoso académico, sociólogo del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra (Portugal), con importantes aportes en la construcción de la teoría colonialidad/decolonial en Latinoamérica.

Debido a las presiones, pintadas y denuncia de manera indirecta, a través de una publicación en la cual tres exinvestigadoras de la institución denuncian el acoso sexual sufrido (Negreiros y Pina, 2023) , la universidad por fin decide abrir una investigación con miras a construir “una comisión independiente en un breve período de tiempo, que será responsable de identificar las fallas institucionales e investigar la ocurrencia de la referida conducta antiética” (Esquerda, 2023).

Boaventura Sousa Santos se defiende de estas acusaciones y señala que para él, “el objetivo [de la misma] es echar barro sobre los que se destacan y luchan por un mundo mejor. El neoliberalismo está robando al alma la solidaridad y la cohesión social y creando subjetividades que canalizan sus resentimientos en acusaciones que saben que no pueden ser efectivamente contradictorias” (Esquerda, 2023).

La primera reflexión sobre acoso sexual en el ámbito académico se presenta en 1974, en la Universidad de Cornell (USA), como resultado de las experiencias sufridas y narradas por un grupo de feministas. Lentamente el acoso sexual fue construyéndose como un problema social que tuvo expresión en el campo legal (1986 en USA y 1995 en España), y posteriormente ratificado en acuerdos de orden internacional. Sin embargo, los estudios señalan que aún no se ha configurado como un verdadero problema social en el ámbito académico, que el acoso sexual es un concepto difuso para buena parte de los y las estudiantes; y que las universidades, especialmente las privadas, no han adelantado de manera suficiente una reflexión, formación, protocolos y programas de evaluación con miras a prevenir este tipo de violencia. Por lo cual las y los estudiantes se sienten desprotegidas/os; mientras los y las profesores/as siguen siendo figuras intocables, en pos de salvaguardar el buen nombre de las instituciones (Alonso- Ruido, et al., 2021).

Tal como señala el equipo de estudiosas de género de la Universidad (Ferrer Pérez, et al., 2014), el acoso sexual, por un lado, es un problema de poder, no un problema sexual; y por otro, no sólo es un problema de poder jerárquico sino de género. En este sentido, supone abuso de poder para demandar o exigir satisfacciones sexuales no deseadas por la víctima; sumado a la existencia de relaciones patriarcales, las cuales contribuyen a invisibilizar el problema y a que éste sea asumido en soledad por la víctima (Teresa Torns y cols. (1996, citado por ). Por ello, los datos arrojan que son las mujeres las que sufren más acoso sexual, “están más expuestas porque sufren muchos comportamientos machistas propios de una cultura patriarcal, carecen de poder, porque se encuentran en situaciones más vulnerables e inseguras, por la falta de confianza en sí mismas, porque han sido educadas por la sociedad para sufrir en silencio o, incluso, porque corren peligro de ser acosadas cuando son percibidas como competidoras por el poder (CINTERFOR, 2009, citado por Ferrer, 2014)”. Esto no obvia que los hombres cada vez más sufran acoso sexual, en especial si pertenecen a la comunidad LGTBIQ+.

El acoso sexual incluye un amplio abanico de conductas de carác¬ter sexual no deseadas, ofensivas y amenazantes para la víctima, que pueden ir desde atención sexual no deseada, gestos y/o actitudes, hasta conductas verbales o físicas (Nielsen et al., 2010).

Desde el blog celebramos la valentía de mujeres y de hombres que se atreven a denunciar el abuso de poder por parte de la jerarquía profesoral en las instituciones académicas, porque el daño causado va más allá de interrumpir trayectorias académicas y laborales, atenta contra la dignidad y fragilidad de los y las estudiantes, contra su integridad física y moral. Por ello, cabe la necesidad de arropar y solidarizarse con las y los denunciantes, de demandar protocolos de prevención, de discutir en los campos universitarios sobre qué es acoso sexual y cómo podemos luchar contra él, además de demandar a las instituciones universitarias un compromiso real en contra de éste.


BIBLIOGRAFÍA

Alonso-Ruido, Patricia; Martínez-Román, Rosana; Rodríguez-Castro; y María Victoria Carrera-Fernández (2021). El acoso sexual en la universidad: la visión del alumnado. Revista Latinoamericana de Psicología, 53, 1-9.

CINTERFOR (Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional) (2009). El acoso sexual. Recuperado el 17 de marzo de 2010. en: http://www.cinterfor.org.uy/mujer/doc/cinter/pacto/cue_gen/aco_sex.htm

Ferrer Pérez, Victoria; Navarro Guzmán, Capilla; Ferreiro Basurto, Virginia, Ramis Palmer, M. Carmen; Escarrer Bauzà, Catalina (2014). El acoso sexual en el ámbito universitario: elementos para mejorar la implementación de medidas de prevención, detección e intervención. Ministerio de sanidad, servicios sociales e igualdad.

Negreiros, Adriana y Pina De Universa, e Rute. En: Universa, 11/04/2023 17h09. https://www.uol.com.br/universa/noticias/redacao/2023/04/11/sociologo-portugues-boaventura-de-sousa-santos-e-acusado-de-assedio-sexual.htm?s=08&cmpid=copiaecola

martes, 2 de agosto de 2022

AGENCIA FEMENINA EN SUMAPAZ

Agencia femenina en Somapaz
Bueno y Suárez-Puentes (2022) reflexionan sobre la capacidad de agencia de las mujeres en el Sumapaz, en el centro de Colombia. Enclave considerado el páramo más grande del mundo, fuente de recursos hídricos, en donde el agua brota para dar vida a ríos y afluentes. Territorio históricamente conflictivo, de disputa por parte de los colonizadores, hacendatarios, guerrilla, paramilitares y, ahora, de las empresas y multinacionales en busca de su apropiación para la extracción de minerales o explotación como fuente generadora de energía y turismo (Bautista, 2018).

Los campesinos y campesinas han estado en medio del conflicto, en calidad de víctimas y de luchadoras y luchadores por el territorio. Pero ellas, como siempre, han sido invisibilizadas, desconociendo su ancestral rol productivo y comunitario. Ahora -más que nunca- son conscientes de su capacidad de agencia para generar procesos de resistencia por la defensa de su territorio, de la comunidad que ellas y ellos desean soñar y construir.

Kabeer (1999) define la agencia como aquellas acciones, asumidas por las personas de manera individual o colectiva, las cuales responden al cumplimiento de un objetivo, una meta o un propósito. Expresa la posibilidad de actuar de un agente para transformar una situación particular, lo cual supone el fortalecimiento de la autonomía, la reflexividad y la capacidad de movilización de recursos (sociales, económicos, relacionales, etc.). La agencia comunitaria enfatiza en los procesos movilizadores de acciones que confluyen en colectivo, los cuales buscan tejer y unificar las fuerzas hacia la transformación de la realidad social deseada (Bueno y Suárez-Puentes, 2022:97).

Las autoras plantean la agencia bajo tres perspectivas: como proceso de subjetivación y desarrollo, y como ontología de la acción social. La subjetivación hace alusión a la relación cuerpo-mente, y expresa la capacidad de reflexividad e intencionalidad frente a los intereses en que está circunscrita, destacando su autonomía respecto al poder y el control. Es una apuesta por lo social y lo político. Mientras, la agencia como desarrollo es entendida como capacidad de elección y logro de metas y valores, en la que se reconoce la correspondencia con la libertad de las personas para transformar sus condiciones en clave de pro­greso y bienestar. En cuanto a la acción social se destaca el agenciamiento como recursividad, alude a prácticas y habitus para afrontar situaciones del contexto y oportunidades para su afianzamiento (2022:98).

Por ello, la agencia comunitaria femenina destaca tres elementos: lo comunitario, el agencia­miento y la perspectiva de género como referentes para la comprensión del sentido de lo que implica este ejercicio. En cuanto a la agencia en clave de género, supone el reconocimiento como mujeres insertas en contextos patriarcales, cuyas luchas en el ámbito privado, comunitario y política han sido invisibilizadas, no han adquirido valor, pese a su apuesta permanente por el cuidado del ambiente y la priorización de lo público, asuntos que van en consonancia con las luchas históricas que se han librado en el territorio.

Su proceso de agenciamiento lo ilustran Bueno y Suárez-Puentes en una entrevista a una mujer campesina:

“es liderar procesos, de pronto como se dice así: de no tragar entero y luchar por algo que uno quiere, y por algo que uno ve que es un derecho… expresamos nuestro modo de pensar” (2022:102).

Un territorio en lucha donde la mujer adquiere consciencia, poder y se hace visible, por ello hoy más que nunca Sumapaz es un espacio movilizado, en alerta para defender su lugar, fortalecer su identidad social y ser visible ante posibles escenarios de riesgo frente a sus recursos, tal como sucedió en el caso de la hidroeléctrica:

[…] la hidroeléctrica quiso montar una planta en La Unión, entonces aquí la comunidad no solo la del sindicato, sino toda la comunidad, todos se levantaron, no, no y no, entonces que debido a todo ese proceso de estar defendiendo el territorio entonces sí están superpendientes qué tipo de personas llegan acá y con qué tipo de interés. (Bueno y Suárez-Puentes, 2022: 101).

Las mujeres, como siempre, suman. Pero es una lucha que está en pie porque al igual que en muchos territorios del mundo la fuerza del capital despliega su poder y arrasa con las comunidades, con sus sueños, desde una perspectiva economicista y no ambientalista, que transcurre con el visto bueno de los estados.



BIBLIOGRAFÍA

Bautista Gómez, Martha Milena, 2018. Dinámicas de la construcción social del territorio de la localidad de Sumapaz (Bogotá, Colombia): entre los conflictos socioambientales y la resistencia campesina. Pampa no.17 Santa Fe jun. 2018. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2314-02082018000100001



Bueno, Ana Marcela y Suárez-Puentes, Karin Viviana, 2022. Agencias sociales comunitarias femeninas y su aporte en la conservación y lucha del territorio en Sumapaz. Revista Trabajo Social vol. 24 nº 2, Jul-Dic 2022, Bogotá.



Kabeer, Naila. 1999. “Resources, agency, archievements: reflections on the measurement of women´s empowerment”. Development and Change 30 (3): 435-464. https://onlinelibrary. wiley.com/doi/abs/10.1111/1467-7660.00125

martes, 23 de marzo de 2021

REDES NEURALES COMO PROCEDIMIENTO DE ANÁLISIS CON DATOS MACRO

Representación de una red neural
Para poder analizar grandes volúmenes de
información, está ganando auge el uso del procedimiento estadístico de las redes neurales.

El estudio de Díaz et al. (2020) sobre sesgos de género ocultos en datos macro parte de la idea de que si los big data están sesgados, este sesgo se transmite al análisis y al conocimiento generado por éste. Para indagar acerca de estos sesgos, eligen el procedimiento informático de redes neuronales.

Una red neural es un modelo informático automatizado de aprendizaje inspirado en los sistemas nervioso, que se basa en una estructura de vectores. Es capaz de realizar análisis de grandes volúmenes de información: en el caso del estudio de Díaz et al., se tomó una parte importante de la Wikipedia en español.

Uno de los elementos característicos de esta metodología son los encajes neurales. Un encaje es una instancia de una estructura matemática contenida dentro de otra. Uno de los encajes descubiertos en la exploración citada es el siguiente:

            Mujer es a reina como hombre es a: [rey, amidala, príncipe, naboo]

            Hombre es a rey como mujer es a: [Hija, mujer, esposa]

El encaje da cuenta del machismo que domina el lenguaje y las estructuras de pensamiento, incluso en entidades dedicadas a la difusión del conocimiento como Wikipedia. No cuesta imaginar los efectos sociales generados a partir de este tipo de sesgos en una instancia como la mencionada.



BIBLIOGRAFÍA

Díaz Martínez, Capitolina; Díaz García, Pablo y Navarro Sustaeta, Pablo (2020). «Sesgos de género ocultos en los macrodatos y revelados mediante redes neurales: ¿hombre es a mujer como trabajo es a madre?». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 172: 41-60. (http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.172.41
)

martes, 16 de marzo de 2021

TRANSICIÓN PROFESIONAL Y GÉNERO

Transición profesional
La transición profesional es el movimiento que
se produce entre dos momentos profesionales diferentes. Suele ser una barrera difícil de franquear, especialmente si se es mujer.

En el caso de las bailarinas en las artes escénicas se considera "normal" el acortamiento de las carreras profesionales de las mujeres por devaluación de su capital erótico (Hakim, 2012). Igual sucede con las carreras profesionales de las y los deportistas. Es un problema que no se trata con la firmeza necesaria en la discusión con los diversos agentes sociales.

El problema se plantea en estos términos: ¿cómo poner en valor la experiencia sin que suponga el abandono de la carrera profesional? ¿Cómo generar procesos de recualificación y/o traslado para poner en valor la experiencia en otras instancias?

L@s trabajador@s con contratos even­tuales están más expuet@s a salir del mercado profesional sin que cuenten con mayores protecciones sociales, situación que las puede llevar, incluso, al abandono definitivo de su profesión.

Ilustra esta problemática el relato de una representante sindical:
"Por ejemplo, el Ballet Nacional: a una mujer la pueden apartar porque se ve gorda, un hombre tiene que subir mucho de peso para que lo aparten. La Ley ¿qué dice? Simplemente que si tú no estás capacitado física o psicológica o estéticamente te pueden apartar. Sin duda hay una es­tética, te pueden apartar, no de tu contrato, no de tu trabajo, pero sí de esa programación y no puedes decir nada, porque el director artístico o el coreógrafo te dice: es que como has estado lesionada tres meses has cogido un poquito de peso, no se te ve bien, entonces todavía estás un poquito baja, vamos a esperar, baja de peso, te pongo el segundo casting, y esto no se ve con ningún hombre. A un hombre no se le retira de una programación por el peso, a no ser que sea exagerado… Hay un elemento subjetivo que es el del director artístico, entonces en la decisión que tome el elenco… no hay nada objetivo.
[…] esto es un problema… porque este país no tiene establecida la transi­ción profesional de bailarines y bailarinas en las artes escénicas, no lo tiene establecido aún. Entonces todo tiene que ser a base de juicios, de­nuncias… Este país que no tiene eso, porque este país te manda a la calle, no como en Europa o Estados Unidos. Aquí no existe eso. […] Su carrera artística en activo termina. ¿Qué otra cosa puedo hacer que no sea una academia de danza? Dar clasecitas y morirme ahí de asco. ¿Qué más puedo hacer? Eso es una cosa que el Estado tiene que prever. Nosotros hemos sido pioneros en esta propuesta" (López, 2020: 349 en Anlló et al.).
Esta situación debe ser reconocida como problema social, y como tal debe ser visibilizado, legitimado e institucionalizado. Por ello urge colocarlo en la agenda política de las organizaciones sociales, sindicales y del Estado para que el capital humano no sea desechado en perjuicio de los sujetos y de la sociedad en su conjunto.


BIBLIOGRAFÍA

Anllo, F., Fernández, J., Martínez, E.. López, C.M., Peña, E. 2020, Informe sobre la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito de la cultura en el marco competencial del Ministerio de Cultura y Deporte, España.

Hakim, C. (2012) Capital erótico. El poder de fascinar a los demás. Barcelona: Debate.

 

lunes, 8 de marzo de 2021

LA OPACIDAD DE LA DESIGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES

En la anterior entrada escribimos sobre la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el sector público español. Hoy queremos centrarnos en el Ministerio de Cultura y Deporte (MCD).

Nuevamente retomaremos el informe laboral presentado por López (Anlló et al, 2020). Este ministerio está integrado mayoritariamente por mujeres (61%), situación que no daría cabida a mayores sospechas sobre la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en 2018, más aún cuando ellas ocupan las instancias más altas de responsabilidad, excepto la instancia máxima de poder. Pero esta mayoría cuantitativa genera un proceso de opacidad de la desigualdad de oportunidades y trato entre hombres y mujeres en otras esferas.

En términos absolutos las mujeres tienen una mayor presencia en los grupos y niveles superiores. Sin embargo, el análisis desvela que su participación en dichos puestos, en términos proporcionales a su grupo, suele ser menor a la de los hombres, en la mayoría de las dependencias del Ministerio y organismos adscritos, colegiados y dependientes. Es decir, las carreras profesionales de los hombres presentan mayor dinamismo que las de las mujeres. Opacidad en el sen­tido de que es una realidad no evidente, como tampoco es evidente la existencia de un «techo de cristal» que lleva a que las mujeres no avancen al mismo ritmo que los hombres en su desarrollo profesional (2020:340).

Además, es de destacar que proporcionalmente a su grupo, las mujeres están más ubicadas que los hombres en la base piramidal de la retribución salarial; y tienen más contratos eventuales que los hombres.

Sin embargo, queremos resaltar no sólo la desigualdad en cuanto al género sino aquellos dispositivos que colocan límites a la igualdad efectiva entre trabajadoras y trabajadores, sin distinción de género.

El primero de ellos es la división entre personal funcionario y laboral (ver gráfico). Si en la administración civil del Estado el personal laboral representa el 16,3%; en el Ministerio de Cultura y Deporte es el 71% en 2018. Es decir, aquí se refuerza la desigualdad de condiciones de trabajo y de oportunidades basada en dichas categorías. Desigualdad en términos de salario, complementos salariales, movilidad interna, derechos asociados a prestaciones o tiempo, entre otros. Esta situación, que se ha naturalizado y por tanto invisibilizado como fuente de desigualdad, se traduce en una brecha no sólo salarial sino de condiciones laborales y reconocimiento social.

Esta brecha de desigualdad que va más allá de la salarial, se amplía con los trabajadores subcontratados. A pesar de las tasas de reposición de mano de obra existentes en el sector público, la crisis económica, unida a la política de reducción del gasto público, encaminada a la simplificación de las estructuras administrativas y reducción de sus costes de financiamiento y la externalización o subcontratación de actividades, se ha tradu­cido en una disminución del empleo público. Cada vez más el Estado español subcontrata aquellos empleos ligados con actividades vinculadas a las nuevas tecnologías a la vez que externaliza servicios tradicionalmente asumidos con personal propio. Trabajadores que transitan al borde de la exclusión social en las esferas del Estado, con vínculos precarios, sin mayor reconocimiento. Ellos no “pertenecen a la casa”, esta es otra de las opacidades que alimenta la desigualdad y que sufren tanto mujeres como hombres.

Otro dispositivo que alimenta la desigualdad es la pertenencia a un determinado ministerio. Por ejemplo, el Ministerio de Cultura y Deporte, integrado en su mayoría por mujeres, sumado a que la cultura no cuenta con el reconocimiento social e institucional que tienen ministerios como el de Fomento, por ejemplo, recibe un presupuesto menor, con efectos en los complementos salariales recibidos por los funcionarios. Esto genera una brecha salarial interministerial y es otra fuente de opacidad.

Por último, para alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, cabe destacar dos problemas más. Primero, es necesaria una reclasificación social del trabajo. Esto supone poner en valor los trabajos tradicionalmente feminizados: maquillaje, peluquería, utilería, entre otros, cuyo valor de uso y valor de cambio no son los mismos que los desempeñados por hombres.

Podemos concluir: para analizar la desigualdad en el trabajo es indispensable destacar la desigualdad transversal y estructural existente entre hombres y mujeres, pero también es necesario indagar por todos aquellos resquicios de opacidad que dificultan ver las desigualdades que menoscaban las oportunidades y derechos tanto de hombres como mujeres, de personas transgénero, con diversidad funcional y étnica, entre otros.


BIBLIOGRAFÍA

Anllo, F., Fernández, J., Martínez, E., López, C.M., Peña, E. 2020, Informe sobre la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito de la cultura en el marco competencial del Ministerio de Cultura y Deporte, España. 

lunes, 1 de marzo de 2021

EL LENTO PROCESO DE IGUALDAD EFECTIVA ENTRE HOMBRES Y MUJERES

En esta oportunidad nos centramos en la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito laboral en la Administración civil del Estado de España (Anlló, et. al., 2019). A pesar de las dificultades de aplicabilidad de la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hom­bres, ésta representa un marco de oportunidad legal para adelantar políticas orientadas a mejorar la empleabilidad, la permanencia en el empleo de las mujeres, a la vez que potenciar su nivel formativo y su adaptabilidad a los requerimientos del mercado de trabajo.

En los dispositivos de estrategias y gestión se enfatiza, entre otros, la necesaria presencia y composición equilibrada de mujeres y hombres en órganos y cargos de responsabilidad de forma tal que las personas de cada sexo no superen el 60% ni sean menos del 40%. Destaca, además, la igualdad de trato en lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación y a la promoción profesionales en todos los ámbitos de la administra­ción pública.

Porcentaje de mujeres en la administración pública española
En el apartado laboral, López realiza un comparativo entre 2008 y 2018, para analizar la eficacia de la Ley (ver gráfico).

A nivel de la administración civil del Estado, la par­ticipación de las mujeres ha cambiado muy levemente al pasar de 30,6% a 31,7% en dicho período. Es decir, para 2018 no representaba ni la tercera parte del empleo.

El siguiente gráfico muestra cómo los hombres han concentrado tradicionalmente el poder, llegando a ocupar casi el 70% de los altos cargos en los prime­ros años del presente siglo. Mientras la participación de la mujer es irregular, fluctúa entre el 31% y el 41% en 2018. Esto parece indicar que el acceso al poder institucional por parte de la mujer no es aún una política de Estado totalmente consolidada, sino que depende en buena medida de los vaivenes políticos, debido a que dichos cargos son de libre designación.

Porcentaje de mujeres según tipos de personal


A pesar del descenso del empleo público, las mujeres proporcionalmente han mantenido e, incluso, incrementado su participación en calidad de funcionarias. Sin embargo, no superan el 30%. Su acceso a las categorías más altas ha sido lenta, al pasar del 27,4% al 29,6% entre 2008 y 2018. Es de destacar que el grupo de funcionarios/as representa un poco más del 80% del personal de la Administración civil del Estado.

En contraste, bajo las demás modalidades de vinculación, las mujeres suelen ser mayoría como personal estatutario y eventual, y estar casi a la par con los hombres bajo el estatus de personal laboral. Es decir, ellas están más expuestas a tener una vinculación temporal y a estar en la base de la pirámide de distribución salarial.


Evolución de la formación terciaria en España

En conclusión, la Ley de Igualdad es un marco de oportunidad legal para lograr equidad efectiva entre hombres y mujeres en España, pero su aplicabilidad en la administración civil del Estado ha sido muy lenta. La brecha salarial, así como el techo de cristal y el suelo pegajoso perduran.


BIBLIOGRAFÍA

Anllo, F., Fernández, J., Martínez, E., López, C.M., Peña, E. 2020, Informe sobre la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito de la cultura en el marco competencial del Ministerio de Cultura y Deporte, España.

martes, 23 de febrero de 2021

BRECHAS DE GÉNERO EN EL MUNDO DE LA CULTURA


Fátima Anlló et at (2020) visibilizan nuevos campos de investigación sobre desigualdad entre hombres y mujeres. Realizan un estudio sobre la aplicabilidad de la Ley de Igualdad de 2007 en España en el campo de la cultura, centrando el interés en su aplicabilidad en el Ministerio de Cultura y Deporte.

Ley que emerge en pos de alcanzar la igualdad plena y efectiva entre hombres y mujeres, ante la resistencia al cambio a nivel institucional y social, a pesar de las movilizaciones y acciones sociales de “concienciación.”

La Ley se basa en dos principios que sustentan la intervención. El principio de presencia o composición equilibrada, que trata de garantizar una representación significativa de ambos sexos en órganos y cargos de responsabilidad. Y el principio de acciones positivas orientado a eliminar barreras que separan a las mujeres de la igualdad efectiva.

Si bien hay avances, el estudio señala que estos siguen siendo lentos y alerta la necesidad de adelantar políticas más agresivas para reducir las brechas no sólo salariales, sino de acceso al poder ejecutivo, al poder de participación y al poder cultural o de legitimación. Señalaremos brevemente algunas de las conclusiones del estudio:

Primero, según la encuesta de Word Ecomomic Forum, en 2018, para el caso español, el acceso al poder político sigue siendo la principal brecha de género (77,1%); seguido del déficit de participación económica (41,9%), mientras esta se reduce significativamente en el acceso a la educación (4,4%) y a la salud (4,6%). Como se observa en el siguiente gráfico:

Indicadores de brecha de género

Derechos de propiedad en España, brecha de genéro
Segundo, como puede comprobarse en la tabla 
(2020:15), a las mujeres el acceso a un mayor capital cultural no les ha supuesto de manera significativa mayor poder en el campo laboral de la cultura. Muchas de ellas, formadas en este campo, no registraron sus obras, contenidos o servicios. Ellas acceden cada vez más a la universidad, adquieren mayores acreditaciones académicas que los hombres; pero cuando se enfrentan al mercado laboral no logran acceder al mismo, ni registrar y visibilizar sus productos ni alcanzar niveles de poder similares a los de los hombres. Si en el campo académico del ámbito de la cultura ellas llegan a representar el 60%, en el mundo laboral su participación no supera el 40%. “La capacidad de producir contenidos susceptibles de ser distribuidos en el mercado y de producir recursos económicos para sus titulares [ver tabla], separa a las mujeres 26 puntos con respecto a los hombres” (Anlló et al, 2020:16); lo cual supone un despilfarro de talento y creatividad.

Como señala Anlló, remontando a Bourdieu, el campo cultural está dominado por los hombres; son ellos quienes determinan los valores y cánones de calidad artística, a la vez que instruyen a la población para que los interiorice y garantizar así su posición hegemónica.

Además, es de destacar la amplia brecha en las creaciones de las mujeres respecto a las de los hombres, relacionada con la técnica y las TIC´s; situación preocupante dada la tendencia de su posicionamiento en la producción cultural, lo que puede ahondar en un futuro la desigualdad.

Tercero, a pesar de las mejoras en cuanto al acceso al poder ejecutivo, las mujeres no representan más de una tercera parte de las direcciones generales (o cargos de entidad superior); pero avanzan lentamente en los niveles de las subdirecciones.

Cuarto, la presencia de las mujeres como jurados aumenta en 36%; en las comisiones de valoración y ayudas en un 19%, llegando a la paridad. Igualmente se ha alcanzado participación casi paritaria en los Consejos de Cooperación Bibliotecaria, Junta de Ca¬lificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico y Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música—excepto en el caso del Consejo Estatal de las Artes Escénicas y de la Música, cuya participación es del 30%-. Los patronatos y los órganos de gobierno son los menos permeables a la participación de las mujeres en el poder, ellas apenas representan el 25%.
Destaca el impenetrable acceso al poder cultural. El poder de legitimación artística es vergonzosamente masculino. Ellos ocupan el 77% de los puestos de directivos de los centros con producción o programación cultural vinculados al Ministerio. Bien sea por dependencia directa o mediante adscripción o consorcios. Más aún, esta desigualdad llega al 88% en los cargos de dirección artística.

Investigaciones como esta muestran la dificultad de remover la desigualdad entre hombres y mujeres. Sería interesante replicar este tipo de estudios en otros contextos para analizar la eficacia de la ley.

BIBLIOGRAFÍA

Anllo, F., Fernández, J., Martínez, E.. López, C.M., Peña, E. 2020, Informe sobre la aplicación de la Ley de Igualdad en el ámbito de la cultura en el marco competencial del Ministerio de Cultura y Deporte, España.



lunes, 11 de enero de 2021

MOVIMIENTO QUEER Y TRANSEXUALIDAD

Movimiento Queer
Judith Butler (2001) define el género como un sistema de convenciones, reglas, normas sociales y prácticas institucionales que producen performativamente el sujeto que pretenden describir. No es una verdad psicológica ni un atributo esencial al individuo, es una práctica discursiva y corporal performativa a través de la cual el sujeto adquiere inteligibilidad social y reconocimiento político.

La palabra queer tiene un origen anglosajón y significa una injuria sexual: put@, bollera, tortillera, maricón, anormal, travesti, loca. Designa todas aquellas prácticas e identidades sexuales que se alejan de la norma, que están por fuera de la categoría binaria de género (la feminidad/masculinidad) y distantes de prácticas heterosexuales (homosexual, bisexual, lesbianas, transgénero e intersexual).

Su emergencia en los años 80, en New York y los Ángeles, supuso microrrevoluciones de carácter radical, al margen de los movimientos feministas, de gays y lesbianas, representantes de grupos de blancos y de clase media, según Preciado (2008). Desde una perspectiva antiasimilacionista y antiidentitaria, el movimiento queer se distancia de los grupos hegemónicos a la vez que se fracciona internamente.

Hay transexuales que señalan haber nacido “encerrados en el cuerpo del sexo contrario” y que piensan que los dispositivos técnicos puestos a su servicio por la medicina contemporánea no son sino formas de desvelar su auténtico y verdadero sexo. Otros transexuales afirman su condición gender queer, de desviados de género, pero rechazan las asignaciones hombre y mujer como imposiciones normativas. Según Preciado (2008) esta diferencia política más que somática, entre personas bio-género y personas transgénero parece irreconciliable, pero se volverá obsoleta durante los siglos venideros.

La teoría queer avanza en los procesos de desvelar la invención política de la sexualidad (heterosexual/homosexual); en la crítica a los dispositivos políticos de asignación de género y de identidad sexual; y en la visibilización de colectivos tradicionalmente excluidos dentro del movimiento feminista: negros, migrantes, discapacitados, clases populares y todos aquellos colectivos considerados abyectos, subalternos.

Sin embargo, cada vez se fragmenta más internamente. Por un lado, el ala más radical se opone a cualquier pretensión de normalización de la categoría de género, a tal punto que apuesta a no inscribirse en ninguna opción de la clasificación binaria identitaria de tipo sexual. “Queer no puede ser una identidad”.

Por otro lado, se opone a una política de integración y reproducción del matrimonio entre personas del mismo sexo como dispositivo heteropatriarcal disciplinante; a las posiciones abolicionistas respecto al trabajo sexual que terminan invisibilizándolo y precarizando a sus trabajadores/as; y a las políticas de paternidad.

Un ejemplo, del ala radical es Paul B. Preciado quien intervino su cuerpo con testosterona para transitar de manera libre y construir su propia identidad; identidad abierta, que transita: "No soy un hombre. No soy una mujer. No soy heterosexual. No soy tampoco bisexual. Soy un disidente". Esta posición teórica y política muestra la fragmentación del feminismo e incluso, del movimiento queer y de los partidos políticos (es el caso de izquierda Unida, de Podemos frente al PSOE, en España). Su posición no es negar la importancia actual e histórica del feminismo sino de plantear que éste ha sido y es insuficiente.

El género (femenidad/masculinidad) no es ni un concepto, ni una ideología, ni un perfromance: se trata de una ecología política. La certeza de ser hombre o mujer es un ficción somaticopolítica producida por un conjunto de tecnologías de domesticación del cuerpo, por un conjunto de técnicas farmacológicas y audiovisuales que fijan y delimitan nuestras potencialidades somáticas funcionando como filtros que producen distorsiones permanentes de la realidad que nos rodea (Preciado, 2008:89).

Por ello, en una de sus múltiples ponencias Preciado señala: Empecé siendo feminista radical y ahora soy trans antiidentidad porque la identidad, como el género o la raza, es una invención, el modo de hacer política del antiguo régimen. Agrega que la palabra queer ha perdido buena parte de su potencial subversivo, ha dejado de servir como denominador común para nombrar los procesos de proliferación de estrategias de resistencia a la normalización.

Esta es una disputa política, que irá haciendo camino a través de esas microrrevoluciones que pueden llegar a tener un mayor alcance para determinar cómo nos construimos como sujetos. De todas formas, urge comprender también las condiciones específicas de la opresión de los cuerpos transexuales, transgénero, discapacitados o racializados.


BIBLIOGRAFÍA

Butler, Judith, 2001, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Paidos, México. 
Preciado, Beatriz 2008, Testo Yonqui. Editorial Espasa, Calve S.A. España.

lunes, 28 de diciembre de 2020

GÉNERO: PRINCIPIO AUTOCOBAYA COMO MÉTODO

Conócete a ti mismo quiere decir envenénate a ti mismo, transfórmate a ti mismo (Beatriz Preciado, 2008: 253). 

Beatriz Paul Preciado

Beatriz Preciado, hoy Paul B. Preciado, empieza a intervenir su cuerpo con testosterona en gel para experimentar el intergénero sin que mediara ningún protocolo oficial de cambio de sexo. Experimentos similares fueron realizados por Freud y Benjamín, quienes realizaron registros sobre sus prácticas de intoxicación voluntaria, con cocaína y hachís respectivamente, como medio de aproximación a un fenómeno estudiado.

Este proceso lo denomina Principio Autocobaya (PA), entendido como un modo de saber y transformación política; como un conjunto de políticas de experimentación corporal y semiótico-técnica. Por ello no basta intervenir el cuerpo con sustancias sino reprogramar el alma, someter su subjetividad a través de ejercicios de reeducación y control del sistema de reacción emocional, a través, por ejemplo, de talleres Drag King. "El que quiera ser sujeto político que empiece a ser rata de su propio laboratorio" (2008: 248), señala Preciado mientras se autoaplica testosterona y escribe Testo Yonqui. Principio o método que fue expulsado de las narrativas dominantes contemporáneas, de los discursos del feminismo y de los movimientos de liberación de minorías sexuales.

Primero, parte de reconocer que el género es una construcción social de carácter binario (femenino/masculino), lo cual supone un ejercicio de violencia simbólica sobre los sujetos al obligarlos a elegir una u otra categoría. Su apuesta es resistir a este proceso de normalización de los cuerpos, tanto físico como subjetivo.

Segundo, considera que los sujetos tienen la potestad de definir su género o, incluso, diluirlo en una serie de posibilidades abiertas que están por descubrir-: “Mi género no pertenece a mi familia ni al Estado ni a la industria farmacéutica. Mi género no pertenece ni siquiera al feminismo, ni a la comunidad lesbiana, ni tampoco a la teoría Queer. Hay que arrancar el género a los macrodiscursos y diluirlo en una buena dosis de psicodelia hedonista micropolítica” (2008: 284).

Tercero, asumir el PA es adentrarse en un campo de resistencia política. Más que la representación, la autoexperimentación intencional supone la capacidad de resistir y rechazar la norma, de crear planos de acción subjetiva.

Cuarto, el PA supone una resistencia a los dispositivos y caminos trazados por los contextos social, científico y jurídico.

Quinto, la dependencia. Mientras escribía Testo Yonqui, Preciado señalaba que una pequeña dependencia no podría llamarse testomanía. El problema, señala: “es la gestión de la propia identidad: hombre, mujer, transexual, trasgénero, etc… es el diablo que se mezcla con la sangre” (2008: 304).

Es indudable que Testo Yonqui abrió todo un campo de discusión tanto entre las narrativas feministas como en las ciencias sociales. Desde éstas cabe preguntarse por los límites del Principio Autocobaya como método de investigación.

¿En qué medida la inmersión como objeto/sujeto de investigación sin ningún tipo de mediación, nos acerca a una mayor comprensión de la realidad? Independientemente de los riesgos que se asume como sujeto, cabe destacar si esta inmersión es limitada en términos metodológicos. El sujeto podrá intervenir su cuerpo para alcanzar el nivel de objeto en su plenitud, pero nos abocamos al problema de la representatividad. Las subjetividades descubiertas no dejan de ser de un sujeto que está situado socialmente, de un cuerpo, incluso, biológico, que posee una historia y una serie de atributos, los cuales pueden ser compartidos por otros grupos sociales. Pero quedarían por fuera de la investigación una serie de cuerpos intervenidos, cuyas opciones sociales se distancian de las de Beatriz y/o Paul B. Preciado en cuanto a sus posibilidades y subjetividades.

No obstante, su permanente capacidad de cuestionar lo normalizado, su resistencia a aceptar todas aquellas categorías sociales construidas relacionadas con los campos del feminismo y la sexualidad, nos lleva a seguir abordando el pensamiento de ella y/o él en próximas entradas, por su capacidad de trasgresión académica, social y política en su rol de hacker trans, capaz de construir categorías sociales como bio-capitalismo farmapornográfico.


BIBLIOGRAFÍA

Preciado, Beatriz, 2008, Testo Yonqui. Editorial Espasa, Calve S.A. España.


lunes, 21 de diciembre de 2020

CAPITALISMO FARMAPORNOGRÁFICO

capitalismo-farmapornografico
Beatriz Preciado, hoy Paul B. Preciado, en su “Testo
Yoqui” (2008), plantea el paso del régimen disciplinario al régimen farmacopornográfico. Esto supone el paso del poder negativo, entendido como el control de los cuerpos a través de dispositivos ortoarquitectónicos externos (panóptico: escuelas, fábricas, cárceles, sanatorios, etc.) al poder positivo, que busca intervenir sobre los cuerpos internamente para producir subjetividad, deseos. En el nuevo régimen “el cuerpo ya no habita los lugares disciplinarios, sino que está habitado por ellos, siendo su estructura biomolecular y orgánica el último resorte de estos sistemas de control” (2008:67). Los sujetos engullen productos farmacológicos y audiovisuales que fijan y delimitan sus potencialidades somáticas funcionando como filtros que producen distorsiones permanentes de la realidad que les rodea; atraviesan sus cuerpos para transformarlos y producir subjetividades, estados del alma.

El bio-capitalismo farmapornográfico se sostiene sobre los pilares de las industrias farmacéutica y audiovisual. La pornografía construye subjetividades, representaciones y cuerpos; busca excitar los sentidos, configurar sujetos deseantes de un tipo de sexualidad, de cuerpo, de vida. La industria audiovisual se sustenta en el principio pornográfico, es decir, en la búsqueda de la excitación permanente para construir sujetos deseantes. El cuerpo postmoderno se vuelve al mismo tiempo colectivamente deseable y real gracias a su gestión farmacológica y a su promoción audiovisual. Vivimos en una era toxico-porno (2008:45).

Estas dos industrias, la visual y la farmacéutica, han generado, en términos ontopolíticos, el “tecnogénero” que da cuenta del conjunto de técnicas fotográficas, quirúrgicas, farmacológicas, biotecnológicas, cinematográficas o cibernéticas que constituyen perfomativamente la materialidad de los sexos.

"El objetivo de estas tecnologías farmacopornográficas es la producción de una prótesis política viva: un cuerpo suficientemente dócil como para poner su potentia gaudendi, su capacidad total y abstracta de crear placer, al servicio de la producción del capital. Fuera de estas ecologías somaticopolíticas que regulan el género y la sexualidad, no hay ni hombres ni mujeres, del mismo modo que no hay ni heterosexualidad ni homosexualidad" (2008:90).

Distante de una posición liberal, Preciado plantea que los sujetos no son libres ni autónomos, sino frágiles e interrelacionados, cuyas posibilidades dependen de su resistencia colectiva. La programación de género, como tecnología sociopolítica, moldea la subjetividad y permite que los cuerpos piensen y actúen como cuerpos individuales, que se autoemprenden como espacios y propiedades privadas, con una identidad de género y una sexualidad fija.

La programación de género dominante parte de la siguiente premisa: un individuo =un cuerpo=un sexo= un género = una sexualidad. Preciado avanza con una apuesta política y académica radical de deconstrucción del género y con él del sexo, los deseos y la identidad. Busca develar la violencia simbólica que este encarna y mostrar las múltiples posibilidades de ser, de existir, individual y colectivamente.

Por un lado, no hay dos sexos, sino una multiplicidad de configuraciones genéticas, cromosómicas, hormonales, genitales, sexuales y sensuales. Por otro lado, es necesario derribar la programación de género lo cual supone romper con los binarios: feminidad/masculinidad, heterosexualidad/homosexualidad; cuestionar los límites del deseo (a quién y cómo desear); apostar por una identidad no esencialista, fija que excluye al otro; además de cuestionar las instituciones que han configurado la familia (el matrimonio, la paternidad).

Remando a De Lauretis señala que el sujeto es al mismo tiempo un productor y un intérprete de signos, siempre implicado en un proceso corporal de significación, representación y autorrepresentación. En este sentido Preciado afirma: “… yo creo que será una revolución pansexual inminente: la disolución de la identidad sexual en una multiplicidad de deseos, prácticas y estéticas, la invención de nuevas sensibilidades, nuevas forma de vida colectiva…, todo eso me parece entonces posible, real, inevitable” (2008: 70).

El bio-capitalismo farmacopornográfico es una narrativa que coloca en primer plano el poder de dos industrias, la farmacológica y la visual, articuladas a la construcción de nuevos sujetos y subjetividades, lo que constituye un aporte importante. Sin embargo, deja de lado, por ejemplo, el poder ejercido por las corporaciones financieras a la vez que el sujeto trabajador se desvanece, dando prioridad a los abyectos, sujetos invisibilizados históricamente por razones de orientación sexual, raza, etnia, procedencia, diversidad funcional, entre otros.

Es un/a autor/a polémica/o, apasionada/o cuya apuesta por deconstruir y arrasar con lo normalizado supone una ejercicio intelectual a seguir, independientemente de si se comparte o no la totalidad de su propuesta teórica y metodológica como veremos en otras entradas.


BIBLIOGRAFÍA

De Lauretis, Teresa, 2000, Techologies of Gender: Essays on theory, film, and Fiction. Indiana University Press, Boomington.

Preciado, Beatriz 2008, Testo Yonqui. Editorial Espasa, Calve S.A. España.

lunes, 14 de diciembre de 2020

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LOS CUIDADOS

Robots encargados del cuidado
La inteligencia artificial abre un campo muy amplio de
investigación para las ciencias sociales, debido a la robotización cada vez más creciente de actividades consideradas, hasta hace poco tiempo, propias de los humanos. Vanessa Nurock (2020) se pregunta: ¿puede prestar cuidados la Inteligencia Artificial?

Define la IA como el conjunto de tecnologías vinculadas con la ciencias de la información y la comunicación cuyo distintivo es la automatización de las funciones intelectua­les; carece de género en la medida en que su uso va desde prototipos “más” femeninos como los ligados al mundo del cuidado; a aquellos considerados “más” masculinos, vinculados a la maquinaria de guerra, drones o supersoldados.

Nurock llama la atención sobre cómo creadores y programadores de inteligencia artificial (IA) terminan reproduciendo en los dispositivos las estructuras de dominación patriarcal, relegando a las mujeres a las tradicionales posiciones de subalternidad y reproduciendo los roles de género.

Se observa en robots cuya función es la atención al público y se feminiza su estética y forma de comunicación; cuando se considera que la voz que da órdenes debe ser masculina, demandando a la usuaria adaptarse a las exigencias de la tecnología; o cuando los asistentes personales recalcan el sistema de dominación patriarcal:

… “Me pondría colorada si pudiera” (“I’d blush if I could”) responde Siri, sumisa, a un interlocutor que le lanza “Hola Siri, eres una golfa” ("Hey Siri, you are a bitch”). Como muestra Hilary Bergen (Bergen, 2016), estas asistentes personales han sido programadas para invitar al flirteo (por así decirlo), hasta en los casos en los que se convierten un acoso agresivo, lo que no deja de ser un problema” (Nurock (2020: 222).

La autora plantea que no es un problema de sesgo de género, sino un problema de orden estructural. Por ello, no es suficiente incorporar cada vez más mujeres al campo de la IA, ni diversificar los data. “El problema, sobre todo, es que la IA reproduce, refuerza y conlleva el riesgo de autonomizar unas estructu­ras sociales de dominación” (2020: 227). La IA no es neutral ni imparcial, es producida por grupos de sujetos situados históricamente.

Se ha olvidado que los equipos que han participado en el éxito de la IA, inicialmente eran mixtos. Estos se han ido masculinizando en la medida en que la IA se convertía en un asunto importante, borrando de la historia la figura femenina.

¿Pude la IA cuidar? Qué relaciones estamos dispuestos a delegar, a construir con la IA, considerando, incluso nuestros espacios más íntimos. Hay corrientes de investigadores que buscan promover la construcción de artefactos de IA dotados de empatía, de "sentimientos" e, incluso, buscan proveerlos de derechos (Gunkel, 2018). Ello lleva a reflexionar sobre cómo concebimos la IA, qué propiedades le vamos a atribuir y por qué.

Llama la atención sobre el peligro de la artificialización de la IA, lo cual supone una naturalización de la misma, es decir, proveerla de una supuesta imparcialidad y por tanto considerarla moralmente buena.

La IA expresa esa línea abierta en que se encuentra ser humano entre lo animal y la técnica; la técnica por su capacidad de crear subjetividades y sentimientos, de construir representaciones y de transformar los cuerpos. Es un campo a explorar que requiere ser investigado y reflexionado, desde la ética y la política, es decir, desde el poder, pues compromete al tipo de sociedad que queremos construir y, por tanto, a la sociedad en su conjunto.

Estos avances se realizan a espaldas de la sociedad desde un marco supuestamente neutral de las ciencias de la robótica, de ahí la importancia de abordar este problema desde la interdisciplinariedad, dando cada vez mayor cabida a las ciencias sociales.


BIBLIOGRAFÍA

Gunkel, D. (2018). Robot Rights. s.l.:MIT Press.

Nurock, V. (2020) ¿Puede prestar cuidados la Inteligencia Artificial? Cuadernos de relaciones laborales. 38(2) 2020: 217-229, Universidad Complutense, Madrid. 


domingo, 24 de mayo de 2020

DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO EN LA JUBILACIÓN EN ESPAÑA

Discriminación de género en pensiones públicas en España
Antía Domínguez-Rodríguez
Antía Domínguez-Rodríguez, Pilar Zuera y Pau Miret(2020), realizan un interesante estudio sobre diferencias de acceso a la jubilación pública entre hombres y mujeres en España.

Para ello toman como fuentes la Encuesta de Población Activa en 2006 y 2012 y la Muestra Continua de Vidas Laborales entre 2004 y 2016. Para analizar esos datos, construyen tablas de permanencia en el mercado laboral, que muestran que las mujeres tienden a tener trayectorias laborales más cortas y con un número mayor de interrupciones.

A partir de estos datos, las autoras establecen tres ejes de la discriminación de género:

1. Una mayor proporción de mujeres no llega nunca a recibir una pensión contributiva.

2. Las mujeres acceden más tardíamente a la jubilación, con un menor número de años cotizados. Por lo que, con el sistema actual, las pensiones de las mujeres son monetariamente más bajas, y

3. Se da una fuerte polarización educativa dentro de las mujeres. Siendo el grupo de mujeres más cualificadas las que reducen las diferencias con los hombres.

Con ese diagnóstico, cabe preguntarse si los recientes cambios en el sistema de cotizaciones han repercutido en una reducción de estas diferencias. La respuesta es no, pues la dinámica a nivel español ha circulado hacia el aumento de la edad de jubilación y del número de años considerados para el cálculo de la pensión. Aspectos que perjudican a las mujeres respecto a los hombres.

Se hace necesaria, pues, una propuesta de cambios en el sistema de jubilación que permitan reducir esa brecha. Un discurso que se añada a reflexiones ya existentes, como la mercantilización de los cuidados.


BIBLIOGRAFÍA

Domínguez-Rodríguez, Antía; Zueras, Pilar y Miret Gamundi, Pau (2020). «La pensión pública de jubilación en España: una triple discriminación de género». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 170: 35-54. (http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.170.35)

domingo, 8 de marzo de 2020

INFORME DE EUROFOUND SOBRE IGUALDAD DE GÉNERO EN EL TRABAJO

Imagen del trabajo
Igualdad de género en el trabajo
Aunque en este blog no solemos celebrar efemérides, entendemos que hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una jornada de lucha, concienciación y difusión de conocimiento relativo a la desigualdad entre hombres y mujeres. Por ello, nos referimos en esta entrada al informe “Condiciones de trabajo. Igualdad de género en el trabajo”, de Eurofound (2020).

En el documento, después de evaluar las políticas implementadas, se abordan cuestiones como patrones de género en el empleo, características del ambiente de trabajo, intensidad del mismo, horarios y flexibilidad horaria, así como habilidades y responsabilidades en el trabajo. En un apartado diferente del informe se analiza la evolución de los datos de igualdad de género en el trabajo en el período 2005 a 2015.

Para abordar las diferencias de una manera más profunda, el informe establece varios perfiles de calidad en el trabajo, que son los siguientes: Trabajos de "altos vuelos", trabajos de "trayectorias tranquilas", trabajos "bajo presión" y “empleos de mala calidad”.

Eurofound es la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, es una organización tripartita de la Unión Europea, cuyo cometido es ofrecer conocimientos para contribuir a la articulación de mejores políticas sociales y en materia de empleo y trabajo. Creada en 1975, actualmente tiene su sede en la ciudad de Dublin.


BIBLIOGRAFÍA

Eurofound (2020), Gender equality at work, European Working Conditions Survey 2015 series, Publications Office of the European Union, Luxembourg.

domingo, 1 de marzo de 2020

CERTIFICADO DE IGUALDAD SALARIAL EN ISLANDIA

Desigualdad de género
Brecha salarial
En entradas anteriores nos hemos referido a la brecha salarial ajustada y no ajustada, al techo de cristal y al suelo pegajosoasí como a mujeres en la administración pública española. Hoy nos referiremos a una reciente propuesta encaminada a superar estas desigualdades de género.

El Gobierno de Islandia aprobó en 2018 una ley que obliga a las empresas de 25 o más empleados a auditar los salarios y complementos salariales. Con vistas a detectar las diferencias de retribución otorgadas por empleo a tiempo parcial, horas trabajadas y bonificaciones, entre mujeres y hombres. ¿Por qué es importante contar con un sistema transparente de retribución salarial?

Queremos destacar dos aspectos. Primero, la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres pasa por la obtención de un certificado público de igualdad salarial de género, tanto en el sector público como en el privado. Las administraciones públicas deben abanderar la construcción de una metodología de medición de la brecha de género y para ello es indispensable favorecer la transparencia salarial por parte de todas las empresas, independientemente de su tamaño. No hay justificación de ningún tipo para que en empresas pequeñas o grandes se permita que, a igual trabajo, los hombres devenguen más que las mujeres. 

Segundo, cuando en buena parte de los países europeos se consolidó una sociedad de empleo, esta estuvo asociada a la fuerza de las organizaciones sindicales, expresada en una regulación salarial transparente –aunque desigual entre hombres y mujeres- que permitía saber cuál era el salario del compañero. Actualmente, la reducción del poder de negociación colectiva ha ido acompañada de la negociación individualizada, de tal manera que en medio del secretismo, la empresa “negocia” de manera individual con cada trabajador el salario. Sin que nadie sepa cuánto gana el compañero de al lado. Esto se ha traducido en un pacto de silencio en el cual nadie se atreve a preguntar: ¿cuál es tu salario? ¿Cuánto ganas? Esta situación da poder al capital a la par que debilita la lucha colectiva y perjudica en especial a las mujeres.

domingo, 12 de enero de 2020

MUJERES EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA ESPAÑOLA

En esta oportunidad interesa darle contenido a los conceptos que hemos expuesto en dos recientes entradas, para lo cual nos preguntamos en qué situación se hayan las mujeres españolas en la Administración General del Estado (AGE). El cuadro Nº1 señala cambios importantes en cuanto al acceso de la mujer a cargos de responsabilidad y poder. Para 2018 ,el 43% de los altos cargos eran ocupados por mujeres. Pero si realizamos un análisis global y más minucioso descubrimos que sólo el 25,5% del personal DGE está cubierto por mujeres, y en esa medida sólo el 22% son funcionarias. Los puestos del Estado siguen siendo ocupados por mayoritariamente por hombres, con lo que esto significa en cuanto a estabilidad laboral; mayor posibilidad de conciliación de la vida personal, familiar y laboral; o más días de permisos remunerados, entre otros aspectos. 

Pero en donde sí hay equiparación entre hombres y mujeres es dentro del llamado personal laboral, al representar el 5,9% y 5,7% respectivamente del total de empleados de la DGE. Grupo que no goza de los mismos beneficios en materia salarial (complementos) ni tampoco goza de las mismas posibilidades de desarrollo de carrera profesional que personal funcionario. 

Sin embargo, a pesar de representar una cuarta parte del personal funcionario, el análisis intragrupos, es decir, dentro del grupo de mujeres y de hombres, señala que las mujeres proporcionalmente han ido ganando espacio. El 15% de las mujeres frente al 9,1% de los hombres están en el Grupo A1, el más alto; igual sucede con la pertenencia al Grupo A2: 14,5% y 10,6, respectivamente. 

No obstante, en el grupo de menores ingresos y responsabilidad (C2) proporcionalmente hay más mujeres que hombres: 17,5% frente a 2,2%. Además, ellas ocupan el 64% de los contratos eventuales.


 
ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO
TIPOS DE PERSONAL
Hombres
Mujeres
TOTAL
ALTOS CARGOS
151
112
263
PERSONAL EVENTUAL 
308
425
733
    GRUPO A1
15.347
7.095
22.442
GRUPO A2
17.879
6.847
24.726
 GRUPO C1
131.629
24.937
156.566
 GRUPO C2
3.794
8.278
12.072
 Grupo E y Agr. Profesionales
47
18
65
 TOTAL funcionarios
168.696
47.175
215.871
OTRO PERSONAL
23
10
33
Cap. I Fijos
13.822
12.606
26.428
 Cap. I Eventuales
789
1.379
2.168
 Capítulo VI
9
18
27
TOTAL personal laboral
14.620
14.003
28.623
PERSONAL ESTATUTARIO DEFENSA
348
1.330
1.678
TOTAL
184.146
63.055
247.201
                                    Fuente: Ministerio de Hacienda, 2018: 23.


Estos datos nos llevan a plantear cambios importantes tanto en el campo de la política como en las estrategias de las mujeres para orientar sus carreras profesionales. Primero, se observa una mayor voluntad política al ubicar en cargos de libre designación a mujeres. Esto no supone que se haya roto con el techo de cristal, porque en muchas instancias del Estado, el poder institucional y de legitimación siguen ocupados por hombres. Segundo, en el marco de la DGE, a pesar de que las mujeres funcionarias son radicalmente minoría, se observa un mayor dinamismo en sus carreras al ubicarse proporcionalmente más que los hombres en los grupos de mayor responsabilidad y acreditación académica. Tercero, a pesar de ser minoría en la AGE (25,5%), su participación se equipara con la de los hombres en su condición de personal laboral y están mayoritariamente situadas en la base de la pirámide de retribución salarial y con mayores contratos eventuales. 

Podemos concluir, que si hay voluntad política puede resquebrajarse el techo de cristal, en la medida que los cargos más alto son de libre designación. Pero, aún falta mucho camino por andar en tanto el marco de oportunidades que la mujer española ha tenido para acceder a la función pública ha estado lleno de obstáculos, como evidencia su participación minoritaria en la función pública, específicamente en la DGE. Y porque, incluso, en la esfera del Estado se reproduce la situación que vivencia en el sector privado: ocupa mayoritariamente la base de la pirámide retributiva y acceden al sector público con mayores contratos eventuales que los hombres. 

No obstante lo anterior, el dinamismo de las carreras profesionales de las funcionarias puede estar siendo explicado por cambios de orden social (son mayoría en el sistema universitario) y por condiciones laborales más favorables al desarrollo profesional como son las políticas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, que tienen mayor implementación en el marco de la administración pública. 


BIBLIOGRAFÍA

Ministerio de Hacienda, 2018, Informes Anuales Personal al Servicio del Sector Público Estatal. Gobierno de España, Intervención General de la Administración del Estado.