viernes, 27 de noviembre de 2015

SAS FORECAST, EL MÓDULO DE PROSPECCIÓN ESTADÍSTICA DE SAS

Módulo de pronóstico estadístico de SAS
SAS Forecast Server es un módulo de SAS orientado hacia la obtención automática de predicciones estadísticas.

El desarrollador plantea como principal ventaja de Forecast que facilita la realización de estas tareas sin necesidad de escribir código. Es decir, permite trabajar con el módulo de una manera interactiva mediante menús, dejando para los usuarios más avanzados el trabajo de escribir los programas SAS. Ello incide en la creciente demanda de uso de los paquetes estadísticos por parte de cada vez más miembros de un proyecto.

Otro de los beneficios destacados es la posibilidad de trabajar muy ágilmente con enormes cantidades de datos. Además, la planificación del trabajo de prospección incluye la programación de pronósticos en períodos, por ejemplo, de vacaciones para los analistas.

La última versión de SAS Forcast Server es la 14.1, que incluye una interfaz web para los pronósticos (SAS Forecast Server Client) desde la que se puede configurar los análisis realizados, segmentar las series temporales o escribir código para modelos personalizados.

jueves, 19 de noviembre de 2015

DOCUMENTOS AUTOBIOGRÁFICOS (II): SU USO

El material autobiográfico está compuesto por historias diversas e irregulares, que posibilitan el acceso a una totalidad social considerada en sus manifestaciones singulares. Como investigador ¿cómo construyo un corpus de autobiografía y cómo busco información en ese corpus?

Primero, el investigador debe compilar y seleccionar un corpus de autobiografías, para lo cual puede acudir a personas especializadas o conocedoras del medio. Létourneau (2007) aconseja someter la autobiografía a una contextualización, que suele implicar una crítica interna y externa del documento, pero no de manera rigurosa -en términos académicos- en la medida en que la autobiografía comunica una experiencia singular y compleja. La opción de utilizar un documento de este tipo depende del problema a investigar.

El paso siguiente es elaborar una metodología de análisis, es decir, adelantar un conjunto de procedimientos que posibiliten entrar en relación científica con el contenido de las autobiografías. Para ello, Létourneau propone cuatro pasos: 1) identificar en el corpus reunido episodios, situaciones, prácticas y reflexiones. Esto permitirá diseñar un modelo abierto para construir hipótesis, conceptos y nuevas categorías. 2) Resumir las prácticas y situaciones respetando el contexto en que fueron incluidas por el autor/a. Debe centrarse en el contenido manifiesto de la narración –lo explicito- y/o en el contenido latente, es decir, aquello que el texto dice en segundo grado, pero que resulta útil para la investigación particular. 3) desentrañar las significaciones totalizadoras que atraviesan las prácticas, vivencias y situaciones identificadas. Suele ser frecuente que el propio autor brinde estas significaciones. Y 4) evitar reducir una situación o una práctica a un caso particular, a un epifenómeno; debe considerar la complejidad de una totalidad social a partir del análisis de la especificidad de la situación.

En la medida en que la autobiografía se orienta a desentrañarar las significaciones totalizadoras de la historia personal -no a reconstituir una experiencia estandarizada- es inadecuado someter este material a procesos de cuantificación, de categorización rigurosa o de tipificación.

El paso final es la construcción de una interpretación, es la fase de libertad y de imaginación de la investigadora/or. “El actor es el punto de origen y el punto de llegada del esfuerzo de inteligencia del analista. Sin embargo, el actor individual del comienzo del estudio se transforma en actor social al final del análisis” (2007:162).

Sirva como ejemplo el caso de una investigación que indagaba sobre la razón por la cual los cultivadores de Quebec a finales de la década de 1950 no asimilaban las normas de modernidad avanzada, tal como se imponía en el seno de la sociedad. En ella, el investigador hace uso de 20 autobiografías, en una de las cuales se relata:

“Ellos querían educarnos. Querían enseñarnos cómo trabajar nuestra tierra. Recuerdo al dedillo el término que empleaban: racionalmente… querían que uno gastara, que uno comprara: máquinas, abonos, herramientas. Para producir más, según decían. Si yo hubiera comprado otro tractor, que hacía todo más rápido, mi muchacho se habría ido y no hubiera aprendido nada, pues yo hubiera podido hacer el trabajo solo. Por otro lado, eso me hubiese significado gastar más para otro tractor. Me hubiera metido en las finanzas. A mí no me gustaban los bancos. Uno pierde su independencia. Por otra parte, a mí me gusta trabajar sin afanes… con las máquinas yo me hubiera quedado con las manos vacías. Mi mujer no lo hubiera tolerado, a ella no le gusta que yo le moleste la vida, y a mí tampoco. Un tiempo para cada cosa, y cada cosa a su tiempo, como se dice. En todo caso ellos no lo lograron. Yo no lo lamento, pues me hubieran cogido por el cuello. Es verdad que no tengo gran cosa, pero todo lo que tengo me pertenece” (2007: 160).

El estudio concluye cómo esta decisión que aparece como irracional, como rechazo a la incorporación de nuevas tecnologías, responde a una racionalidad material, en torno a valores –en términos weberianos-. Lo que está en juego es la independencia del cultivador, altamente valorizada por él, la cual es innegociable. Quien tampoco está dispuesto a perder su rol de educador privilegiado que orienta el destino de su primogénito; ni a renunciar a ver su trabajo como modo de vida y vocación, pues supondría resquebrajar los lazos de solidaridad familiar. El tractor sintetiza un conjunto peculiar de relaciones sociales y una dinámica económica diferente. El cultivador comprende ésto, ve cómo la cohesión social basada en la unidad familiar es cuestionada y no está dispuesto a negociarla. Incomprensible para el tecnócrata orientado por otra cosmovisión. Como se observa, esta fuente documental lleva a la reconstrucción y reinterpretación del fenómeno.

Os invitamos a explorar estas fuentes primarias que pueden ser ricas en expresiones individuales pero sobre todo sociales.



REFERENCIAS

Joselyn Létourneau (2007) “La caja de herramientas del joven investigador”. La Carreta Editores, Medellín, Colombia.

viernes, 13 de noviembre de 2015

DOCUMENTOS AUTOBIOGRÁFICOS EN LA INVESTIGACIÓN

Joselyn Létourneau, en su libro “La caja de herramientas del joven investigador”, llama la atención de la necesidad de emplear documentos autobiográficos en la investigación.

A finales del siglo pasado las ciencias humanas y ciencias sociales empiezan a hacer uso de estos documentos como material válido en la investigación de fenómenos históricos y aquellos vinculados a la vida cotidiana, a la identidad, a la memoria colectiva, entre otros. Las autobiografías revelan preciosos testimonios para desentrañar la forma de decir, hacer, pensar y sentir no sólo de sujetos individuales sino de sujetos que han estado insertos en el mundo social, político y económico en un tiempo determinado. Sujetos que expresan no sólo su singularidad sino su particularidad, en la medida en que sus vidas están atravesadas por lo social, lo material, lo colectivo.

Según Létourneau “la autobiografía designa una narración introspectiva y retrospectiva que una persona hace por escrito de su propia vida, sin la presencia de interlocutores o intermediarios exteriores” (2007, 150). En este sentido se excluyen las biografías redactadas por terceras personas, las novelas, las narraciones que describen lapsos o circunstancias puntuales de la vida y los diarios íntimos (Philippe Lejeune, 1986, citado pág. 150).

A pesar de su riqueza, el uso de la autobiografía como fuente primaria de investigación sigue siendo marginal. Las autobiografías nos colocan en presencia de reconstrucciones, que pueden facilitar aclarar un momento histórico. Según Létourneau, son documentos que expresan un saber creíble, que expresa vivencias interpretadas por un testigo que se ha convertido en escritor. A pesar de las dudas que genera este tipo de documento, su interés radica: primero, en que abre nuevos campos de investigación y posibilita pensar el pasado de forma diferente, pensarlo en clave generacional, distanciándose de la periodización basada en grandes acontecimientos. Segundo, a veces son las únicas fuentes que brindan acceso al universo mental y material de categorías sociales de un momento u época determinado. Por ejemplo, el mundo sexual femenino puede ser desentrañado a través de algunas autobiografías que develan su mundo privado, distante de modelos estereotipados de moralidad femenina.

Sin embargo, no hay que ponderar excesivamente la utilidad de estas fuentes. Son resultado del proceso de individualización sufrido por occidente, además de proceder muchas veces de sujetos de clase acomodada con cierto capital cultural, seres caracterizados por un destino singular; de ahí la necesidad de ser prudentes, especialmente en cuanto a las generalizaciones y conclusiones emitidas a partir de estas fuentes primarias. Pero ¿cómo hacer uso de las autobiografías? Reflexionaremos sobre ello en la próxima entrada.


REFERENCIAS
Joselyn Létourneau, 2007, “La caja de herramientas del joven investigador”. La Carreta Editores, Medellín, Colombia.

sábado, 7 de noviembre de 2015

CÓMO ELABORAR UNA RESEÑA

Joselyn Létourneau, en su libro “La caja de herramientas del joven investigador”, reflexiona sobre cómo realizar una reseña.

Su objetivo es exponer la tesis y argumentación de una obra, procurando destacar su relevancia, aportes y debilidades. Una buena reseña suele estar integrada por tres partes: la primera, sitúa la obra; la segunda, realiza un análisis minucioso, develando su contenido; y la última, valora la misma.

1) Contexto y origen de la obra. Significa identificar sus autores, el tema que aborda, el contexto en que se realizó, en qué coyuntura política, social o intelectual se produjo, además de los objetivos y límites planteados por el autor para la realización del estudio.

2) Esquema y análisis de la obra. Requiere introducir al lector en los procedimientos de razonamiento y en el contenido de la obra, lo que a su vez supone: a) develar la tesis que desarrolla lo obra; b) identificar el hilo conductor y vínculos de la demostración realizada (metodología); y c) mostrar el desarrollo gradual de la argumentación, destacando lo esencial. En esta fase, se debe evitar trivializar la obra y mostrar su complejidad.

3) Balance y evaluación crítica de la obra. Implica destacar lo importante de la obra reseñada; aquello por lo que merece o no ser leída, es decir, explicitar sus fortalezas y debilidades.

Al iniciar la lectura de la obra es muy importante tener apertura ideológica, lo que supone respeto al marco analítico y metodológico propuesto por el autor. En la medida en que el trabajo es coherente y logra alcanzar sus objetivos, es necesario respetar caminos diversos de explicación o interpretación de la realidad. Lo que sí se puede hacer, en la fase de balance, es sugerir otros posibles marcos teóricos y metodológicos que podrían contribuir a desentrañar mejor el fenómeno u otro campo del mismo.

¿Para qué nos sirve realizar una reseña? Son la base para la construcción del estado del arte de un fenómeno, que a su vez es la primera fase para plantear una investigación. El estado del arte o estado de la investigación son la materia prima para indagar sobre vacíos de investigación, formular preguntas y conocer metodologías a seguir. De ahí la importancia de realizar las reseñas de manera minuciosa.


REFERENCIAS

Joselyn Létourneau, 2007, “Caja de Herramientas del joven investigador”. Medellín: La Carreta Editores.