Con anterioridad ya habíamos dedicado una entrada a
las supuestas ventajas de la flexibilidad característica de este sector de las plataformas digitales. Ahora, nos llega un interesante artículo sobre las condiciones de posibilidad de la acción sindical entre los trabajadores de este mundo laboral en auge.
Nos parece muy procedente retomar a Charles Tilly, historiador y sociólogo del trabajo, que en 2001 ya se refirió a la empresa del siglo XXI en el marco de una nueva mercantilización del trabajo al estilo del siglo XVII.
Como señala Köhler, el crecimiento más reciente de este tipo de empleo está ligado infraestructuras digitales para la comercialización de una gran variedad de productos (Amazon), servicios (Uber, Deliveroo, Glovo), trabajo (Upwork), alojamiento (Airbnb), etc. Pero en sus inicios, los protagonistas eran artistas, músicos, actores y profesionales más cualificados y con mayor poder de negociación de sus condiciones de trabajo que los actuales riders.
El autor esboza cuatro características del empleo de estos nuevos trabajadores de las plataformas: escasa capacidad de decisión en los procesos de trabajo; son fácilmente sustituibles; inexistencia de negociación alguna con el empresario en cuanto a precios, tiempos, modos de entrega; y, por último, existencia de un gran número de trabajadores disponibles para la realización de la tarea.
Todo ello incide en la dificultad para el desarrollo de un trabajo sindical, unida al fuerte aislamiento y a una autopercepción temporal de estos empleos. Si bien la adscripción a foros y redes sociales de denuncia aparecen como mecanismos de organización en recientes conflictos habidos en estas nuevas formas de trabajo.
Creemos que estas debilidades, unidas a la lejanía con un sindicalismo tradicional e institucionalizado, se configuran como barreras para el despliegue de la acción colectiva en un contexto de fuerte precarización. Falta por ver si las noticias que nos llegan a través de los medios de comunicación constituyen el arranque de una lucha necesaria o, si por el contrario, son la excepción que confirma la regla de la desregulación.
BIBLIOGRAFÍA
Köhler, H-D.(2022). Sindicalismo ‘Gig’ o la acción colectiva en la economía de las platafor-mas, Cuadernos de Relaciones Laborales, 38(2), 325-343
Tilly, Ch. (2001). “Welcome to the Seventeenth Century”. En P. DiMaggio (ed.), The Twenty-First-Century Firm (pp. 200-209). Princeton: Princeton University Press.
Hace falta una reflexión sobre el trabajo, los derechos humanos, el planeta. Mejorar los métodos de aproximación a la realidad. Hay una sociología necesaria. Un lugar de encuentro acerca de métodos de investigación, herramientas conceptuales y resultados de estudios, desde una mirada interdisciplinar. Una ventana para reflexionar realidades no problematizadas. Un espacio de apoyo profesional en métodos, diseño de proyectos de investigación e intervención y asesoría en tratamiento de información.
jueves, 22 de diciembre de 2022
jueves, 8 de diciembre de 2022
PODER INSTRUMENTARIO, EL GRAN OTRO EN SHOSHANA ZUBOFF
En esta oportunidad queremos detenernos el concepto de Poder Instrumentario de Shoshana Zuboff. El capitalismo de la vigilancia impone su voluntad a través de los dispositivos digitales, a los cuales la autora denomina Gran Otro. De manera silenciosa unas pocas empresas como Meta (antigua Facebook), Google y Amazon, capturan nuestros habitus, prácticas, deseos, sentimientos y sueños para comercializarlos y generar predicciones que serán vendidas a grandes empresas aseguradoras, de salud, concesionarios de autos, partidos políticos, entre otras; quienes a su vez pueden moldear nuestros comportamientos como consumidores, sujetos sociales y políticos.
Merced a la capacidad del Gran Otro, el poder instrumentario aspira alcanzar una condición de certeza y elevar con ello sus ganancias. Gracias a su capacidad de ubicuidad, la experiencia humana puede ser observable y medible, llamada por la autora como indiferencia radical. Según Zuboff, en 2018 el centro de inteligencia artificial de Meta estaba procesando billones de datos al día, para predecir alrededor de seis millones de datos de comportamientos. Pronósticos que nos son desconocidos, pero sí utilizados para orientar nuestros comportamientos; se sabe que determinada información puede desencadenar en reacciones más virulentas que otras, alimentar la homofobia, la xenofobia, el racismo, etc. Todo ello a espaldas de la ciudadanía. Por ello, el capitalismo de la vigilancia no es compatible con la democracia.
Posiblemente el sueño de Skinner expresado en su novela Walden Dos se pueda hacer realidad, en la medida en se pueda despojar a todos los individuos de todo significado reflexivo. Arendt vaticinó el potencial destructivo del conductismo:
Gracias al Gran Otro, el poder instrumentario logra amputar nuestra propia conducta; ahora alcanza su condición de certeza sin rozar nuestros cuerpos, sin derramar una gota de sangre, por ello tendemos a bajar la guardia. Nos están violando nuestro derecho a la información, derecho llamada por la autora un derecho epistémico. Por ello, según Zuboff, la acción debe orientarse a que los ciudadanos tengamos el derecho a decidir libremente qué información deseamos trasmitir, a que las instituciones -elegidas colectivamente- tengan control sobre dicha información y no sea monopolio de unas cuantas compañías que transitan con total libertad e impunidad en los mercados de futuros conductuales. La información obtenida por dichas compañías ha supuesto un asalto, un robo: nuestros datos nos pertenecen y se debe legislar de manera global sobre su uso y control, por ello es importante abrir la discusión pública a este asalto que hemos normalizado.
BIBLIOGRAFÍA
Zuboff, Shoshana, 2020. La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Traducción de Albino Santos PAIDÓS Estado y Sociedad.
Merced a la capacidad del Gran Otro, el poder instrumentario aspira alcanzar una condición de certeza y elevar con ello sus ganancias. Gracias a su capacidad de ubicuidad, la experiencia humana puede ser observable y medible, llamada por la autora como indiferencia radical. Según Zuboff, en 2018 el centro de inteligencia artificial de Meta estaba procesando billones de datos al día, para predecir alrededor de seis millones de datos de comportamientos. Pronósticos que nos son desconocidos, pero sí utilizados para orientar nuestros comportamientos; se sabe que determinada información puede desencadenar en reacciones más virulentas que otras, alimentar la homofobia, la xenofobia, el racismo, etc. Todo ello a espaldas de la ciudadanía. Por ello, el capitalismo de la vigilancia no es compatible con la democracia.
Posiblemente el sueño de Skinner expresado en su novela Walden Dos se pueda hacer realidad, en la medida en se pueda despojar a todos los individuos de todo significado reflexivo. Arendt vaticinó el potencial destructivo del conductismo:
“…Lo malo de las modernas teorías del conductismo no es que sean erróneas, sino que podrían llegar a ser verdaderas, que en realidad son las mejores conceptualizaciones posibles de ciertas tendencias claras de la sociedad moderna. Es perfectamente concebible que la era moderna —que comenzó con una explosión de actividad humana tan prometedora y sin precedente — acabe en la pasividad más mortal y estéril de todas las conocidas por la historia” (citado por Zuboff, 2020: 472).
Gracias al Gran Otro, el poder instrumentario logra amputar nuestra propia conducta; ahora alcanza su condición de certeza sin rozar nuestros cuerpos, sin derramar una gota de sangre, por ello tendemos a bajar la guardia. Nos están violando nuestro derecho a la información, derecho llamada por la autora un derecho epistémico. Por ello, según Zuboff, la acción debe orientarse a que los ciudadanos tengamos el derecho a decidir libremente qué información deseamos trasmitir, a que las instituciones -elegidas colectivamente- tengan control sobre dicha información y no sea monopolio de unas cuantas compañías que transitan con total libertad e impunidad en los mercados de futuros conductuales. La información obtenida por dichas compañías ha supuesto un asalto, un robo: nuestros datos nos pertenecen y se debe legislar de manera global sobre su uso y control, por ello es importante abrir la discusión pública a este asalto que hemos normalizado.
BIBLIOGRAFÍA
Zuboff, Shoshana, 2020. La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Traducción de Albino Santos PAIDÓS Estado y Sociedad.
jueves, 24 de noviembre de 2022
SHOSHANA ZUBOFF: LA ERA DEL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA
A través de nuestro amigo William López descubrimos a Shoshana Zuboff, socióloga estadounidense que, desde hace muchos años se ha dedicado a desentrañar la lógica del capitalismo actual, tal como en su momento lo hicieron Marx y Weber, entre otros. Su libro La era del capitalismo de la vigilancia, respaldada por cantidad de datos y entrevistas, tiene un formato que combina la rigurosidad propia de una investigación y la libertad de escritura propia del ensayo, aspecto este último que facilita su comprensión y cercanía. Intentamos esbozar algunas de sus ideas para animarlas/os a reflexionar sobre la sociedad que nos están tejiendo.
Una de las ideas centrales de Suboff es que la experiencia humana, traducida en datos de comportamientos, se convierte en la materia prima gratuita del capitalismo de la vigilancia. Si bien algunas compañías la utilizan para mejorar sus servicios, cada vez más es utilizada como como un excedente conductual privativo («propiedad») de las propias empresas capitalistas de la vigilancia para ser empleada en procesos avanzados de inteligencia de máquinas, con los que se producen productos predictivos que prevén lo que cualquiera de nosotros haremos ahora, en breve y más adelante.
Dichos productos predictivos son comprados y vendidos en un nuevo tipo de mercado de predicciones de comportamientos denominado mercados de futuros conductuales: captan nuestras voces, personalidades e, incluso, nuestras emociones. Mientras, los medios de producción están supeditados cada vez más a complejos y exhaustivos «medios de modificación conductual». En la adquisición de este tipo de mercancía se basa la potencialidad y desarrollo del capitalismo de la vigilancia. El que el comportamiento humano se torne en mercancía, traducido en datos conductuales predictivos, abre caminos de persuasión, de estimulación de ciertos comportamientos, de gustos y deseos, además de construcción de relatos que van más allá de la esfera del consumo y de la obtención de resultados rentables en el campo económico, desplegándose en los campos social y de la política.
En este proceso de reorientación desde el conocimiento hacia el poder, emerge una nueva forma de poder denominada por Zuboff instrumentarismo: ya no basta con automatizar los flujos de información referida a nosotros, el objetivo ahora es automatizarnos (a nosotros mismos). “El poder instrumentario conoce el comportamiento humano y le da forma, orientándolo hacia los fines de otros. En vez de desplegar armamentos y ejércitos, obra su voluntad a través del medio ambiente automatizado conformado por una arquitectura informática cada vez más ubicua de dispositivos «inteligentes», cosas y espacios conectados en red” (2020:17).
Arropados por el discurso de la libertad, por la seducción ante las múltiples posibilidades que nos brinda el acceso a las redes, por la ilegibilidad intrínseca de los proceso automatizados y por nuestra propia ignorancia, nos conectamos y vivenciamos intensamente esta experiencia; pero nuestro mundo offline -el que no está en línea- está siendo también expropiado. Todo nuestro comportamiento cotidiano está siendo incautado, cuando nos apoyamos en el GPS’s para desplazarnos a un lugar, cuando aparcamos; todas nuestras conversaciones, acciones y deseos están codificados como nuestros gustos y clips. Es así como nuestras vidas quedan reducidas a códigos de comportamiento que se comercian en mercados futuros conductuales, nuestras experiencias personales son convertidas en medios para los fines de otros, “ahora pagamos por ser dominados”. No somos clientes del capitalismo de la vigilancia, sus verdaderos clientes son los las empresas que comercian nuestros comportamientos futuros.
El capitalismo de la vigilancia es una lógica en acción y no una tecnología, por lo cual la lucha no debe enfocarse contra la tecnología en sí misma sino en contra del accionar de la misma, en la naturalización de que este hecho no tiene salida, que dicho accionar es inevitable. Es así como Zuboff lamenta cómo hace unas pocas décadas la sociedad estadounidense denunciaba las técnicas de modificación masiva de la conducta por considerarlas amenazas inaceptables a la autonomía individual y al orden democrático. Ahora la oposición se ha silenciado, nos hemos rendido, hemos naturalizado que es una condición propia de la tecnología y que no hay espacio para la política, para soñar en qué sociedad queremos vivir y cómo hacer uso de dicha tecnología.
Se impone el poder instrumentario manifestado en forma de una infraestructura computacional ubicua, sensitiva e interconectada en red que la autora llama el Gran Otro.
En próximas entradas ahondaremos en algunos de los conceptos y reflexiones expuestos por Shoshana Zuboff, quien desentraña los dispositivos tecnológicos y de poder que conforman el capitalismo de la vigilancia, convirtiéndonos en una gran colmena controlada y totalmente interconectada a la cual sucumbimos. No obstante, hay salida.
BIBLIOGRAFÍA
Zuboff, Shoshana, 2020. La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Traducción de Albino Santos PAIDÓS Estado y Sociedad.
Una de las ideas centrales de Suboff es que la experiencia humana, traducida en datos de comportamientos, se convierte en la materia prima gratuita del capitalismo de la vigilancia. Si bien algunas compañías la utilizan para mejorar sus servicios, cada vez más es utilizada como como un excedente conductual privativo («propiedad») de las propias empresas capitalistas de la vigilancia para ser empleada en procesos avanzados de inteligencia de máquinas, con los que se producen productos predictivos que prevén lo que cualquiera de nosotros haremos ahora, en breve y más adelante.
Dichos productos predictivos son comprados y vendidos en un nuevo tipo de mercado de predicciones de comportamientos denominado mercados de futuros conductuales: captan nuestras voces, personalidades e, incluso, nuestras emociones. Mientras, los medios de producción están supeditados cada vez más a complejos y exhaustivos «medios de modificación conductual». En la adquisición de este tipo de mercancía se basa la potencialidad y desarrollo del capitalismo de la vigilancia. El que el comportamiento humano se torne en mercancía, traducido en datos conductuales predictivos, abre caminos de persuasión, de estimulación de ciertos comportamientos, de gustos y deseos, además de construcción de relatos que van más allá de la esfera del consumo y de la obtención de resultados rentables en el campo económico, desplegándose en los campos social y de la política.
En este proceso de reorientación desde el conocimiento hacia el poder, emerge una nueva forma de poder denominada por Zuboff instrumentarismo: ya no basta con automatizar los flujos de información referida a nosotros, el objetivo ahora es automatizarnos (a nosotros mismos). “El poder instrumentario conoce el comportamiento humano y le da forma, orientándolo hacia los fines de otros. En vez de desplegar armamentos y ejércitos, obra su voluntad a través del medio ambiente automatizado conformado por una arquitectura informática cada vez más ubicua de dispositivos «inteligentes», cosas y espacios conectados en red” (2020:17).
Arropados por el discurso de la libertad, por la seducción ante las múltiples posibilidades que nos brinda el acceso a las redes, por la ilegibilidad intrínseca de los proceso automatizados y por nuestra propia ignorancia, nos conectamos y vivenciamos intensamente esta experiencia; pero nuestro mundo offline -el que no está en línea- está siendo también expropiado. Todo nuestro comportamiento cotidiano está siendo incautado, cuando nos apoyamos en el GPS’s para desplazarnos a un lugar, cuando aparcamos; todas nuestras conversaciones, acciones y deseos están codificados como nuestros gustos y clips. Es así como nuestras vidas quedan reducidas a códigos de comportamiento que se comercian en mercados futuros conductuales, nuestras experiencias personales son convertidas en medios para los fines de otros, “ahora pagamos por ser dominados”. No somos clientes del capitalismo de la vigilancia, sus verdaderos clientes son los las empresas que comercian nuestros comportamientos futuros.
El capitalismo de la vigilancia es una lógica en acción y no una tecnología, por lo cual la lucha no debe enfocarse contra la tecnología en sí misma sino en contra del accionar de la misma, en la naturalización de que este hecho no tiene salida, que dicho accionar es inevitable. Es así como Zuboff lamenta cómo hace unas pocas décadas la sociedad estadounidense denunciaba las técnicas de modificación masiva de la conducta por considerarlas amenazas inaceptables a la autonomía individual y al orden democrático. Ahora la oposición se ha silenciado, nos hemos rendido, hemos naturalizado que es una condición propia de la tecnología y que no hay espacio para la política, para soñar en qué sociedad queremos vivir y cómo hacer uso de dicha tecnología.
Se impone el poder instrumentario manifestado en forma de una infraestructura computacional ubicua, sensitiva e interconectada en red que la autora llama el Gran Otro.
En próximas entradas ahondaremos en algunos de los conceptos y reflexiones expuestos por Shoshana Zuboff, quien desentraña los dispositivos tecnológicos y de poder que conforman el capitalismo de la vigilancia, convirtiéndonos en una gran colmena controlada y totalmente interconectada a la cual sucumbimos. No obstante, hay salida.
BIBLIOGRAFÍA
Zuboff, Shoshana, 2020. La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Traducción de Albino Santos PAIDÓS Estado y Sociedad.
jueves, 10 de noviembre de 2022
BESA LA TIERRA: AGRICULTORES LIBRES DE IMPOSICIONES CONTAMINANTES
Interesados en la lucha contra el calentamiento global, hemos visto el documental “Besa la Tierra: agricultura regenerativa”, dirigido en 2020 por Joshua Tickell y Rebecca Harrell.
Nos parece de gran interés el giro que están dando algunos agricultores de Estados Unidos, que se han planteado renunciar a las formas de cultivo impuestas por las grandes multinacionales de fertilizantes químicos y semillas transgénicas, con el visto bueno de las administraciones públicas del país.
Los protagonistas del documental abogan por la permacultura o agricultura permanente, que se orienta hacia el beneficio presente, pero sin descuidar que la tierra pueda seguir cultivándose en el futuro. Un elemento característico de este enfoque es que tanto seres humanos como plantas y animales conviven buscando una utilidad común.
La clave es aumentar el nivel de carbono de las tierras de cultivo que, además de mejorar la producción, facilita que se produzcan precipitaciones. Aparte de sustitutir los fertilizantes químicos por fertilizantes naturales como el compost o el humus de lombriz, se propone dejar de arar la tierra (o reducir el arado a la mínima expresión). De esta manera, se mantiene la riqueza del suelo en microorganismos. Además, se aboga por el pastoreo sobre las tierras de cultivo, pues la actividad de los rumiantes facilita que la planta libere en el suelo todos sus nutrientes, además de aportar un fertilizante natural a través de sus excrementos.
Que una comunidad de campesinos se haya organizado para romper con elementos impuestos a través de relaciones económicas y políticas estructurales y que, además, lo haga en favor de la conservación de nuestro planeta, es un movimiento social muy valioso.
Nos parece de gran interés el giro que están dando algunos agricultores de Estados Unidos, que se han planteado renunciar a las formas de cultivo impuestas por las grandes multinacionales de fertilizantes químicos y semillas transgénicas, con el visto bueno de las administraciones públicas del país.
Los protagonistas del documental abogan por la permacultura o agricultura permanente, que se orienta hacia el beneficio presente, pero sin descuidar que la tierra pueda seguir cultivándose en el futuro. Un elemento característico de este enfoque es que tanto seres humanos como plantas y animales conviven buscando una utilidad común.
La clave es aumentar el nivel de carbono de las tierras de cultivo que, además de mejorar la producción, facilita que se produzcan precipitaciones. Aparte de sustitutir los fertilizantes químicos por fertilizantes naturales como el compost o el humus de lombriz, se propone dejar de arar la tierra (o reducir el arado a la mínima expresión). De esta manera, se mantiene la riqueza del suelo en microorganismos. Además, se aboga por el pastoreo sobre las tierras de cultivo, pues la actividad de los rumiantes facilita que la planta libere en el suelo todos sus nutrientes, además de aportar un fertilizante natural a través de sus excrementos.
Que una comunidad de campesinos se haya organizado para romper con elementos impuestos a través de relaciones económicas y políticas estructurales y que, además, lo haga en favor de la conservación de nuestro planeta, es un movimiento social muy valioso.
viernes, 21 de octubre de 2022
MOVIMIENTOS SOCIALES, CRÍTICA A LOS APORTES DE ZIBECHI (III)
En esta oportunidad queremos destacar algunas de las críticas a los aportes sobre los movimientos sociales realizados por Zibechi.
Zibechi destaca las movilizaciones de los movimientos sociales como resultado de las redes de relaciones sociales de la vida cotidiana más que fruto de organizaciones creadas para impulsar la acción colectiva. En este sentido, los lazos comunitarios son el eje de análisis para comprender la forma de organización, las reivindicaciones y las acciones colectivas, las cuales involucran de manera activa y afectiva a todos los miembros de la comunidad, destacando el papel de la mujer. Vínculos que no se construyen como medios para la toma del poder, porque los proyectos comunitarios se van construyendo y deconstruyendo de manera colectiva, en el día a día; son el resultado de las particularidades y singularidades de los colectivos, que avanzan en pos de una sociedad solidaria, amorosa y respetuosa del medio ambiente, pero distante de prefiguraciones sociales ideales y de estructuras que opaquen los lazos comunitarios. Es así como los vínculos configuran otros mundos, poderes no estatales y formas de producción y relaciones no capitalistas (Zibechi, 2003, p. 138).
En este sentido, como señala Cruz, el rescate de lo afectivo distancia a Zibechi de la explicación de la acción colectiva como resultado de una racionalidad instrumental. Por esa razón, Zibechi considera inapropiado el concepto de movimientos sociales, los cuales se generan en el marco de una “sociedad unificada, con un Estado, una justicia, un sistema político” (Zibechi, 2017, p. 13). En Latinoamérica las sociedades son más porosas, estas instituciones no abarcan toda la diversidad social, en ese sentido propone denominar la acción de dichos movimientos como «sociedad otra en movimiento» (2019:120).
A continuación destacamos algunos desacuerdos presentados por Edwin Cruz (2019) respecto a los aportes de Zibechi.
El autor centra sus desacuerdos, primero, en la división de los movimientos por Zibechi en institucionalizados y no institucionalizados. Destaca que confunde lo institucional con todo aquello que suponga jerarquía, organización o se mueva en la lógica vertical y representativa del Estado. Desconociendo que para movernos en el mundo social son indispensables los procesos de institucionalización, es decir, la existencia de patrones regulares; que, incluso, vivencian las mismas comunidades que él reivindica.
Otro aspecto a destacar por Cruz es su énfasis en el «poder como capacidad», sin considerar que en cualquier vínculo, incluso de tipo comunitario, también emerge el «poder como dominación». Por tal motivo, es difícil comprender cómo se despliega el poder y con él los conflictos dentro de las comunidades o acciones colectivas abordadas. Este análisis es opacado.
Tercero, la supremacía dada a lo colectivo sobre el individuo. Cruz se pregunta en qué medida es emancipatorio el vínculo comunitario. El desconocimiento de los procesos de individualización que permiten a los sujetos escapar de la sujeción de lo comunitario. Aunque no suele ser un problema a analizar, Zibechi destaca que en las comunidades las opresiones no se ocultan sino que se trabajan (2015, p. 191).
Cuarto, la propuesta de Zibechi se sustenta en el potencial emancipatorio de las comunidades, basado en su capacidad de constituirse en poderes no-estatales “poderes no separados, no escindidos de la sociedad, que no forman un cuadro aparte, ni para tomar decisiones, ni para luchar, ni para resolver conflictos internos” (citado por Cruz, 2019: 184), pero posiblemente esa amalgama a la que llamamos sociedad está tocada, incluso en Latinoamérica, por el capitalismo, por sus habitus y prácticas de consumo. Especialmente en un mundo globalizado bajo la hegemonía capitalista, de ahí que ese potencial emancipatorio comunitario se torne complejo, especialmente en zonas urbanas.
Por último, la reducción del Estado a un aparato burocrático jerárquico, que se configura sólo como una estructura que absorbe lo comunitario y da paso al mercado.
Posiblemente, las críticas presentadas por Cruz son pertinentes, pero el gran aporte de Zibechi, entre otros, es develar cómo el Estado ha ido arrasando con lo comunitario, la necesidad de rescatar el campo social como forma de construirnos sin necesidad de guiarnos por paradigmas cerrados, jerárquicos distantes de un reencuentro con la naturaleza; a la vez que dignifica el saber de las comunidades indígenas, dándole el estatus de saber ancestral, cotidiano y político, como ya señalábamos en anteriores entradas.
BIBLIOGRAFÍA
Cruz, Rodríguez, Edwin, 2019. Pensar los movimientos sociales en y desde América Latina. Una mirada crítica a la contribución de Raúl Zibechi. Estudios Políticos, 56, Medellín, septiembre-diciembre de 2019: pp. 175-197.
Zibechi, Raúl. (2003). Genealogía de la revuelta. Buenos Aires: Nordan- Comunidad, Letra Libre.
Zibechi, Raúl. (2015). Descolonizar el pensamiento crítico y las prácticas emancipatorias. Bogotá: Desde Abajo.
Zibechi destaca las movilizaciones de los movimientos sociales como resultado de las redes de relaciones sociales de la vida cotidiana más que fruto de organizaciones creadas para impulsar la acción colectiva. En este sentido, los lazos comunitarios son el eje de análisis para comprender la forma de organización, las reivindicaciones y las acciones colectivas, las cuales involucran de manera activa y afectiva a todos los miembros de la comunidad, destacando el papel de la mujer. Vínculos que no se construyen como medios para la toma del poder, porque los proyectos comunitarios se van construyendo y deconstruyendo de manera colectiva, en el día a día; son el resultado de las particularidades y singularidades de los colectivos, que avanzan en pos de una sociedad solidaria, amorosa y respetuosa del medio ambiente, pero distante de prefiguraciones sociales ideales y de estructuras que opaquen los lazos comunitarios. Es así como los vínculos configuran otros mundos, poderes no estatales y formas de producción y relaciones no capitalistas (Zibechi, 2003, p. 138).
En este sentido, como señala Cruz, el rescate de lo afectivo distancia a Zibechi de la explicación de la acción colectiva como resultado de una racionalidad instrumental. Por esa razón, Zibechi considera inapropiado el concepto de movimientos sociales, los cuales se generan en el marco de una “sociedad unificada, con un Estado, una justicia, un sistema político” (Zibechi, 2017, p. 13). En Latinoamérica las sociedades son más porosas, estas instituciones no abarcan toda la diversidad social, en ese sentido propone denominar la acción de dichos movimientos como «sociedad otra en movimiento» (2019:120).
A continuación destacamos algunos desacuerdos presentados por Edwin Cruz (2019) respecto a los aportes de Zibechi.
El autor centra sus desacuerdos, primero, en la división de los movimientos por Zibechi en institucionalizados y no institucionalizados. Destaca que confunde lo institucional con todo aquello que suponga jerarquía, organización o se mueva en la lógica vertical y representativa del Estado. Desconociendo que para movernos en el mundo social son indispensables los procesos de institucionalización, es decir, la existencia de patrones regulares; que, incluso, vivencian las mismas comunidades que él reivindica.
Otro aspecto a destacar por Cruz es su énfasis en el «poder como capacidad», sin considerar que en cualquier vínculo, incluso de tipo comunitario, también emerge el «poder como dominación». Por tal motivo, es difícil comprender cómo se despliega el poder y con él los conflictos dentro de las comunidades o acciones colectivas abordadas. Este análisis es opacado.
Tercero, la supremacía dada a lo colectivo sobre el individuo. Cruz se pregunta en qué medida es emancipatorio el vínculo comunitario. El desconocimiento de los procesos de individualización que permiten a los sujetos escapar de la sujeción de lo comunitario. Aunque no suele ser un problema a analizar, Zibechi destaca que en las comunidades las opresiones no se ocultan sino que se trabajan (2015, p. 191).
Cuarto, la propuesta de Zibechi se sustenta en el potencial emancipatorio de las comunidades, basado en su capacidad de constituirse en poderes no-estatales “poderes no separados, no escindidos de la sociedad, que no forman un cuadro aparte, ni para tomar decisiones, ni para luchar, ni para resolver conflictos internos” (citado por Cruz, 2019: 184), pero posiblemente esa amalgama a la que llamamos sociedad está tocada, incluso en Latinoamérica, por el capitalismo, por sus habitus y prácticas de consumo. Especialmente en un mundo globalizado bajo la hegemonía capitalista, de ahí que ese potencial emancipatorio comunitario se torne complejo, especialmente en zonas urbanas.
Por último, la reducción del Estado a un aparato burocrático jerárquico, que se configura sólo como una estructura que absorbe lo comunitario y da paso al mercado.
Posiblemente, las críticas presentadas por Cruz son pertinentes, pero el gran aporte de Zibechi, entre otros, es develar cómo el Estado ha ido arrasando con lo comunitario, la necesidad de rescatar el campo social como forma de construirnos sin necesidad de guiarnos por paradigmas cerrados, jerárquicos distantes de un reencuentro con la naturaleza; a la vez que dignifica el saber de las comunidades indígenas, dándole el estatus de saber ancestral, cotidiano y político, como ya señalábamos en anteriores entradas.
BIBLIOGRAFÍA
Cruz, Rodríguez, Edwin, 2019. Pensar los movimientos sociales en y desde América Latina. Una mirada crítica a la contribución de Raúl Zibechi. Estudios Políticos, 56, Medellín, septiembre-diciembre de 2019: pp. 175-197.
Zibechi, Raúl. (2003). Genealogía de la revuelta. Buenos Aires: Nordan- Comunidad, Letra Libre.
Zibechi, Raúl. (2015). Descolonizar el pensamiento crítico y las prácticas emancipatorias. Bogotá: Desde Abajo.
jueves, 13 de octubre de 2022
DESPOBLACIÓN Y MACROPROYECTOS DE ENERGÍA SOLAR
El calentamiento global es un grave problema para nuestro futuro. Desde este blog apoyamos el desarrollo de energías renovables y alternativas a los combustibles fósiles o la energía nuclear. Pero nos parece relevante destacar algunos debates sobre los macroproyectos de energía solar que se están dando en algunas zonas despobladas.
Como publica el diario El Salto, en la comarca del Valle de Esgueva (que se encuentra entre las provincias de Valladolid y Burgos, en España) diversos fondos de inversión han planificado construir quince macroproyectos de energía solar, que suman un total de 90 hectáreas. La comarca vive desde hace décadas un fuerte proceso de despoblación y estos macroproyectos apuntan hacia llanuras de tierras cultivables.
ADVE, Asociación en Defensa del Valle de Esgueva, consiguió parar dos de ellos recogiendo 1000 firmas entre los 3000 habitantes de Renedo. Argumentando que la consolidación de estos macroproyectos de energía solar puede ser la puntilla para la definitiva desaparición de los pueblos que forman la comarca. Porque destinan una gran cantidad de hectáreas a los paneles solares sin apenas generar empleo, al mismo tiempo que destruyen una de las pocas fuentes de riqueza de este territorio: la agricultura y la ganadería extensiva.
El eslogan de la campaña de ADVE reza: “Renovables sí, pero no así”. No sólo por las consecuencias socioeconómicas, sino por el impacto medioambiental: las placas son incompatibles con la existencia de árboles y una pareja de águila imperial, especie en peligro de extinción, habita hasta ahora en el Valle.
Como publica el diario El Salto, en la comarca del Valle de Esgueva (que se encuentra entre las provincias de Valladolid y Burgos, en España) diversos fondos de inversión han planificado construir quince macroproyectos de energía solar, que suman un total de 90 hectáreas. La comarca vive desde hace décadas un fuerte proceso de despoblación y estos macroproyectos apuntan hacia llanuras de tierras cultivables.
ADVE, Asociación en Defensa del Valle de Esgueva, consiguió parar dos de ellos recogiendo 1000 firmas entre los 3000 habitantes de Renedo. Argumentando que la consolidación de estos macroproyectos de energía solar puede ser la puntilla para la definitiva desaparición de los pueblos que forman la comarca. Porque destinan una gran cantidad de hectáreas a los paneles solares sin apenas generar empleo, al mismo tiempo que destruyen una de las pocas fuentes de riqueza de este territorio: la agricultura y la ganadería extensiva.
El eslogan de la campaña de ADVE reza: “Renovables sí, pero no así”. No sólo por las consecuencias socioeconómicas, sino por el impacto medioambiental: las placas son incompatibles con la existencia de árboles y una pareja de águila imperial, especie en peligro de extinción, habita hasta ahora en el Valle.
De este debate, surgen una serie de preguntas: ¿No sería preferible instalar paneles solares en los tejados? ¿Brindan los macroproyectos de energías renovables un verdadero beneficio para las comunidades en que se asientan? ¿De qué manera se puede alcanzar un equilibrio territorial en el esfuerzo hacia una transición ecológica? Posiblemente la respuesta a estos interrogantes esté en la regulación y en la soberanía de los territorios por encima del mercado.
jueves, 6 de octubre de 2022
¿RECONQUISTA O LUCHAS ENTRE REINOS CRISTIANOS? EL CID CAMPEADOR EN ZARAZOGA
La figura de Rodrígo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue exaltada en el Romance del Mío Cid, que le convirtió en leyenda medieval un siglo después de su muerte. Ya en el siglo XIX, historiadores como Ramón Menéndez Pidal (1929) se encargaron de asociar su figura con una idea novedosa: la Reconquista de España.
Historiadores como Alberto Montaner (1998) o José Álvarez Junco (2019) constatan que la historia fue una herramienta al servicio del nacionalismo romántico español en el siglo XIX. En el caso de la figura del Cid, se mezcló leyenda y datos fidedignos, reforzando la idea de guerra religiosa (e, incluso, patriótica) en perjuicio de todos aquellos hechos que constatan la lucha por el territorio entre diferentes reinados y cortes.
Lo cierto es que este guerrero medieval combatió en 1063 también para uno de los reinos islámicos, la taifa de Zaragoza de Áhmad ibn Hud. En la batalla de Graus, Fernando I de Castilla apoyó al rey musulmán para evitar la expansión del Ramiro I de Aragón, que había constituido una alianza con el rey navarro Sancho IV para conquistar ese territorio.
Veinte años después de la batalla de Graus, Rodrigo Díaz de Vivar regresó a Zaragoza, esta vez por cuenta propia, para defender nuevamente al rey de la taifa musulmana, en su enfrentamiento armado con el Reino de Aragón.
Lo sucedido en Zaragoza muestra lo que fue tendencia predominante durante la Edad Media en la Península Ibérica: las luchas de poder entre los diferentes reinos cristianos, por encima de cualquier idea de Reconquista; y la existencia de señores de la guerra que, como el Rodrigo Díaz de Vivar, no dudaron en ponerse al mando de tropas religiosa y culturalmente opuestas. Muy lejos de ser agentes de una supuesta reconquista de España.
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez Junco, José (2019) Utilización política de la historia. En: Cuadernos de Pedagogía nº 495, 2019, pp. 53-59.
Menéndez Pidal, Ramón (1929) El Cid Campeador. Madrid: Editorial Austral.
Montaner, Alberto (1998) El Cid en Aragón. Zaragoza: Caja de Ahorros Inmaculada de Aragón.
Historiadores como Alberto Montaner (1998) o José Álvarez Junco (2019) constatan que la historia fue una herramienta al servicio del nacionalismo romántico español en el siglo XIX. En el caso de la figura del Cid, se mezcló leyenda y datos fidedignos, reforzando la idea de guerra religiosa (e, incluso, patriótica) en perjuicio de todos aquellos hechos que constatan la lucha por el territorio entre diferentes reinados y cortes.
Lo cierto es que este guerrero medieval combatió en 1063 también para uno de los reinos islámicos, la taifa de Zaragoza de Áhmad ibn Hud. En la batalla de Graus, Fernando I de Castilla apoyó al rey musulmán para evitar la expansión del Ramiro I de Aragón, que había constituido una alianza con el rey navarro Sancho IV para conquistar ese territorio.
Veinte años después de la batalla de Graus, Rodrigo Díaz de Vivar regresó a Zaragoza, esta vez por cuenta propia, para defender nuevamente al rey de la taifa musulmana, en su enfrentamiento armado con el Reino de Aragón.
Lo sucedido en Zaragoza muestra lo que fue tendencia predominante durante la Edad Media en la Península Ibérica: las luchas de poder entre los diferentes reinos cristianos, por encima de cualquier idea de Reconquista; y la existencia de señores de la guerra que, como el Rodrigo Díaz de Vivar, no dudaron en ponerse al mando de tropas religiosa y culturalmente opuestas. Muy lejos de ser agentes de una supuesta reconquista de España.
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez Junco, José (2019) Utilización política de la historia. En: Cuadernos de Pedagogía nº 495, 2019, pp. 53-59.
Menéndez Pidal, Ramón (1929) El Cid Campeador. Madrid: Editorial Austral.
Montaner, Alberto (1998) El Cid en Aragón. Zaragoza: Caja de Ahorros Inmaculada de Aragón.
jueves, 29 de septiembre de 2022
ZIBECHI (II): ASPECTOS ONTOLÓGICOS Y METODOLÓGICOS
Continuando con la reflexión de nuestra entrada anterior, cabe preguntarse ¿cómo adentrarnos desde la academia en esta mirada descolonizadora del poder popular? Para Zibechi, la academia debe asumir otros paradigmas ontológicos y metodológicos.
Primero, debe abordar el poder popular desde la mirada de autores y autoras subalternos/as que planten una mirada descolonizadora y despatriarcalizada del poder popular, por lo cual recomienda acercarnos a autores como: Frantz Fanon, Aníbal Quijano, Silvia Rivera, Francesca Gargallo y Rodolfo Kusch, entre otros/as.
Segundo, destaca la necesidad de dar estatuto académico a las palabras de los subalternos desde los pueblos indígenas, negros y mestizos y sectores populares, con miras a dar valor a sus cosmovisiones, especialmente aquellas no occidentales. Razón por la cual anima a acercarnos a la producción de la Escuela Zapatista y al trabajo de Francesca Gargallo que recoge las voces de las comunidades indígenas y le da el estatus de saber ancestral, cotidiano y político.
Tercero, propende por un compromiso ético que vincule la formación del investigador. Por un lado, rompe el distanciamiento entre sujeto-objeto, para transformarlo en un encuentro entre sujetos distintos que dialogan para construir conjuntamente conocimiento. Por otro lado, compromete la relación con el cuerpo: mi comprensión del otro es insuficiente si no asumo, aunque sea de manera temporal, sus vivencias cotidianas, su trabajo; si no siento sobre mi cuerpo la dureza del mismo, su incertidumbre, su desazón, es decir, si no vivencio física y mentalmente su trabajo, su mundo.
En síntesis su propuesta supone: “1) comenzar a pensar siguiendo las producciones teóricas subalternas, en especial latinoamericanas, y darles vigencia; 2) rescatar las palabras de los sectores populares y otorgarles estatuto dentro de la academia occidental; y 3) realizar un trabajo éticamente” (2015:15).
BIBLIOGRAFÍA
Zibechi, Raúl (2015). Entrevista. Es necesario descolonizar y despatriarcalizar el concepto de poder popular. Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinomericanos, Nº 1. Años 2015, págs.. 6-18. Argentina.
Primero, debe abordar el poder popular desde la mirada de autores y autoras subalternos/as que planten una mirada descolonizadora y despatriarcalizada del poder popular, por lo cual recomienda acercarnos a autores como: Frantz Fanon, Aníbal Quijano, Silvia Rivera, Francesca Gargallo y Rodolfo Kusch, entre otros/as.
Segundo, destaca la necesidad de dar estatuto académico a las palabras de los subalternos desde los pueblos indígenas, negros y mestizos y sectores populares, con miras a dar valor a sus cosmovisiones, especialmente aquellas no occidentales. Razón por la cual anima a acercarnos a la producción de la Escuela Zapatista y al trabajo de Francesca Gargallo que recoge las voces de las comunidades indígenas y le da el estatus de saber ancestral, cotidiano y político.
Tercero, propende por un compromiso ético que vincule la formación del investigador. Por un lado, rompe el distanciamiento entre sujeto-objeto, para transformarlo en un encuentro entre sujetos distintos que dialogan para construir conjuntamente conocimiento. Por otro lado, compromete la relación con el cuerpo: mi comprensión del otro es insuficiente si no asumo, aunque sea de manera temporal, sus vivencias cotidianas, su trabajo; si no siento sobre mi cuerpo la dureza del mismo, su incertidumbre, su desazón, es decir, si no vivencio física y mentalmente su trabajo, su mundo.
En síntesis su propuesta supone: “1) comenzar a pensar siguiendo las producciones teóricas subalternas, en especial latinoamericanas, y darles vigencia; 2) rescatar las palabras de los sectores populares y otorgarles estatuto dentro de la academia occidental; y 3) realizar un trabajo éticamente” (2015:15).
BIBLIOGRAFÍA
Zibechi, Raúl (2015). Entrevista. Es necesario descolonizar y despatriarcalizar el concepto de poder popular. Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinomericanos, Nº 1. Años 2015, págs.. 6-18. Argentina.
viernes, 23 de septiembre de 2022
PODER POPULAR SEGÚN ZIBECHI
Raúl Zibechi construye teoría social como resultado de su activismo social y político. Hoy es un referente teórico para los latinoamericanos, desde una perspectiva descolonizadora del conocimiento. Queremos compartir algunas de las ideas expresadas por él, a través de una entrevista realizada por la revista Crítica y Resistencias.
Zibechi realiza una reflexión descolonizadora y despatriarcalizada del poder popular, distante de la propuesta eurocéntrica con la que nos hemos nutrido desde la academia. Este distanciamiento obedece, entre otras razones, a condiciones históricas. A diferencia de Europa, en Latinoamérica la industrialización ha sido incipiente en la gran mayoría de los países, situación que no fructificó en la constitución de una clase obrera industrial potente, ni tampoco en el desarrollo de un estado de bienestar sólido. Las fábricas y con ellas los obreros - menos aún hoy en día- no son los referentes centrales de acción colectiva, de movilización transformadora.
En Latinoamérica recorren estos caminos los apartados, los marginados: las comunidades indigenas, las negras, los sectores populares de las ciudades y del campo. El poder popular está por fuera de la centralidad del trabajo mercantilizado; integra personas que adelantan tareas que significan un valor de uso, no un valor de cambio, es decir, están en el espacio de la reproducción. Es todo aquello que transcurre en el borde del mercado:” es el lugar desde el cual es posible la transformación”, un lugar donde la mujer y la familia tienen un lugar destacado. Son los pobres, los marginados los que deben ser sujetos de transformación, más hoy en día en que la sociedades son más heterogéneas debido a la profundización de la precariedad por las prácticas extractivas de rapiña propias de la colonización.
Si en Latinomérica más del 55% de la población se encuentra en situación de precariedad -los llamados informales-, es necesario –señala Zibechi- “despatriarcalizar y descolonizar un pensamiento crítico contaminado de eurocentrismo y de patriarcado” (2015:10).
En este sentido el concepto de poder popular debe ser deconstruido y pensado desde lo comunitario, desde la comunidad. El poder popular está intrincado con la comunidad, no podemos pensar en él fuera de la misma, entendida ésta como “la interrelación afectiva, económica, social y política de las familias ampliadas, dirigidas por mujeres”. Por ello es indispensable vivenciar las prácticas concretas de mujeres y sus hijos que se empoderan colectivamente, que asumen formas diferentes de tomar decisiones y de organizarse.
En este sentido, la organización no está separada de la vida cotidiana. La misma organización que gestiona el trabajo o las fiestas, sustenta las movilizaciones sociales. Tiene expresión en el apoyo mutuo en el trabajo, en las rotaciones de las tareas de responsabilidad o autoridad, en las asambleas o en las decisiones en el marco familiar o comunitario que son comunicadas a otras instancias para hacer de la acción un sentir colectivo.
Los partidos políticos y las organizaciones sindicales quedan opacados por el poder comunitario que asume formas autogestionarias, arraigadas en las prácticas y habitus comunitarios. Las instituciones públicas carecen de valor, la organización fluye sin importar quién dirige; hay rotación y todo está anclado en lo comunitario, capaz de una realizar acción articulada para erosionar gobiernos, para ser un contrapoder.
En este sentido, es un accionar comunitario que apuesta por una autonomía integral que abarca todos los aspectos de la vida: la producción y, especialmente la reproducción, construida por una mayoría de mujeres junto a sus hijos que apuestan por formas de tomar decisiones y adoptar espacios propios. En términos de James Scott: “los dominados necesitan un espacio seguro fuera del control de los poderosos en donde desarrollar su discurso, su culto etc.”(2015:9).
El logro del poder comunitario y de su autonomía carece de libreto, de caminos predeterminados –propios del marxismo-, como señala Zibechi: “… nosotros podemos hacer que todos estos emprendimientos rurales y urbanos sean un insumo para la reconstrucción de una futura sociedad, porque el tránsito de una sociedad a otra no será guiado… será caótico. Es una apuesta estratégica que no tiene ninguna certeza ni seguridad porque ya no puede haber estrategias que marquen exactamente el camino a recorrer, eso es una utopía malsana. Nosotros intentamos transformar la parte de la sociedad en la que estamos… No se puede pretender crear un poder popular válido para todos, en cada lugar se irán creando o no en base a las experiencias concretas. En definitiva, creo que conceptualmente la noción de poder popular debe ser modificada en función de las prácticas concretas que pueden originar formas de poder popular femeninas, juveniles, siempre diferentes” (2015:17).
Esto supone volver a conquistar espacios comunitarios expropiados por el Estado, volver a crear y recrear vínculos, tejidos de acción comunitaria, porque este accionar permitirá imponerse sobre el poder central.
BIBLIOGRAFÍA
La Linterna de Diógenes (2022). Dispersar el poder. Los movimientos como poderes antiestales. Podcast. LDD16X02. Encontrado en: https://radioalmaina.org/2022/09/06/ldd16x02-dispersar-el-poder-los-movimientos-como-poderes-antiestatales/
Zibachi, Raúl (2015). Entrevista. Es necesario descolonizar y despatriarcalizar el concepto de poder popular. Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinomericanos, Nº 1. Años 2015, págs.. 6-18. Argentina.
Zibechi realiza una reflexión descolonizadora y despatriarcalizada del poder popular, distante de la propuesta eurocéntrica con la que nos hemos nutrido desde la academia. Este distanciamiento obedece, entre otras razones, a condiciones históricas. A diferencia de Europa, en Latinoamérica la industrialización ha sido incipiente en la gran mayoría de los países, situación que no fructificó en la constitución de una clase obrera industrial potente, ni tampoco en el desarrollo de un estado de bienestar sólido. Las fábricas y con ellas los obreros - menos aún hoy en día- no son los referentes centrales de acción colectiva, de movilización transformadora.
En Latinoamérica recorren estos caminos los apartados, los marginados: las comunidades indigenas, las negras, los sectores populares de las ciudades y del campo. El poder popular está por fuera de la centralidad del trabajo mercantilizado; integra personas que adelantan tareas que significan un valor de uso, no un valor de cambio, es decir, están en el espacio de la reproducción. Es todo aquello que transcurre en el borde del mercado:” es el lugar desde el cual es posible la transformación”, un lugar donde la mujer y la familia tienen un lugar destacado. Son los pobres, los marginados los que deben ser sujetos de transformación, más hoy en día en que la sociedades son más heterogéneas debido a la profundización de la precariedad por las prácticas extractivas de rapiña propias de la colonización.
Si en Latinomérica más del 55% de la población se encuentra en situación de precariedad -los llamados informales-, es necesario –señala Zibechi- “despatriarcalizar y descolonizar un pensamiento crítico contaminado de eurocentrismo y de patriarcado” (2015:10).
En este sentido el concepto de poder popular debe ser deconstruido y pensado desde lo comunitario, desde la comunidad. El poder popular está intrincado con la comunidad, no podemos pensar en él fuera de la misma, entendida ésta como “la interrelación afectiva, económica, social y política de las familias ampliadas, dirigidas por mujeres”. Por ello es indispensable vivenciar las prácticas concretas de mujeres y sus hijos que se empoderan colectivamente, que asumen formas diferentes de tomar decisiones y de organizarse.
En este sentido, la organización no está separada de la vida cotidiana. La misma organización que gestiona el trabajo o las fiestas, sustenta las movilizaciones sociales. Tiene expresión en el apoyo mutuo en el trabajo, en las rotaciones de las tareas de responsabilidad o autoridad, en las asambleas o en las decisiones en el marco familiar o comunitario que son comunicadas a otras instancias para hacer de la acción un sentir colectivo.
Los partidos políticos y las organizaciones sindicales quedan opacados por el poder comunitario que asume formas autogestionarias, arraigadas en las prácticas y habitus comunitarios. Las instituciones públicas carecen de valor, la organización fluye sin importar quién dirige; hay rotación y todo está anclado en lo comunitario, capaz de una realizar acción articulada para erosionar gobiernos, para ser un contrapoder.
En este sentido, es un accionar comunitario que apuesta por una autonomía integral que abarca todos los aspectos de la vida: la producción y, especialmente la reproducción, construida por una mayoría de mujeres junto a sus hijos que apuestan por formas de tomar decisiones y adoptar espacios propios. En términos de James Scott: “los dominados necesitan un espacio seguro fuera del control de los poderosos en donde desarrollar su discurso, su culto etc.”(2015:9).
El logro del poder comunitario y de su autonomía carece de libreto, de caminos predeterminados –propios del marxismo-, como señala Zibechi: “… nosotros podemos hacer que todos estos emprendimientos rurales y urbanos sean un insumo para la reconstrucción de una futura sociedad, porque el tránsito de una sociedad a otra no será guiado… será caótico. Es una apuesta estratégica que no tiene ninguna certeza ni seguridad porque ya no puede haber estrategias que marquen exactamente el camino a recorrer, eso es una utopía malsana. Nosotros intentamos transformar la parte de la sociedad en la que estamos… No se puede pretender crear un poder popular válido para todos, en cada lugar se irán creando o no en base a las experiencias concretas. En definitiva, creo que conceptualmente la noción de poder popular debe ser modificada en función de las prácticas concretas que pueden originar formas de poder popular femeninas, juveniles, siempre diferentes” (2015:17).
Esto supone volver a conquistar espacios comunitarios expropiados por el Estado, volver a crear y recrear vínculos, tejidos de acción comunitaria, porque este accionar permitirá imponerse sobre el poder central.
BIBLIOGRAFÍA
La Linterna de Diógenes (2022). Dispersar el poder. Los movimientos como poderes antiestales. Podcast. LDD16X02. Encontrado en: https://radioalmaina.org/2022/09/06/ldd16x02-dispersar-el-poder-los-movimientos-como-poderes-antiestatales/
Zibachi, Raúl (2015). Entrevista. Es necesario descolonizar y despatriarcalizar el concepto de poder popular. Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinomericanos, Nº 1. Años 2015, págs.. 6-18. Argentina.
viernes, 16 de septiembre de 2022
ANÁLISIS DE REDES: LOS INFLUENCIADORES DE TWITTER EN EL MERCADO NASDAQ
FUENTE: Rojas y Osorio, 2022: 36. Red basada en el Eigenvector |
El crecimiento exponencial de las redes sociales y la certeza que la información arrojada a través de ellas es de especial utilidad en todos los campos (económico, político, social, cultural, etc.), ha abierto un campo de estudio denominado análisis de redes sociales, enfocado al análisis de las relaciones existentes entre las entidades que interactúan en las redes. Es una fuente de múltiples conocimientos, opiniones, estados de ánimo, sentimientos, relaciones de poder y toma de decisiones, que no solo construyen sujetos sino que terminan por definir nuestras formas de vida.
Estos grandes volúmenes de información son capturadas a través de nuevas tecnologías como el big-data, la minería de texto o el procesamiento del lenguaje natural, de tal manera que está siendo utilizada en diversos planos, incluso, el académico.
El peso de las redes sociales para explicar los comportamientos de los sujetos se observa incluso en el ámbito de los mercados de valores como es el NASDAQ (National Association of Securities Dealers Automated Quotation), el segundo mercado de valores y bolsa de valores más importante de USA. En este campo de análisis se centra el estudio de Rojas y Osorio (2022), quienes se apoyaron en diversos estudios que indican que las decisiones de invertir, comprar o vender -comprometiendo importantes capitales- se realiza a través de las redes sociales, más específicamente como resultado de las orientaciones o proyecciones de los influenciadores (influencers).
Los estudios indican el peso de los líderes en la toma de decisiones de los sujetos, quienes de manera colectiva, imitan y desarrollan comportamientos de pastoreo o seguimiento de la manada (Banerjee, 1992, p.797). Este comportamiento se explica en términos de una racionalidad limitada del inversionista, que finalmente termina apostando por seguir a los influencers, desestimando, incluso, su propia información. Según Chang et al. (2000), este comportamiento es inconsistente con la hipótesis de eficiencia de los mercados, que asume que los precios reflejan toda la información en un momento dado, a partir de la cual el inversionista puede hacerse expectativas racionales, basadas en las características fundamentales de los activos negociados.
Rojas y Osorio abordaron el análisis a través de Twitter; alrededor de esta plataforma se ha conformado comunidades de inversores que negocian activos en el mercado bursáltil. A través de su formato de 140 caracteres, los sujetos expresan sus opiniones, dejan sus comentarios; a la par los influenciadores cuentan con una red de seguidores, muchos de ellos fieles, que conforman una comunidad, estructuran la red y acceden a información en tiempo real, independientemente del espacio donde se encuentre ubicado el usuario.
El impacto que pueden tener las opiniones de los líderes o influencers sobre el comportamiento de diferentes individuos es el centro del estudio. Analiza las estructuras de influencia y autoridad, la manera como circulan los flujos de información en las comunidades en línea. Por medio de la herramienta NodeXL, Rojas y Osorio identificaron los usuarios más influyentes en el área de interés y analizaron las conversaciones en torno a temas específicos relacionados con los activos financieros seleccionados, negociados en el mercado NASDAQ.
Este es un ejemplo más de la necesidad de abordar otros campos de análisis, de herramientas metodológicas para comprender los comportamientos de los sujetos y la construcción de relatos, tan determinantes hoy en día en la definición de nuestras vidas como colectivos, como comunidades.
BIBLIOGRAFÍA
Banerjee, A. (1992). A simple model of herd behavior. Quarterly Journal of Economics, CVII(3), pp. 797-817. https://doi.org/10.2307/2118364
Chang, E., Cheng, J. & Khorana, A. (2000). An examination of herd behavior in equity markets. An international perspective. Journal of Banking & Finance, pp.1651-1679. https://doi.org/10.1016/S0378-4266(99)00096-5
Rojas, Joan y Osorio, Carlos (2022). Análisis de Influenciadores en Twitter. Una Exploración en el Ámbito del Mercado NASDAQ. Revista Hispana para el análisis de redes sociales 26, REDES. Vol.33,# 1, (2022), 26-42. http://revistes.uab.es/redes https://doi.org/10.5565/rev/redes.898 .
jueves, 8 de septiembre de 2022
CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE CRISIS MIGRATORIAS: 20 y 21 DE OCTUBRE DE 2022
Nos llega una invitación a participar en el Congreso
Internacional sobre crisis migratorias, convocado por el grupo de investigación SEJ399 -DECOMESI- del SICA, la Università Degli Studi di Messina, la Università Degli Studi di Teramo, la Universidad de Jaén y Egregius.
Se trata de un congreso online, que aborda los movimientos migratorios desde el derecho, el estudio de la infancia y la adolescencia, el concepto de mediterraneidad, los vínculos con el cambio climático, la educación y la intervención humanitaria, entre otros enfoques. Proponiendo miradas desde America Latina y la Unión Europea.
La inscripción es un poco cara: entre 150 y 180€. El plazo para el envío de resúmenes de comunicación es hasta el próximo 3 de octubre de 2022. Teniendo el envío del vídeo de la comunicación plazo hasta el 17 de octubre. El Congreso se celebrará los días 20 y 21 de octubre de 2022. Las comunicaciones pueden enviarse en italiano, español o inglés. Podéis ampliar la información en este enlace.
Internacional sobre crisis migratorias, convocado por el grupo de investigación SEJ399 -DECOMESI- del SICA, la Università Degli Studi di Messina, la Università Degli Studi di Teramo, la Universidad de Jaén y Egregius.
Se trata de un congreso online, que aborda los movimientos migratorios desde el derecho, el estudio de la infancia y la adolescencia, el concepto de mediterraneidad, los vínculos con el cambio climático, la educación y la intervención humanitaria, entre otros enfoques. Proponiendo miradas desde America Latina y la Unión Europea.
La inscripción es un poco cara: entre 150 y 180€. El plazo para el envío de resúmenes de comunicación es hasta el próximo 3 de octubre de 2022. Teniendo el envío del vídeo de la comunicación plazo hasta el 17 de octubre. El Congreso se celebrará los días 20 y 21 de octubre de 2022. Las comunicaciones pueden enviarse en italiano, español o inglés. Podéis ampliar la información en este enlace.
miércoles, 31 de agosto de 2022
ETIQUETAJE Y MEDICALIZACIÓN EN EL AULA (II)
Stanislas Morel (1998) señala que los y las docentes ya no tienen el monopolio o el poder para etiquetar. En Francia, desde finales del siglo XIX, el campo médico compite para imponer sus particulares formas de medir, diagnosticar y tratar los problemas de aquellos estudiantes considerados inadaptados, incapaces de desenvolverse en clases normales. Si bien, posteriormente, la psiquiatría ganó espacios en la batalla por la clasificación del fracaso escolar; a mitad de los setenta, el movimiento de medicalización pierde fuerza con la emergencia del paradigma “integración” (y después el de la “inclusión”), como resultado de los aportes de las ciencias sociales. Pero, a partir de la década del noventa emerge una nueva expansión de la medicalización de las dificultades escolares a través del advenimiento de las neurociencias cognitivas; y con ello los significantes y significados de los profesionales de la salud se imponen como forma de clasificación; es decir, como etiquetaje, con la fuerza del respaldo “científico”, el cual muchas veces puede ser lapidario por su carácter estigmatizante.
Las dificultades escolares del alumnado –especialmente de la primaria- son atribuidas a trastornos como disortografía, discalculia, dislexia, dispraxia, disfasia, precocidad intelectual, trastorno de la atención con/sin hiperactividad, fobia escolar, ansiedad, depresión, etc. Junto con alumnos “normales”, emergen alumnos/as que padecen trastornos a los cuales cabe, incluso, adelantar tratamientos farmacéuticos.
Morel destaca que las familias de clases medias o altas, logran contrarrestar el etiquetaje médico dado a sus hijos, recurriendo a otros profesionales, diagnósticos y pedagogías alternativas. Mientras las familias de sectores populares quedan atrapadas en el etiquetaje dado a sus hijos/as por la psicología y las biociencias, el cual reduce sus probabilidades de éxito escolar.
Los defensores del enfoque médico-psicológico del fracaso escolar suelen tener una percepción abstracta y teórica del fenómeno: unos alumnos sufren de trastornos y profesionales de la salud los identifican y solucionan. Esta percepción no tiene en cuenta que el proceso de medicalización es una construcción en el cual intervienen muchos factores sociales, señala Morel (1998: 331). El diagnóstico de origen neurológico opaca todo tipo de interpretación relacionada con los factores sociales que también pueden influir en el aprendizaje (problemas socioeconómicos, nivel sociocultural insuficiente o dificultades asociadas al multilingüismo). Como señala el estudio, los profesores, incluso los especialistas, tienden a identificar a más disléxicos entre los niños procedentes de clase media o alta. En tanto, los estudiantes procedentes de sectores populares o desfavorecidos, el fracaso escolar suele ser interpretado como consecuencia de desórdenes afectivos o intelectuales causados por disfuncionalidades educativas en las familias. Este reparto de los diagnósticos no es anecdótico, señala el autor.
Como se observa, el diagnóstico de los y las estudiantes con dificultades escolares es el resultado de la lucha de los profesionales de los diversos campos del saber por determinar la “verdad”. “Verdad” que se traduce en una disputa por la clasificación de los sujetos, quienes quedan atados, etiquetados por la fuerza de la ciencia. De ahí la importancia de realizar estudios históricos para develar cómo la verdad es una construcción social, que tiene expresión en las batallas entre las diversas disciplinas, en donde los profesionales de la salud, como en muchos otros campos, ocupan cada vez más una posición central y poderosa en el campo escolar y, por ende, en el campo de la política pública, disputándose los recursos públicos.
Cabe destacar la necesidad de avanzar de manera conjunta en estudios interdisciplinarios para abordar la complejidad de la realidad escolar.
Las dificultades escolares del alumnado –especialmente de la primaria- son atribuidas a trastornos como disortografía, discalculia, dislexia, dispraxia, disfasia, precocidad intelectual, trastorno de la atención con/sin hiperactividad, fobia escolar, ansiedad, depresión, etc. Junto con alumnos “normales”, emergen alumnos/as que padecen trastornos a los cuales cabe, incluso, adelantar tratamientos farmacéuticos.
Morel destaca que las familias de clases medias o altas, logran contrarrestar el etiquetaje médico dado a sus hijos, recurriendo a otros profesionales, diagnósticos y pedagogías alternativas. Mientras las familias de sectores populares quedan atrapadas en el etiquetaje dado a sus hijos/as por la psicología y las biociencias, el cual reduce sus probabilidades de éxito escolar.
Los defensores del enfoque médico-psicológico del fracaso escolar suelen tener una percepción abstracta y teórica del fenómeno: unos alumnos sufren de trastornos y profesionales de la salud los identifican y solucionan. Esta percepción no tiene en cuenta que el proceso de medicalización es una construcción en el cual intervienen muchos factores sociales, señala Morel (1998: 331). El diagnóstico de origen neurológico opaca todo tipo de interpretación relacionada con los factores sociales que también pueden influir en el aprendizaje (problemas socioeconómicos, nivel sociocultural insuficiente o dificultades asociadas al multilingüismo). Como señala el estudio, los profesores, incluso los especialistas, tienden a identificar a más disléxicos entre los niños procedentes de clase media o alta. En tanto, los estudiantes procedentes de sectores populares o desfavorecidos, el fracaso escolar suele ser interpretado como consecuencia de desórdenes afectivos o intelectuales causados por disfuncionalidades educativas en las familias. Este reparto de los diagnósticos no es anecdótico, señala el autor.
Como se observa, el diagnóstico de los y las estudiantes con dificultades escolares es el resultado de la lucha de los profesionales de los diversos campos del saber por determinar la “verdad”. “Verdad” que se traduce en una disputa por la clasificación de los sujetos, quienes quedan atados, etiquetados por la fuerza de la ciencia. De ahí la importancia de realizar estudios históricos para develar cómo la verdad es una construcción social, que tiene expresión en las batallas entre las diversas disciplinas, en donde los profesionales de la salud, como en muchos otros campos, ocupan cada vez más una posición central y poderosa en el campo escolar y, por ende, en el campo de la política pública, disputándose los recursos públicos.
Cabe destacar la necesidad de avanzar de manera conjunta en estudios interdisciplinarios para abordar la complejidad de la realidad escolar.
BIBLIOGRAFÍA
Morel, Stanislas, 1988. La medicalización del fracaso escolar en Francia. Una forma contemporánea de etiquetaje de los alumnos con dificultades escolares. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 8, nº 3 (321-334).
Morel, Stanislas, 1988. La medicalización del fracaso escolar en Francia. Una forma contemporánea de etiquetaje de los alumnos con dificultades escolares. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 8, nº 3 (321-334).
miércoles, 24 de agosto de 2022
EL ETIQUETAJE EN EL ÁMBITO ESCOLAR (I)
La reflexión sobre el etiquetaje ejercido por los docentes en el ámbito escolar está cada vez más presente en las aulas, debido a su probable efecto en las trayectorias escolares de las y los estudiantes rotulados/as. No obstante, todavía recorren las aulas frases como “no valéis para nada”, “no vais a ser nadie en la vida”, frases lapidarias cargadas muchas veces de sesgos clasistas, etnicistas o de género; situación, posiblemente no muy distante a la del pasado cuando los y las chicos/as listos/as ocupaban las primeras filas de los pupitres y los y las tontos/as las últimas.
Lo problemático es que estas rotulaciones o etiquetajes terminan siendo interiorizadas no sólo por los que las sufren, sino por los pares escolares que las refuerzan.
Categorizaciones que expresan esquemas previos y expectativas docentes que pueden influir en las expectativas, el rendimiento, las identidades, la disposición frente al trabajo escolar y los proyectos futuros de los y las estudiantes etiquetados/as, en la medida en que se fundamentan no sólo en una asignación y categorización sino en un trato desigual.
En 1963, Howard Becker, desde el interaccionismo simbólico, en su trabajo Outsiders desarrolla la teoría del etiquetamiento. Ello supuso un cambio de paradigma en la sociología de la desviación, al defender que la desviación no es una cualidad de la acción cometida, sino la consecuencia de las formas de control e interacción social, de aplicación -por parte de otros- de reglas y sanciones que definen a los otros -a los que no las cumplen- como desviados. En este sentido, los grupos sociales crean la desviación al establecer reglas cuya infracción constituye una desviación. El desviado es aquella persona a la cual se le ha etiquetado con éxito; en este sentido, el comportamiento desviado es el comportamiento etiquetado por la gente, el comportamiento esperado.
En esta misma línea de reflexión, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson (1968) llevan a cabo un supuesto test de inteligencia en una institución escolar, llamado “Test de Harvard de Adquisición Conjugada”. A las/los docentes se les informó el resultado del mismo y se procedió a clasificar a los y las estudiantes, señalando que aquellos con mayor puntaje tendrían mejores resultados académicos. Efectivamente, al final del curso aquellos considerados como los más brillantes obtuvieron mejor rendimiento académico.
Posteriormente, se develó que no se había realizado ningún test de inteligencia y que los alumnos seleccionados como los más destacados habían sido elegidos al azar. Mostró cómo la percepción positiva previa de los docentes frente al alumnado desencadena un trato diferencial en cuanto a atención, exigencias, apoyo y reconocimiento; y que incide también en las oportunidades, la percepción del estudiante sobre sí mismo y sobre sus expectativas. Es lo que llamó “efecto Pigmalión” o profecía autocumplida. Ellos eran los más brillantes y se esforzaron por demostrarlo y los docentes generaron condiciones para ello: la profecía se autocumplió.
El etiquetaje también ha sido estudiado por sociólogos como Bourdieu y Saint Martin (1975), quienes analizaron las categorías de juicio profesoral como operaciones de conocimiento, clasificación y evaluación no neutras: que conllevan implícitos criterios sociales de jerarquización del valor, la motivación intrínseca y el destino escolar del alumnado (Río, Ruiz, Angel, 1998:313).
Hoy por hoy el etiquetaje sigue siendo una forma como nos construimos socialmente no sólo como colectivos sino como personas, expresada en bromas, en desprecio por el otro o, incluso, en formas de asignación, clasificación y evaluación de unos en términos positivos y de otros en asignaciones negativas. Lo que habría que estudiar con mayor detenimiento para reflexionar sobre sus implicaciones sociales y psicosociales.
BIBLIOGRAFÍA
Becker, Howard Saul, 2009. Outsiders: hacia una sociología de la desviación, Madrid, Siglo XXI.
Río Ruiz, Manuel Ángel. 1998. Procesos de etiquetaje en el ámbito escolar: los grandes temas. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 8, nº 3, p. 312-320.
Rosenthal, R. & Jacobson, L. 19968 Pygmalion in the classroom. The urban review, 3 (1), p. 16-20.
Lo problemático es que estas rotulaciones o etiquetajes terminan siendo interiorizadas no sólo por los que las sufren, sino por los pares escolares que las refuerzan.
Categorizaciones que expresan esquemas previos y expectativas docentes que pueden influir en las expectativas, el rendimiento, las identidades, la disposición frente al trabajo escolar y los proyectos futuros de los y las estudiantes etiquetados/as, en la medida en que se fundamentan no sólo en una asignación y categorización sino en un trato desigual.
En 1963, Howard Becker, desde el interaccionismo simbólico, en su trabajo Outsiders desarrolla la teoría del etiquetamiento. Ello supuso un cambio de paradigma en la sociología de la desviación, al defender que la desviación no es una cualidad de la acción cometida, sino la consecuencia de las formas de control e interacción social, de aplicación -por parte de otros- de reglas y sanciones que definen a los otros -a los que no las cumplen- como desviados. En este sentido, los grupos sociales crean la desviación al establecer reglas cuya infracción constituye una desviación. El desviado es aquella persona a la cual se le ha etiquetado con éxito; en este sentido, el comportamiento desviado es el comportamiento etiquetado por la gente, el comportamiento esperado.
En esta misma línea de reflexión, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson (1968) llevan a cabo un supuesto test de inteligencia en una institución escolar, llamado “Test de Harvard de Adquisición Conjugada”. A las/los docentes se les informó el resultado del mismo y se procedió a clasificar a los y las estudiantes, señalando que aquellos con mayor puntaje tendrían mejores resultados académicos. Efectivamente, al final del curso aquellos considerados como los más brillantes obtuvieron mejor rendimiento académico.
Posteriormente, se develó que no se había realizado ningún test de inteligencia y que los alumnos seleccionados como los más destacados habían sido elegidos al azar. Mostró cómo la percepción positiva previa de los docentes frente al alumnado desencadena un trato diferencial en cuanto a atención, exigencias, apoyo y reconocimiento; y que incide también en las oportunidades, la percepción del estudiante sobre sí mismo y sobre sus expectativas. Es lo que llamó “efecto Pigmalión” o profecía autocumplida. Ellos eran los más brillantes y se esforzaron por demostrarlo y los docentes generaron condiciones para ello: la profecía se autocumplió.
El etiquetaje también ha sido estudiado por sociólogos como Bourdieu y Saint Martin (1975), quienes analizaron las categorías de juicio profesoral como operaciones de conocimiento, clasificación y evaluación no neutras: que conllevan implícitos criterios sociales de jerarquización del valor, la motivación intrínseca y el destino escolar del alumnado (Río, Ruiz, Angel, 1998:313).
Hoy por hoy el etiquetaje sigue siendo una forma como nos construimos socialmente no sólo como colectivos sino como personas, expresada en bromas, en desprecio por el otro o, incluso, en formas de asignación, clasificación y evaluación de unos en términos positivos y de otros en asignaciones negativas. Lo que habría que estudiar con mayor detenimiento para reflexionar sobre sus implicaciones sociales y psicosociales.
BIBLIOGRAFÍA
Becker, Howard Saul, 2009. Outsiders: hacia una sociología de la desviación, Madrid, Siglo XXI.
Río Ruiz, Manuel Ángel. 1998. Procesos de etiquetaje en el ámbito escolar: los grandes temas. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, vol. 8, nº 3, p. 312-320.
Rosenthal, R. & Jacobson, L. 19968 Pygmalion in the classroom. The urban review, 3 (1), p. 16-20.
martes, 16 de agosto de 2022
DÍA INTERNACIONAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
El 9 de agosto se celebró el día internacional de los pueblos indígenas.
Posiblemente para algunos es un festejo más, como muchos otros: el día internacional del niño, el de la mujer, el del orgullo LGTBIQ+ y el de las personas en situación de discapacidad o con diversidad funcional, entre otros. Pero fijar un día es un llamamiento para reflexionar un fenómeno que se está configurando como problema social, digno de ser visibilizado, intervenido e institucionalizado.
Por ello, uno de los propósitos de la Plataforma por Empresas Responsables es dar a conocer cómo las empresas, muchas de ellas multinacionales, con el amparo de los estados, vulneran los derechos de los pueblos indígenas y con ellos los de la naturaleza como sujeto de derecho.
El reconocimiento del derecho a un medio ambiente limpio, ), saludable y sostenible como un derecho humano fundamental por parte de la ONU (2021), da un marco de institucionalidad a las luchas de los pueblos indígenas. No obstante, este derecho debe ser conquistado a través de las movilizaciones comunitarias, globales y acciones mediáticas. La Plataforma de Empresas Responsables (2022) devela varios casos de abusos. Nos detendremos en tres de ellos:
BIBLIOGRAFÍA
Plataforma por Empresas Responsables (2022). Casos recientes de abusos de empresas españolas. En: https://www.setem.org/madrid-clm/actualidad/noticias/dia-de-los-pueblos-indigenas-basta-de-impunidad-empresarial/
Posiblemente para algunos es un festejo más, como muchos otros: el día internacional del niño, el de la mujer, el del orgullo LGTBIQ+ y el de las personas en situación de discapacidad o con diversidad funcional, entre otros. Pero fijar un día es un llamamiento para reflexionar un fenómeno que se está configurando como problema social, digno de ser visibilizado, intervenido e institucionalizado.
Por ello, uno de los propósitos de la Plataforma por Empresas Responsables es dar a conocer cómo las empresas, muchas de ellas multinacionales, con el amparo de los estados, vulneran los derechos de los pueblos indígenas y con ellos los de la naturaleza como sujeto de derecho.
El reconocimiento del derecho a un medio ambiente limpio, ), saludable y sostenible como un derecho humano fundamental por parte de la ONU (2021), da un marco de institucionalidad a las luchas de los pueblos indígenas. No obstante, este derecho debe ser conquistado a través de las movilizaciones comunitarias, globales y acciones mediáticas. La Plataforma de Empresas Responsables (2022) devela varios casos de abusos. Nos detendremos en tres de ellos:
- La construcción de complejos hidroeléctricos Renace, en Guatemala, que se llevó a cabo sin un estudio previo sobre el impacto ambiental y social y sin ningún tipo de consulta a las comunidades, ha desencadenado el colapso del río Cahabón en un tramo de alrededor de 30 kms, afectando los derechos fundamentales de la población indígena quekchi y del medio ambiente.
- La construcción de la presa de Córrego do Feijão, en Brumadinho (Brasil), propiedad de la empresa minera Vale, tuvo como resultado un rompimiento en 2019, que sepultó con más de 13 millones de metros cúbicos de lodo tóxico todo lo que halló a su paso. Las consecuencias: más de 250 víctimas mortales, otro tanto de desaparecidas, 138 hectáreas de bosque nativo perdidas y cerca de 600.000 personas afectadas.
- Por último las movilizaciones de los pueblos Q’anjob’al, Chuj, Akateko, Popti’, Barillas, convocó a 130.000 personas, desató graves conflictos sociales e impidió la construcción de una central hidroeléctrica en el municipio guatemalteco de Santa Cruz de Barillas, que Ecoener-Hidralia (Hidro Santa Cruz), empresa de origen español, pretendía desarrollar, pese a los riesgos ambientales y afectación de buen vivir de las comunidades indígenas. Su construcción hubiese supuesto la apropiación del agua del río Canbalam, que articula la vida de varias comunidades; además de importantes impactos ambientales, como movimientos de tierras, inundaciones, pérdida de biodiversidad o destrucción de lugares sagrados, entre otros.
BIBLIOGRAFÍA
Plataforma por Empresas Responsables (2022). Casos recientes de abusos de empresas españolas. En: https://www.setem.org/madrid-clm/actualidad/noticias/dia-de-los-pueblos-indigenas-basta-de-impunidad-empresarial/
martes, 2 de agosto de 2022
AGENCIA FEMENINA EN SUMAPAZ
Bueno y Suárez-Puentes (2022) reflexionan sobre la capacidad de agencia de las mujeres en el Sumapaz, en el centro de Colombia. Enclave considerado el páramo más grande del mundo, fuente de recursos hídricos, en donde el agua brota para dar vida a ríos y afluentes. Territorio históricamente conflictivo, de disputa por parte de los colonizadores, hacendatarios, guerrilla, paramilitares y, ahora, de las empresas y multinacionales en busca de su apropiación para la extracción de minerales o explotación como fuente generadora de energía y turismo (Bautista, 2018).
Los campesinos y campesinas han estado en medio del conflicto, en calidad de víctimas y de luchadoras y luchadores por el territorio. Pero ellas, como siempre, han sido invisibilizadas, desconociendo su ancestral rol productivo y comunitario. Ahora -más que nunca- son conscientes de su capacidad de agencia para generar procesos de resistencia por la defensa de su territorio, de la comunidad que ellas y ellos desean soñar y construir.
Kabeer (1999) define la agencia como aquellas acciones, asumidas por las personas de manera individual o colectiva, las cuales responden al cumplimiento de un objetivo, una meta o un propósito. Expresa la posibilidad de actuar de un agente para transformar una situación particular, lo cual supone el fortalecimiento de la autonomía, la reflexividad y la capacidad de movilización de recursos (sociales, económicos, relacionales, etc.). La agencia comunitaria enfatiza en los procesos movilizadores de acciones que confluyen en colectivo, los cuales buscan tejer y unificar las fuerzas hacia la transformación de la realidad social deseada (Bueno y Suárez-Puentes, 2022:97).
Las autoras plantean la agencia bajo tres perspectivas: como proceso de subjetivación y desarrollo, y como ontología de la acción social. La subjetivación hace alusión a la relación cuerpo-mente, y expresa la capacidad de reflexividad e intencionalidad frente a los intereses en que está circunscrita, destacando su autonomía respecto al poder y el control. Es una apuesta por lo social y lo político. Mientras, la agencia como desarrollo es entendida como capacidad de elección y logro de metas y valores, en la que se reconoce la correspondencia con la libertad de las personas para transformar sus condiciones en clave de progreso y bienestar. En cuanto a la acción social se destaca el agenciamiento como recursividad, alude a prácticas y habitus para afrontar situaciones del contexto y oportunidades para su afianzamiento (2022:98).
Por ello, la agencia comunitaria femenina destaca tres elementos: lo comunitario, el agenciamiento y la perspectiva de género como referentes para la comprensión del sentido de lo que implica este ejercicio. En cuanto a la agencia en clave de género, supone el reconocimiento como mujeres insertas en contextos patriarcales, cuyas luchas en el ámbito privado, comunitario y política han sido invisibilizadas, no han adquirido valor, pese a su apuesta permanente por el cuidado del ambiente y la priorización de lo público, asuntos que van en consonancia con las luchas históricas que se han librado en el territorio.
Su proceso de agenciamiento lo ilustran Bueno y Suárez-Puentes en una entrevista a una mujer campesina:
“es liderar procesos, de pronto como se dice así: de no tragar entero y luchar por algo que uno quiere, y por algo que uno ve que es un derecho… expresamos nuestro modo de pensar” (2022:102).
Un territorio en lucha donde la mujer adquiere consciencia, poder y se hace visible, por ello hoy más que nunca Sumapaz es un espacio movilizado, en alerta para defender su lugar, fortalecer su identidad social y ser visible ante posibles escenarios de riesgo frente a sus recursos, tal como sucedió en el caso de la hidroeléctrica:
Las mujeres, como siempre, suman. Pero es una lucha que está en pie porque al igual que en muchos territorios del mundo la fuerza del capital despliega su poder y arrasa con las comunidades, con sus sueños, desde una perspectiva economicista y no ambientalista, que transcurre con el visto bueno de los estados.
BIBLIOGRAFÍA
Bautista Gómez, Martha Milena, 2018. Dinámicas de la construcción social del territorio de la localidad de Sumapaz (Bogotá, Colombia): entre los conflictos socioambientales y la resistencia campesina. Pampa no.17 Santa Fe jun. 2018. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2314-02082018000100001
Bueno, Ana Marcela y Suárez-Puentes, Karin Viviana, 2022. Agencias sociales comunitarias femeninas y su aporte en la conservación y lucha del territorio en Sumapaz. Revista Trabajo Social vol. 24 nº 2, Jul-Dic 2022, Bogotá.
Kabeer, Naila. 1999. “Resources, agency, archievements: reflections on the measurement of women´s empowerment”. Development and Change 30 (3): 435-464. https://onlinelibrary. wiley.com/doi/abs/10.1111/1467-7660.00125
Los campesinos y campesinas han estado en medio del conflicto, en calidad de víctimas y de luchadoras y luchadores por el territorio. Pero ellas, como siempre, han sido invisibilizadas, desconociendo su ancestral rol productivo y comunitario. Ahora -más que nunca- son conscientes de su capacidad de agencia para generar procesos de resistencia por la defensa de su territorio, de la comunidad que ellas y ellos desean soñar y construir.
Kabeer (1999) define la agencia como aquellas acciones, asumidas por las personas de manera individual o colectiva, las cuales responden al cumplimiento de un objetivo, una meta o un propósito. Expresa la posibilidad de actuar de un agente para transformar una situación particular, lo cual supone el fortalecimiento de la autonomía, la reflexividad y la capacidad de movilización de recursos (sociales, económicos, relacionales, etc.). La agencia comunitaria enfatiza en los procesos movilizadores de acciones que confluyen en colectivo, los cuales buscan tejer y unificar las fuerzas hacia la transformación de la realidad social deseada (Bueno y Suárez-Puentes, 2022:97).
Las autoras plantean la agencia bajo tres perspectivas: como proceso de subjetivación y desarrollo, y como ontología de la acción social. La subjetivación hace alusión a la relación cuerpo-mente, y expresa la capacidad de reflexividad e intencionalidad frente a los intereses en que está circunscrita, destacando su autonomía respecto al poder y el control. Es una apuesta por lo social y lo político. Mientras, la agencia como desarrollo es entendida como capacidad de elección y logro de metas y valores, en la que se reconoce la correspondencia con la libertad de las personas para transformar sus condiciones en clave de progreso y bienestar. En cuanto a la acción social se destaca el agenciamiento como recursividad, alude a prácticas y habitus para afrontar situaciones del contexto y oportunidades para su afianzamiento (2022:98).
Por ello, la agencia comunitaria femenina destaca tres elementos: lo comunitario, el agenciamiento y la perspectiva de género como referentes para la comprensión del sentido de lo que implica este ejercicio. En cuanto a la agencia en clave de género, supone el reconocimiento como mujeres insertas en contextos patriarcales, cuyas luchas en el ámbito privado, comunitario y política han sido invisibilizadas, no han adquirido valor, pese a su apuesta permanente por el cuidado del ambiente y la priorización de lo público, asuntos que van en consonancia con las luchas históricas que se han librado en el territorio.
Su proceso de agenciamiento lo ilustran Bueno y Suárez-Puentes en una entrevista a una mujer campesina:
“es liderar procesos, de pronto como se dice así: de no tragar entero y luchar por algo que uno quiere, y por algo que uno ve que es un derecho… expresamos nuestro modo de pensar” (2022:102).
Un territorio en lucha donde la mujer adquiere consciencia, poder y se hace visible, por ello hoy más que nunca Sumapaz es un espacio movilizado, en alerta para defender su lugar, fortalecer su identidad social y ser visible ante posibles escenarios de riesgo frente a sus recursos, tal como sucedió en el caso de la hidroeléctrica:
[…] la hidroeléctrica quiso montar una planta en La Unión, entonces aquí la comunidad no solo la del sindicato, sino toda la comunidad, todos se levantaron, no, no y no, entonces que debido a todo ese proceso de estar defendiendo el territorio entonces sí están superpendientes qué tipo de personas llegan acá y con qué tipo de interés. (Bueno y Suárez-Puentes, 2022: 101).
Las mujeres, como siempre, suman. Pero es una lucha que está en pie porque al igual que en muchos territorios del mundo la fuerza del capital despliega su poder y arrasa con las comunidades, con sus sueños, desde una perspectiva economicista y no ambientalista, que transcurre con el visto bueno de los estados.
BIBLIOGRAFÍA
Bautista Gómez, Martha Milena, 2018. Dinámicas de la construcción social del territorio de la localidad de Sumapaz (Bogotá, Colombia): entre los conflictos socioambientales y la resistencia campesina. Pampa no.17 Santa Fe jun. 2018. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2314-02082018000100001
Bueno, Ana Marcela y Suárez-Puentes, Karin Viviana, 2022. Agencias sociales comunitarias femeninas y su aporte en la conservación y lucha del territorio en Sumapaz. Revista Trabajo Social vol. 24 nº 2, Jul-Dic 2022, Bogotá.
Kabeer, Naila. 1999. “Resources, agency, archievements: reflections on the measurement of women´s empowerment”. Development and Change 30 (3): 435-464. https://onlinelibrary. wiley.com/doi/abs/10.1111/1467-7660.00125
miércoles, 20 de julio de 2022
SAS DATAFLUX, SOLUCIÓN PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL DATO
Desde este blog hemos ido presenciando el lanzamiento de soluciones estadísticas cada vez más visuales. Aunque desarrollar código sigue siendo de gran utilidad, los “fabricantes de software” se lanzan cada vez más a comercializar soluciones que permitan a profesionales trabajar más allá de la programación.
Al mismo tiempo, la creciente digitalización de la información hace cada vez más importante para las organizaciones la necesidad de mejorar la calidad del dato. Una información adecuada permite solucionar de manera eficiente incidencias y cumplir de manera adecuada los objetivos de marketing o de integración de sistemas, por ejemplo.
En ese proceso de cambio se sitúa SAS Dataflux, también llamado SAS Data Management Studio. La solución permite hacer depuraciones de manera bastante sencilla, al mismo tiempo que complejas tareas de combinación y enriquecimiento de campos utilizando jobs de datos y jobs de procesos que pueden planificarse desde el sistema operativo.
Además, la plataforma cuenta con un lenguaje específico: el Expression Engine Language (EEL), que proporciona una gran variedad de instrucciones, funciones y variables para configurar las expresiones necesarias para ejecutar procesos automatizados y parametrizados de depuración.
Al mismo tiempo, la creciente digitalización de la información hace cada vez más importante para las organizaciones la necesidad de mejorar la calidad del dato. Una información adecuada permite solucionar de manera eficiente incidencias y cumplir de manera adecuada los objetivos de marketing o de integración de sistemas, por ejemplo.
En ese proceso de cambio se sitúa SAS Dataflux, también llamado SAS Data Management Studio. La solución permite hacer depuraciones de manera bastante sencilla, al mismo tiempo que complejas tareas de combinación y enriquecimiento de campos utilizando jobs de datos y jobs de procesos que pueden planificarse desde el sistema operativo.
Además, la plataforma cuenta con un lenguaje específico: el Expression Engine Language (EEL), que proporciona una gran variedad de instrucciones, funciones y variables para configurar las expresiones necesarias para ejecutar procesos automatizados y parametrizados de depuración.
martes, 21 de junio de 2022
LA LENGUA ÍBERA: ¿AISLADA U OLVIDADA?
La lengua íbera o ibérica se habló al menos en una parte mediterránea de la península que lleva el mismo nombre y también en algunos territorios de lo que hoy es el Sur de Francia: concretamente hasta el río Hérault. El límite hacia el Sur estaría en Porcuna, Jaén. El uso de este idioma se dio en los siglos inmediatamente anteriores a la invasión romana de este territorio.
Durante mucho tiempo se ha considerado una lengua aislada, es decir, que no tiene un parentesco genealógico o genético con ninguna otra lengua viva o muerta, o cuya relación con otras lenguas no ha sido demostrada.
Se han dado muchas hipótesis acerca del origen de esta lengua, pero los últimos avances en la interpretación de las inscripciones encontradas apuntan a algunas semejanzas con el protovasco o vasco antiguo. Especialmente llamativo es el parecido entre ambas lenguas en lo que se refiere a los numerales, terreno en el que no es frecuente que se den préstamos lingüísticos; lo que apuntaría una génesis lingüítisca común (Orduña, 2011; Villar, 2014). Aunque algún autor (Lakarra, 2010) relativice el alcance de estas coincidencias.
En cualquier caso, cabe hacerse algunas preguntas: ¿por qué lenguas como el euskera o el íbero han sido consideradas hasta ahora lenguas aisladas? ¿Se ha prestado suficiente interés en avanzar en la interpretación de los textos de la cultura íbera o más bien la hemos metido en el cajón de la prehistoria demostrando un mayor énfasis hacia hechos históricos como la Reconquista o la colonización romana? ¿Cómo es posible que los lingüistas del euskera encontraran algunos parecidos con lenguas remotas de la región del Cáucaso, Asia, África e, incluso, Groenlandia; pero desconocieran las coincidencias con la vecina lengua de los íberos? ¿Se ha valorado el papel de la lengua íbera en el surgimiento de lenguas romances como el español, el catalán o el valenciano? ¿Hemos estudiado con detenimiento las palabras romances que tienen un origen no latino ni indoeuropeo?
La respuesta a todas estas preguntas podría estar en el nacionalismo romántico. ¿Encajan todas estas nuevas miradas en la idea de nación española o vasca? Nos parece que no. Ni el nacionalismo español ha mirado nunca a otra lengua que no sea el latín, ni el relato del nacionalismo vasco está interesado en asumir vínculos lingüísticos tan próximos. Por desgracia, el nacionalismo mueve el trabajo de arqueólogos, historiadores y también lingüistas.
Conocer la lengua y la cultura ibéricas nos ayuda a entender un poco mejor nuestras lenguas y nuestras formas culturales contemporáneas. ¿Es posible dejar a un lado la mirada nacional y abordar problemas diferentes?
BIBLIOGRAFÍA
Lakarra, J. (2010). «Haches, diptongos y otros detalles de alguna importancia: notas sobre numerales (proto)vascos y comparación vasco-ibérica (con un apéndice sobre hiri y otro sobre bat-bi)». Veleia (27): 191-238.
Orduña, E. (2011). «Los numerales ibéricos y el protovasco». Veleia (28): 125-139.
Villar, F. (2014). Indoeuropeos, iberos, vascos y sus parientes, Estratigrafía y cronología de las poblaciones prehistóricas. Estudios filológicos. Universidad de Salamanca.
Durante mucho tiempo se ha considerado una lengua aislada, es decir, que no tiene un parentesco genealógico o genético con ninguna otra lengua viva o muerta, o cuya relación con otras lenguas no ha sido demostrada.
Se han dado muchas hipótesis acerca del origen de esta lengua, pero los últimos avances en la interpretación de las inscripciones encontradas apuntan a algunas semejanzas con el protovasco o vasco antiguo. Especialmente llamativo es el parecido entre ambas lenguas en lo que se refiere a los numerales, terreno en el que no es frecuente que se den préstamos lingüísticos; lo que apuntaría una génesis lingüítisca común (Orduña, 2011; Villar, 2014). Aunque algún autor (Lakarra, 2010) relativice el alcance de estas coincidencias.
En cualquier caso, cabe hacerse algunas preguntas: ¿por qué lenguas como el euskera o el íbero han sido consideradas hasta ahora lenguas aisladas? ¿Se ha prestado suficiente interés en avanzar en la interpretación de los textos de la cultura íbera o más bien la hemos metido en el cajón de la prehistoria demostrando un mayor énfasis hacia hechos históricos como la Reconquista o la colonización romana? ¿Cómo es posible que los lingüistas del euskera encontraran algunos parecidos con lenguas remotas de la región del Cáucaso, Asia, África e, incluso, Groenlandia; pero desconocieran las coincidencias con la vecina lengua de los íberos? ¿Se ha valorado el papel de la lengua íbera en el surgimiento de lenguas romances como el español, el catalán o el valenciano? ¿Hemos estudiado con detenimiento las palabras romances que tienen un origen no latino ni indoeuropeo?
La respuesta a todas estas preguntas podría estar en el nacionalismo romántico. ¿Encajan todas estas nuevas miradas en la idea de nación española o vasca? Nos parece que no. Ni el nacionalismo español ha mirado nunca a otra lengua que no sea el latín, ni el relato del nacionalismo vasco está interesado en asumir vínculos lingüísticos tan próximos. Por desgracia, el nacionalismo mueve el trabajo de arqueólogos, historiadores y también lingüistas.
Conocer la lengua y la cultura ibéricas nos ayuda a entender un poco mejor nuestras lenguas y nuestras formas culturales contemporáneas. ¿Es posible dejar a un lado la mirada nacional y abordar problemas diferentes?
BIBLIOGRAFÍA
Lakarra, J. (2010). «Haches, diptongos y otros detalles de alguna importancia: notas sobre numerales (proto)vascos y comparación vasco-ibérica (con un apéndice sobre hiri y otro sobre bat-bi)». Veleia (27): 191-238.
Orduña, E. (2011). «Los numerales ibéricos y el protovasco». Veleia (28): 125-139.
Villar, F. (2014). Indoeuropeos, iberos, vascos y sus parientes, Estratigrafía y cronología de las poblaciones prehistóricas. Estudios filológicos. Universidad de Salamanca.
martes, 14 de junio de 2022
EL CONCEPTO DE RECONQUISTA HISPÁNICA, INVENCIÓN DEL SIGLO XIX
Para muchas personas, la Reconquista es un hecho innegable de la historia de España. Como veremos en esta entrada, desde hace décadas los historiadores están poniendo esta idea en cuestión.
Aunque a partir de la Ilustración la historiografía inició una búsqueda de las esencias nacionales, no es sino en pleno siglo XIX cuando se empieza a utilizar la palabra Reconquista. Entendiendo como tal el largo proceso consciente y premeditado de recuperación territorial que duró ocho siglos y que terminó con la expulsión de los musulmanes y con el triunfo de los cristianos.
Desde mitad del siglo XVII, en Castilla se empezó a hablar de restauración en referencia a la guerra contra los musulmanes, culpando de la invasión islámica a los vicios de los últimos reyes visigodos. Mientras que, en Aragón y Cataluña, se hablaba de resistencia pirenaica destacando el papel de los francos como colaboradores de los visigodos en la lucha por la libertad (Ríos, 2011).
En ese proceso, los musulmanes comenzaron a ser vistos más como invasores que como infieles. El elemento lucha religiosa se empezó a sustituir simbólicamente por una referencia más política, ligada a la recuperación del territorio. Convirtiendo también a los godos en los primeros reyes de España y borrando de la historia las contiendas de señores de la guerra cristianos contra otros señores de la guerra cristianos.
Martín Ríos (op. cit.) caracteriza el proceso que se dio en el siglo XIX, en el que el nacionalismo y el romanticismo fueros los principales ejes. Destaca dos corrientes historiográficas: la conservadora y la liberal. El relato de los conservadores se resumía en que la monarquía y la Iglesia habían tenido un papel fundamental en el devenir histórico nacional; y que para solucionar los problemas de España había que recuperar la preeminencia de dichas instituciones. Mientras que el relato de los liberales hacía protagonista al pueblo, sin negar el papel desempeñado por la monarquía y la Iglesia. De esta manera quedó listo el concepto de Reconquista, iniciada por Pelayo y culminada por los Reyes Católicos.
BIBLIOGRAFÍA
Martín Ríos Saloma, La Reconquista. Una construcción historiográfica (siglos xvi-xix), México-Madrid, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, Marcial Pons Historia, 2011
Aunque a partir de la Ilustración la historiografía inició una búsqueda de las esencias nacionales, no es sino en pleno siglo XIX cuando se empieza a utilizar la palabra Reconquista. Entendiendo como tal el largo proceso consciente y premeditado de recuperación territorial que duró ocho siglos y que terminó con la expulsión de los musulmanes y con el triunfo de los cristianos.
Desde mitad del siglo XVII, en Castilla se empezó a hablar de restauración en referencia a la guerra contra los musulmanes, culpando de la invasión islámica a los vicios de los últimos reyes visigodos. Mientras que, en Aragón y Cataluña, se hablaba de resistencia pirenaica destacando el papel de los francos como colaboradores de los visigodos en la lucha por la libertad (Ríos, 2011).
En ese proceso, los musulmanes comenzaron a ser vistos más como invasores que como infieles. El elemento lucha religiosa se empezó a sustituir simbólicamente por una referencia más política, ligada a la recuperación del territorio. Convirtiendo también a los godos en los primeros reyes de España y borrando de la historia las contiendas de señores de la guerra cristianos contra otros señores de la guerra cristianos.
Martín Ríos (op. cit.) caracteriza el proceso que se dio en el siglo XIX, en el que el nacionalismo y el romanticismo fueros los principales ejes. Destaca dos corrientes historiográficas: la conservadora y la liberal. El relato de los conservadores se resumía en que la monarquía y la Iglesia habían tenido un papel fundamental en el devenir histórico nacional; y que para solucionar los problemas de España había que recuperar la preeminencia de dichas instituciones. Mientras que el relato de los liberales hacía protagonista al pueblo, sin negar el papel desempeñado por la monarquía y la Iglesia. De esta manera quedó listo el concepto de Reconquista, iniciada por Pelayo y culminada por los Reyes Católicos.
BIBLIOGRAFÍA
Martín Ríos Saloma, La Reconquista. Una construcción historiográfica (siglos xvi-xix), México-Madrid, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, Marcial Pons Historia, 2011
martes, 7 de junio de 2022
TUTORÍAS ENTRE IGUALES (TEI) ¿UNA ESTRATEGIA PARA REDUCIR EL CONFLICTO ESCOLAR?
La visibilización del conflicto escolar ha generado una serie de intervenciones que alejan a la escuela del modelo tradicional centrado en la enseñanza, en el solipsismo educativo y en la poca corresponsabilidad familiar en los asuntos escolares. El conflicto emerge y es conceptualizado como acoso escolar, bullying y ciberbullying, además de demandar su intervención. Ya no es un asunto de los niños y las niñas, ni de los y las adolescentes, es un problema social que requiere ser intervenido para garantizar los proyectos educativos.
La tutorías entre iguales, entre pares, es decir, entre estudiantes, hacen parte del programa de mentoring; y según Ferrer-Cascales et al. (2019, p. 3) se apoyan en la teoría de sistemas ecológicos de Bronfenbrenner, en los principios de las teorías de inteligencia emocional de los estudios de Salovey y Mayer y en Goleman; y en la psicología positiva. Si bien hay diversos tipos de tutorías (docente, grupo, expertos, etc.), la tutoría entre iguales se orienta a reducir el conflicto escolar a través de la participación activa de las y los estudiantes para brindar apoyo especialmente a aquellos pares más vulnerables. A través de esta estrategia educativa, los miembros de la comunidad escolar pueden expresar abiertamente a uno de sus iguales, sus necesidades personales, problemas o conflictos por los que atraviesa; es decir, es un proceso de escucha en el cual se detectan posibles situaciones de conflicto interpersonal o de acoso, se empatiza y se buscan salidas no violentas a las mismas. De esta manera, los estudiantes asumen responsabilidades de apoyo y protección del otro; son solidarios; se empoderan para desarrollar un sentimiento de convivencia en el que la violencia no tiene lugar; además de mejorar su autoestima.
A diferencia de otros tipos de programas en los que la intervención de los docentes es más directiva e invasiva, la tutoría entre iguales otorga responsabilidad al alumnado, lo cual demanda formación en una serie de competencias sociales y emocionales, que van desde la solidaridad, la cooperación, la escucha activa, la empatía y la habilidad para mediar, entre otras.
El desarrollo de las tutorías entre iguales supone diversas etapas: 1) difusión y sensibilización de la necesidad de intervenir el conflicto en el ámbito educativo; 2) Formación del profesorado/personal educativo; 3) formación de estudiantes tutores/as; 4) emparejando estudiantes; y por último, 5) desarrollo de la intervención a través de una serie de actividades orientadas a lograr la cohesión, el desarrollo de habilidades sociales, comunicativas y las formación en valores y formas de resolución pacífica de los conflictos.
Ferrer-Cascales, R. et al. (2019) llevan a cabo una investigación en 2015 con el ánimo de mostrar la efectividad de las TIE y concluyen, aunque con resultados no generalizables, que esta estrategia sí redujo el acoso y el acoso cibernético en las aulas, al “mejorar los factores del clima escolar, incluidos la satisfacción con la escuela, el sentido de pertenencia, la cooperación y la comunicación positiva entre la familia y la escuela. Estos factores se relacionaron positivamente con las bajas tasas de las subescalas de agresor/a y víctima, tanto en el cuestionario de acoso escolar (bullying) como en cyberbullying” (p.12).
BIBLIOGRAFÍA
Ferrer-Cascales, R., Albaladejo-Blázquez, N., Sánchez-SanSegundo, M., Portilla-Tamarit, M., Lordan, O. y Ruiz-Robledill, N. (2019) Efectividad del Programa TEI en la reducción del Bullying y Cyberbullying y la mejora del clima escolar. International Journal of Environment Reseach and public health. http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
La tutorías entre iguales, entre pares, es decir, entre estudiantes, hacen parte del programa de mentoring; y según Ferrer-Cascales et al. (2019, p. 3) se apoyan en la teoría de sistemas ecológicos de Bronfenbrenner, en los principios de las teorías de inteligencia emocional de los estudios de Salovey y Mayer y en Goleman; y en la psicología positiva. Si bien hay diversos tipos de tutorías (docente, grupo, expertos, etc.), la tutoría entre iguales se orienta a reducir el conflicto escolar a través de la participación activa de las y los estudiantes para brindar apoyo especialmente a aquellos pares más vulnerables. A través de esta estrategia educativa, los miembros de la comunidad escolar pueden expresar abiertamente a uno de sus iguales, sus necesidades personales, problemas o conflictos por los que atraviesa; es decir, es un proceso de escucha en el cual se detectan posibles situaciones de conflicto interpersonal o de acoso, se empatiza y se buscan salidas no violentas a las mismas. De esta manera, los estudiantes asumen responsabilidades de apoyo y protección del otro; son solidarios; se empoderan para desarrollar un sentimiento de convivencia en el que la violencia no tiene lugar; además de mejorar su autoestima.
A diferencia de otros tipos de programas en los que la intervención de los docentes es más directiva e invasiva, la tutoría entre iguales otorga responsabilidad al alumnado, lo cual demanda formación en una serie de competencias sociales y emocionales, que van desde la solidaridad, la cooperación, la escucha activa, la empatía y la habilidad para mediar, entre otras.
El desarrollo de las tutorías entre iguales supone diversas etapas: 1) difusión y sensibilización de la necesidad de intervenir el conflicto en el ámbito educativo; 2) Formación del profesorado/personal educativo; 3) formación de estudiantes tutores/as; 4) emparejando estudiantes; y por último, 5) desarrollo de la intervención a través de una serie de actividades orientadas a lograr la cohesión, el desarrollo de habilidades sociales, comunicativas y las formación en valores y formas de resolución pacífica de los conflictos.
Ferrer-Cascales, R. et al. (2019) llevan a cabo una investigación en 2015 con el ánimo de mostrar la efectividad de las TIE y concluyen, aunque con resultados no generalizables, que esta estrategia sí redujo el acoso y el acoso cibernético en las aulas, al “mejorar los factores del clima escolar, incluidos la satisfacción con la escuela, el sentido de pertenencia, la cooperación y la comunicación positiva entre la familia y la escuela. Estos factores se relacionaron positivamente con las bajas tasas de las subescalas de agresor/a y víctima, tanto en el cuestionario de acoso escolar (bullying) como en cyberbullying” (p.12).
BIBLIOGRAFÍA
Ferrer-Cascales, R., Albaladejo-Blázquez, N., Sánchez-SanSegundo, M., Portilla-Tamarit, M., Lordan, O. y Ruiz-Robledill, N. (2019) Efectividad del Programa TEI en la reducción del Bullying y Cyberbullying y la mejora del clima escolar. International Journal of Environment Reseach and public health. http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
martes, 24 de mayo de 2022
LA NATURALEZA COMO SUJETO DE DERECHO
En la entrada anterior hablábamos de la ciudadanía, como la pertenencia a una sociedad política asociada a una serie de derechos.
La Constitución del Ecuador es el primer documento legal que otorga carácter de persona jurídica a la naturaleza. Esta iniciativa busca proteger la biodiversidad ecuatoriana. Su art. 10. Señala que: “las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos son titulares y gozarán de los derechos garantizados en la Constitución y en los instrumentos internacionales”. La naturaleza será sujeto de aquellos derechos que le reconozca la Constitución.
En su artículo 71 plantea que: “la naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos
vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.
Es muy difícil ser consecuente con una propuesta ecológica-sustentable de respeto y cuidado de la naturaleza, mientras no abandonemos la visión antropocéntrica en que se ha fundamentado la cultura occidental. Hablar de antropocentrismo es colocar al ser humano y sus intereses como el centro de todo. Ser humano entendido como hombre, blanco, que soporta su saber en la ciencia.
Si bien el antropocentrismo supuso una liberación del hombre frente a los principios teocéntricos que regían su forma de interpretar y actuar sobre el mundo; estos principios adjudicaban su existencia y la de la naturaleza a un ser divino. El gran vuelco fue ubicar al hombre en el centro del universo, todo ello soportado por elementos racionales y por el avance de la ciencia; lo cual supuso colocar todos los seres vivientes y la naturaleza a su servicio. Esto fue acompañado del desconocimiento de cualquier saber no basado en los principios o métodos de la ciencia.
La naturaleza se torna en un medio y no en un fin a la cual hay que cuidar, así como habitar en y con ella. Esta visión antropocéntrica del mundo sostiene nuestra sociedad de consumo actual, la cual plantea una relación explosiva entre naturaleza-humanidad; a tal punto que nos exponemos a desaparecer.
Actualmente, hay una crítica profunda a los principios orientadores de las ciencias sociales modernas apoyadas en la puesta en valor de la separación de la naturaleza y la cultura (el individuo no ligado a lugar y comunidad); la economía alejada de lo social y lo natural; la supremacía del conocimiento experto, por encima de todo otro saber; la separación entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, colonizadores y colonizados, civilizados y salvajes, desarrollados y subdesarrollados, entre otros (Botero, 2012).
Las comunidades indígenas nos han dejado un legado que no ha sido reconocido, sino invisibilizado y desdeñado. La Pacha Mama, supone un estado de armonía entre seres humanos y naturaleza. Es una cosmovisión del buen vivir. Buen vivir para estar juntos, para hacernos fuertes, para hacernos solidarios.
No debemos olvidar que los indios norteamericanos y otros grupos indígenas han defendido la espiritualidad fundada en la tierra, para muestra está la carta redactada en 1855 por el Gran Jefe Indio Seattle de la tribu de los Swamish a Franklin Pierce, entonces Presidente de los EE. UU., en la que se lee: “La Tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la Tierra. No fue el hombre el que tejió la trama de la vida, él es sólo un hilo de la misma. Todo cuanto haga con la trama se lo hará a sí mismo”.
La modernidad y la emergencia del Estado-nación se distanció de este vínculo a la par que despojó a las comunidades del cuidado de su espacio vital, de la naturaleza; entregando su gestión, en la gran mayoría de los casos, a la gestión privada, para hacer de ella un medio al servicio del capital. De ahí que la lucha por el buen vivir juntos, pasa por el rescate de la comunidad, para su gobernanza y protección.
BIBLIOGRAFÍA
La Constitución del Ecuador es el primer documento legal que otorga carácter de persona jurídica a la naturaleza. Esta iniciativa busca proteger la biodiversidad ecuatoriana. Su art. 10. Señala que: “las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos son titulares y gozarán de los derechos garantizados en la Constitución y en los instrumentos internacionales”. La naturaleza será sujeto de aquellos derechos que le reconozca la Constitución.
En su artículo 71 plantea que: “la naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos
vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.
Es muy difícil ser consecuente con una propuesta ecológica-sustentable de respeto y cuidado de la naturaleza, mientras no abandonemos la visión antropocéntrica en que se ha fundamentado la cultura occidental. Hablar de antropocentrismo es colocar al ser humano y sus intereses como el centro de todo. Ser humano entendido como hombre, blanco, que soporta su saber en la ciencia.
Si bien el antropocentrismo supuso una liberación del hombre frente a los principios teocéntricos que regían su forma de interpretar y actuar sobre el mundo; estos principios adjudicaban su existencia y la de la naturaleza a un ser divino. El gran vuelco fue ubicar al hombre en el centro del universo, todo ello soportado por elementos racionales y por el avance de la ciencia; lo cual supuso colocar todos los seres vivientes y la naturaleza a su servicio. Esto fue acompañado del desconocimiento de cualquier saber no basado en los principios o métodos de la ciencia.
La naturaleza se torna en un medio y no en un fin a la cual hay que cuidar, así como habitar en y con ella. Esta visión antropocéntrica del mundo sostiene nuestra sociedad de consumo actual, la cual plantea una relación explosiva entre naturaleza-humanidad; a tal punto que nos exponemos a desaparecer.
Actualmente, hay una crítica profunda a los principios orientadores de las ciencias sociales modernas apoyadas en la puesta en valor de la separación de la naturaleza y la cultura (el individuo no ligado a lugar y comunidad); la economía alejada de lo social y lo natural; la supremacía del conocimiento experto, por encima de todo otro saber; la separación entre ‘nosotros’ y ‘ellos’, colonizadores y colonizados, civilizados y salvajes, desarrollados y subdesarrollados, entre otros (Botero, 2012).
Las comunidades indígenas nos han dejado un legado que no ha sido reconocido, sino invisibilizado y desdeñado. La Pacha Mama, supone un estado de armonía entre seres humanos y naturaleza. Es una cosmovisión del buen vivir. Buen vivir para estar juntos, para hacernos fuertes, para hacernos solidarios.
No debemos olvidar que los indios norteamericanos y otros grupos indígenas han defendido la espiritualidad fundada en la tierra, para muestra está la carta redactada en 1855 por el Gran Jefe Indio Seattle de la tribu de los Swamish a Franklin Pierce, entonces Presidente de los EE. UU., en la que se lee: “La Tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la Tierra. No fue el hombre el que tejió la trama de la vida, él es sólo un hilo de la misma. Todo cuanto haga con la trama se lo hará a sí mismo”.
La modernidad y la emergencia del Estado-nación se distanció de este vínculo a la par que despojó a las comunidades del cuidado de su espacio vital, de la naturaleza; entregando su gestión, en la gran mayoría de los casos, a la gestión privada, para hacer de ella un medio al servicio del capital. De ahí que la lucha por el buen vivir juntos, pasa por el rescate de la comunidad, para su gobernanza y protección.
BIBLIOGRAFÍA
Botero, Patricia (2012) Investigación y acción colectiva –IAC– Una experiencia de investigación militante. Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 17, No. 57, pp. 31-47
miércoles, 18 de mayo de 2022
REFLEXIONES EN TORNO A LA CIUDADANÍA
El concepto de ciudanía, como construcción social, es la síntesis de procesos de inclusión y exclusión en torno a una comunidad política, asociada a una serie de derechos como resultado de los intereses y/o luchas de determinados colectivos. Si bien, dichos derechos tienen un carácter universal para una comunidad política determinada, estos poseen una connotación móvil expresada en procesos de avance y retroceso, de inclusión y exclusión de sujetos, y de acción colectiva.
T.H. Marshall, sociólogo británico, escribe un ensayo en 1950 sobre ciudadanía y clase social (1998). En él destaca la doble dimensión del concepto de ciudadanía. Por un lado, su esfera de igualdad legal y política; y, por otro lado, de desigualdad material. Plantea tres dimensiones de la ciudadanía para el ejercicio pleno de la misma: la ciudadanía civil que integra derechos y libertades individuales; una ciudadanía política, que abarca derechos políticos; y una ciudadanía social que incluye derechos económicos, sociales y culturales. Desde esta perspectiva, presenta una teoría evolucionista de la ciudadanía, desde una posición crítica a la teoría y a la práctica liberal-individualista de la ciudadanía.
Es en el siglo XX, en el marco de la cristalización de los Estados modernos, la ciudadanía se va a deconstruir a la par con la emergencia del Estado de Bienestar, el cual consagra derechos económicos y sociales, tales como el derecho a la educación, a la salud, a las pensiones, al trabajo o a la vivienda, sexuales y de reproducción, entre otros. Esto supone un proceso creciente de desmercantilización, de solidaridad colectiva y de responsabilidad del Estado sobre el bienestar de los ciudadanos, liberando a las familias y a los individuos de su exclusiva responsabilidad, mientras que el individuo se reafirma como sujeto colectivo.
En la actualidad, esta perspectiva evolucionista ha sido puesta en en cuestión, especialmente con el avance de las políticas neoliberales, lo cual ha supuesto un retroceso en materia de derechos económicos, sociales y culturales, acompañado de un discurso radical contra la migración.
A la par de esta reflexión emerge la perspectiva comunitarista, la cual destaca los vínculos comunitarios –rotos por la emergencia del Estado-nación- y las identidades y lealtades nacionales, sobre las identidades locales y globales (Kymlicka, 2002). Es una llamada a volver a construir el tejido comunitario como espacio de acción, identidad y solidaridades, disputando al Estado espacios de acción, participación y gestión.
Gaete et al. (2022) destacan la emergencia de dos tipos de ciudadanías. Una, llamada ciudadanía radical (Chantal Mouffe,1999), la cual destaca cómo la lucha y el antagonismo social posibilita la ampliación de los derechos y en esa medida la inclusión de los apartados, de los excluidos como sujetos de derechos, es decir, como ciudadanos. Y otra, la ciudadanía medioambiental, que afirma que estos problemas superan las fronteras del Estado-nación y que se definen desde el humanismo cosmopolita (Dobson, 2005). Desde esta perspectiva, se destaca la naturaleza como sujeto jurídico de derecho; la apuesta por la ampliación de los derechos, por ejemplo, el derecho a un aire y un agua limpios, el derecho a participar en decisiones de impacto medioambiental, en pos de la búsqueda de modelos de consumo alternativos, individuales y colectivos, respetuosos con la naturaleza.
Por último, quisiéramos destacar que el concepto de ciudadanía como expresión universal de derechos de una comunidad política se fundamenta en la pertenencia a dicha comunidad. Es decir, si no eres ciudadano no eres sujeto de derechos plenos. Presentándose una contradicción entre los principios de igualdad y solidaridad en que se fundamentan formalmente los derechos humanos. Por ello, queremos volver a rescatar el concepto de comunidad planteado en otra de nuestras entradas del blog, trayendo a colación la reflexión de Esposito (2012), quien señala que si nos construimos como comunidad bajo el principio de lo que nos une, siempre asumiremos al otro como un sujeto con déficit, carente de lo que nosotros somos. Es decir, como subalterno, sin reconocer ni valorar su otredad. Por ello, parafraseando la idea de comunidad de Espósito, la comunidad política o cualquier tipo de comunidad debería basarse en la hospitalidad: esto supone la gratuidad, el deber de priorizar al otro respecto al yo. Al priorizar al otro, a su fragilidad, me entrego a su necesidad.
BIBLIOGRAFÍA
Dobson, A. (2005). Ciudadanía ecológica. Isegoría, (32), 47-62. https://doi.org/10.3989/isegoria.2005.i32.437.
Esposito, Roberto (2012). Inmunidad, comunidad, biopolítica. Las Torres de Lucca Nº 1 (julio-diciembre 2012): 101-114 Istituto Italiano di Scienze Umane, Italia. Traducción: Daniel Lesmes.
Gaete, J. et al., 2022, Análisis reticular de las ciudadanías preconstituyentes emergentes en Chile. Una exploración con redes neuronales artificiales. Revista hispana para el análisis de las redes sociales, vol.33, #2, 2022, 158-175.
Kymlicka, W (2002). Contemporary Political Philosophy, an Introduction. Second Edition, Oxford University Press.
Marshall, T. H. y Bottomore, T. (1998), Ciudadanía y clase social, Madrid, Alianza.
T.H. Marshall, sociólogo británico, escribe un ensayo en 1950 sobre ciudadanía y clase social (1998). En él destaca la doble dimensión del concepto de ciudadanía. Por un lado, su esfera de igualdad legal y política; y, por otro lado, de desigualdad material. Plantea tres dimensiones de la ciudadanía para el ejercicio pleno de la misma: la ciudadanía civil que integra derechos y libertades individuales; una ciudadanía política, que abarca derechos políticos; y una ciudadanía social que incluye derechos económicos, sociales y culturales. Desde esta perspectiva, presenta una teoría evolucionista de la ciudadanía, desde una posición crítica a la teoría y a la práctica liberal-individualista de la ciudadanía.
Es en el siglo XX, en el marco de la cristalización de los Estados modernos, la ciudadanía se va a deconstruir a la par con la emergencia del Estado de Bienestar, el cual consagra derechos económicos y sociales, tales como el derecho a la educación, a la salud, a las pensiones, al trabajo o a la vivienda, sexuales y de reproducción, entre otros. Esto supone un proceso creciente de desmercantilización, de solidaridad colectiva y de responsabilidad del Estado sobre el bienestar de los ciudadanos, liberando a las familias y a los individuos de su exclusiva responsabilidad, mientras que el individuo se reafirma como sujeto colectivo.
En la actualidad, esta perspectiva evolucionista ha sido puesta en en cuestión, especialmente con el avance de las políticas neoliberales, lo cual ha supuesto un retroceso en materia de derechos económicos, sociales y culturales, acompañado de un discurso radical contra la migración.
A la par de esta reflexión emerge la perspectiva comunitarista, la cual destaca los vínculos comunitarios –rotos por la emergencia del Estado-nación- y las identidades y lealtades nacionales, sobre las identidades locales y globales (Kymlicka, 2002). Es una llamada a volver a construir el tejido comunitario como espacio de acción, identidad y solidaridades, disputando al Estado espacios de acción, participación y gestión.
Gaete et al. (2022) destacan la emergencia de dos tipos de ciudadanías. Una, llamada ciudadanía radical (Chantal Mouffe,1999), la cual destaca cómo la lucha y el antagonismo social posibilita la ampliación de los derechos y en esa medida la inclusión de los apartados, de los excluidos como sujetos de derechos, es decir, como ciudadanos. Y otra, la ciudadanía medioambiental, que afirma que estos problemas superan las fronteras del Estado-nación y que se definen desde el humanismo cosmopolita (Dobson, 2005). Desde esta perspectiva, se destaca la naturaleza como sujeto jurídico de derecho; la apuesta por la ampliación de los derechos, por ejemplo, el derecho a un aire y un agua limpios, el derecho a participar en decisiones de impacto medioambiental, en pos de la búsqueda de modelos de consumo alternativos, individuales y colectivos, respetuosos con la naturaleza.
Por último, quisiéramos destacar que el concepto de ciudadanía como expresión universal de derechos de una comunidad política se fundamenta en la pertenencia a dicha comunidad. Es decir, si no eres ciudadano no eres sujeto de derechos plenos. Presentándose una contradicción entre los principios de igualdad y solidaridad en que se fundamentan formalmente los derechos humanos. Por ello, queremos volver a rescatar el concepto de comunidad planteado en otra de nuestras entradas del blog, trayendo a colación la reflexión de Esposito (2012), quien señala que si nos construimos como comunidad bajo el principio de lo que nos une, siempre asumiremos al otro como un sujeto con déficit, carente de lo que nosotros somos. Es decir, como subalterno, sin reconocer ni valorar su otredad. Por ello, parafraseando la idea de comunidad de Espósito, la comunidad política o cualquier tipo de comunidad debería basarse en la hospitalidad: esto supone la gratuidad, el deber de priorizar al otro respecto al yo. Al priorizar al otro, a su fragilidad, me entrego a su necesidad.
BIBLIOGRAFÍA
Dobson, A. (2005). Ciudadanía ecológica. Isegoría, (32), 47-62. https://doi.org/10.3989/isegoria.2005.i32.437.
Esposito, Roberto (2012). Inmunidad, comunidad, biopolítica. Las Torres de Lucca Nº 1 (julio-diciembre 2012): 101-114 Istituto Italiano di Scienze Umane, Italia. Traducción: Daniel Lesmes.
Gaete, J. et al., 2022, Análisis reticular de las ciudadanías preconstituyentes emergentes en Chile. Una exploración con redes neuronales artificiales. Revista hispana para el análisis de las redes sociales, vol.33, #2, 2022, 158-175.
Kymlicka, W (2002). Contemporary Political Philosophy, an Introduction. Second Edition, Oxford University Press.
Marshall, T. H. y Bottomore, T. (1998), Ciudadanía y clase social, Madrid, Alianza.
martes, 10 de mayo de 2022
INDIGENISMO Y ESTADOS-NACIÓN EN LATINOAMÉRICA
Nos parece importante definir el concepto de indigenismo para entender la Latinoamérica actual, en el campo político y en el campo social.
Se ha definido indigenismo como "una formulación política y una corriente ideológica, fundamentales ambas para muchos países de América, en términos de su viabilidad como naciones modernas, de realización de su proyecto nacional y de definición de su identidad" (Instituto Indigenista Interamericano 1991).
Tanto la memoria de lo sucedido durante la conquista y colonización de América, como la presencia de elementos coloniales en las sociedades latinoamericanas de la actualidad y la aspiración al fin de la exclusión de los pueblos indígenas son tres de las dimensiones más importantes de esta tradición de pensamiento.
Por lo que respecta a la memoria, el indigenismo alimenta la configuración de discursos nacionales e identidades simbólicas de los estados-nación.
Décadas atrás se habló mucho de "indigenismo integracionista", en el sentido de sacar de la exclusión a los pueblos indígenas y “occidentalizarlos” (Marroquín, 1972). Pero a día de hoy se habla más de etnodesarrollo, en el sentido de ampliar y consolidar los ámbitos de la cultura propia, en un proceso de creciente autogestión y autonomía (Reyes, 2009).
BIBLIOGRAFÍA
Instituto Indigenista Interamericano (1991): "Política Indigenista (1991-1995)". En: América Indígena, vol.L.
Marroquín, Alejandro (1972): Balance del indigenismo. México: Instituto Indigenista Interamericano.
Reyes, Román (2009) Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. Madrid: Plaza y Valdés, Universidad Complutense.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)