Merced a la capacidad del Gran Otro, el poder instrumentario aspira alcanzar una condición de certeza y elevar con ello sus ganancias. Gracias a su capacidad de ubicuidad, la experiencia humana puede ser observable y medible, llamada por la autora como indiferencia radical. Según Zuboff, en 2018 el centro de inteligencia artificial de Meta estaba procesando billones de datos al día, para predecir alrededor de seis millones de datos de comportamientos. Pronósticos que nos son desconocidos, pero sí utilizados para orientar nuestros comportamientos; se sabe que determinada información puede desencadenar en reacciones más virulentas que otras, alimentar la homofobia, la xenofobia, el racismo, etc. Todo ello a espaldas de la ciudadanía. Por ello, el capitalismo de la vigilancia no es compatible con la democracia.
Posiblemente el sueño de Skinner expresado en su novela Walden Dos se pueda hacer realidad, en la medida en se pueda despojar a todos los individuos de todo significado reflexivo. Arendt vaticinó el potencial destructivo del conductismo:
“…Lo malo de las modernas teorías del conductismo no es que sean erróneas, sino que podrían llegar a ser verdaderas, que en realidad son las mejores conceptualizaciones posibles de ciertas tendencias claras de la sociedad moderna. Es perfectamente concebible que la era moderna —que comenzó con una explosión de actividad humana tan prometedora y sin precedente — acabe en la pasividad más mortal y estéril de todas las conocidas por la historia” (citado por Zuboff, 2020: 472).
Gracias al Gran Otro, el poder instrumentario logra amputar nuestra propia conducta; ahora alcanza su condición de certeza sin rozar nuestros cuerpos, sin derramar una gota de sangre, por ello tendemos a bajar la guardia. Nos están violando nuestro derecho a la información, derecho llamada por la autora un derecho epistémico. Por ello, según Zuboff, la acción debe orientarse a que los ciudadanos tengamos el derecho a decidir libremente qué información deseamos trasmitir, a que las instituciones -elegidas colectivamente- tengan control sobre dicha información y no sea monopolio de unas cuantas compañías que transitan con total libertad e impunidad en los mercados de futuros conductuales. La información obtenida por dichas compañías ha supuesto un asalto, un robo: nuestros datos nos pertenecen y se debe legislar de manera global sobre su uso y control, por ello es importante abrir la discusión pública a este asalto que hemos normalizado.
BIBLIOGRAFÍA
Zuboff, Shoshana, 2020. La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Traducción de Albino Santos PAIDÓS Estado y Sociedad.
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