Descolonizar el saber |
De Sousa señala que en 2001, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, se visibilizó la brecha entre las prácticas políticas de la izquierda y las teorías clásicas de la izquierda. Ilustra cómo las aspiraciones, los sueños y la lucha de los invisibilizados -expresados en sus lenguas ancestrales, no coloniales- se distanciaban de las demandas elaboradas desde marcos teóricos socialistas, democracia, derechos humanos y desarrollo; sus voces se levantaban y reclamaban respeto, dignidad, territorio, buen gobierno, madre tierra y buen vivir.
Las causas de esta disonancia discursiva van más allá de las diferencias contextuales, están implícitas en una distancia epistemológica e, incluso, ontológica. Los movimientos latinoamericanos construyen sus luchas apoyándose en conocimientos ancestrales, espirituales, populares distantes del cientifismo propio de la teoría crítica eurocéntrica. De ahí la necesidad de construir una sociología transgresiva.
Para ello es necesario tomar distancia frente a esta tradición colonial eurocéntrica, lo cual no supone echar por la borda toda la tradición filosófica occidental, y menos aún desconocer las posibilidades históricas de emancipación social de la modernidad occidental. De Sousa señala que no somos ajenos a los problemas modernos de la igualdad, de la libertad y de la fraternidad. Sin embargo, las soluciones propuestas desde los marcos del liberalismo y el marxismo no sirven, no responden al tipo de sociedad que se quiere construir. Por ello señala: “Tomar distancia significa entonces estar simultáneamente dentro y fuera de lo que se critica, de tal modo que se torna posible lo que llama la doble sociología transgresiva de las ausencias y de las emergencias (2010: 21).
Dentro del marco epistemológico foucaultiano, el autor expresa que la sociología de las ausencias tiene “como objetivo mostrar que lo que no existe es, de hecho, activamente producido como no existente, o sea, como una alternativa creíble a lo que existe. Su objeto empírico es imposible desde el punto de vista de las ciencias sociales convencionales” (2010:22). La lucha cognitiva y práctica es transformar objetos imposibles en objetos posibles, en objetos ausentes y en objetos presentes. A su vez plantea, cinco modos de producción de ausencia o no existencia: el ignorante, el retrasado, el inferior, el local o particular y el improductivo o estéril.
Estas formas sociales de no existencia, de invisibilización social, producidas y/o legitimadas por la razón eurocéntica dominante son formas des-cualificadas de existir, es decir, lo ignorante, lo residual, lo inferior, lo local o particular y lo improductivo.
Por ello urge también una sociología de las emergencias para sustituir el vacío del futuro construido sobre la base de un tiempo lineal, que apuesta por un futuro de posibilidades plurales, diversas y concretas; utópicas y realistas, construidas en el presente a partir de las actividades de cuidado. Una sociología que investiga las alternativas posibles y concretas que se avistan en el horizonte. Demanda la ampliación simbólica de los saberes, las prácticas y los agentes; por lo cual se enfrenta a un doble objetivo: conocer la posibilidad de esperanza y definir los principios de acción que promuevan la realización de esas condiciones.
Mientras, la sociología de las ausencias amplía el presente creando puentes entre lo real existente y lo que de él fue sustraído, negado por la razón eurocéntrica dominante; la sociología de las emergencias extiende el presente ampliado con las posibilidades y expectativas futuras. Un futuro concreto, siempre incierto y en peligro que demanda una praxis en torno al cuidado.
BIBLIOGRAFÍA
De Sousa Santos, Boaventura (2010) Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo: Trilce, Extensión Universidad de la República.
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