Un robot camarero |
Lahera (2019) cuestiona si el debate sobre los cambios tecnológicos debe centrarse en si la máquina ganará o no la carrera al trabajo humano.
La irrupción de la Cuarta Revolución Industrial (i40) basada en la robótica avanzada, la fabricación aditiva o impresión 3D, el ‘internet industrial de las cosas’, la inteligencia artificial, la ‘realidad extendida’, el aprendizaje algorítmico (machine learning), ha vuelto a colocar en discusión la desaparición del trabajo.
El enfoque denominado por el autor como pesimista plantea el surgimiento de un nuevo y masivo desempleo tecnológico como resultado de los efectos futuros de la i40. La digitalización supondría una digitalización de sustitución, en la que las innovaciones tecnológicas eliminarían y sustituirían al trabajo humano de manera masiva, al desaparecer centenares de ocupaciones, lo cual desencadenaría en una profunda disrupción social. Para autores como Brynjolfsson y MacAffe (2011) el 90% de la población empleada estaría afectada, incluso, podría perder el trabajo como resultado de la desaparición de múltiples ocupaciones, caracterizadas por ser “intensivas en factor humano, con tareas rutinarias de baja cualificación, bien definidas y que son fácilmente codificables en programas digitalizados de procedimientos repetitivos a desempeñar por ordenadores y robots programables” (Autor, 2015: 11; Frey y Osborne, 2013: 2-6, citado por Lahera, 2019: 251). Además, generaría una polarización entre cualificaciones, que supondría la existencia de ganadores y perdedores.
Desde la perspectiva sobre la digitalización de sustitución se plantea como salida la intervención del Estado y de los agentes sociales, para reconfigurar el sistema educativo, orientándolo hacia la formación a lo largo de la vida con un alto componente entorno a la digitalización.
Esta perspectiva es cuestionada por lo menos en dos sentidos. Uno, relacionado con la forma de abordaje del fenómeno a través de modelos econométricos construidos sin mayor conocimiento de las condiciones de trabajo, es decir, de la forma como se configura una ocupación. Otro, plantea que los procesos de automatización, robotización e informatización suelen estar ligados fundamentalmente a tareas –en menor medida a actividades- de ahí que la automatización incremental difícilmente puede desencadenar en la desaparición definitiva de la ocupación. Ésta suele ser reconfigurada, transformada.
Este enfoque llamado de digitalización de tareas plantea la existencia de diversas variables que entran en escena lo cual dificulta plantear el triunfo de la máquina sobre el empleo. Entre las cuales cabe destacar las de índole productivas, organizativas, de consumo, institucionales y educativas. La conclusión a la que llega el informe sobre el ‘futuro del empleo’ del World Economic Forum:
pronostica que, si bien la digitalización (y su nueva división del trabajo entre factor humano, máquinas y algoritmos) provocará en la próxima década la desaparición de 75 millones de empleos mundialmente, se crearán alrededor de 133 millones nuevos empleos: con cualificaciones, competencias y características diferentes, basadas en el conocimiento matemático, de ingeniería, científico, tecnológico y creativo (-artístico) (STEAM: Science, Technology, Engineering, Arts, Mathematics: análisis de datos e información digital, alfabetización digital, resolución cognitiva de problemas, ‘habilidades’ sociales y creativas cuando histórica y empíricamente, la introducción de un nuevo dispositivo tecnológico ha implicado la automatización incremental de ‘tareas’ específicas de una ocupación, de forma que ésta no tiene por qué desaparecer definitivamente…” (citado por Lahera, 2019: 258).
Por ello, es necesario distanciarse de la discusión centrada en cómo gestionar un futuro desempleo para enfatizar “… en la selección de políticas que lleven a cosas que amenazan de verdad a los trabajadores y sus familias, como la degradación de las condiciones de trabajo, la decreciente afiliación sindical, el elevado desempleo, una globalización desequilibrada y en la reducción de las tasas impositivas más elevadas” (Mishel y Shierholtz, 2017: 2). Urge regular el trabajo que ha perdido su condición de empleo, en la medida en que buena parte de las ocupaciones relacionadas con procesos de digitalización y automatización en el sector servicios, por ejemplo, han sido descentralizados y/o subcontratados, acompañados de mayor inestabilidad laboral y precarización.
Más aún, debe ampliarse el debate al campo del ágora, a la discusión en qué sociedad queremos vivir, qué sociedad queremos construir. Es decir, nos lleva al campo de la política, pues está en juego no sólo el mundo del trabajo sino del planeta y de la humanidad en su conjunto.
BIBLIOGRAFÍA
Brynjolfsson y MacAffe (2011) Rice againist the machine.
Lahera, Arturo (2019) Digitalización, robotización, trabajo y vida: cartografías, debates y prácticas. Cuadernos de Relaciones laborales 37(1) 2019: 249-273.
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