Desde el enfoque de la Interseccionalidad, Fernández et al. (2020) analizan la migración de mujeres colombianas en Chile. Bajo esta perspectiva analítica reflexionan sobre las distintas bases en que se sustenta la desigualdad de oportunidades y discriminación de las migrantes debido a la intersección de múltiples categorías sociales como la condición de género, raza, etnia, clase social y situación regular, entre otras. Resaltando que la pertenencia a estas múltiples categorías sociales se traduce en opresión o privilegio.
Los autores señalan que la interseccionalidad complejiza la interpretación de los procesos de discriminación de las mujeres colombianas en Chile. Por un lado, la vinculan a la división internacional del trabajo reproductivo por género, al asignarle segmentos de mercado de trabajo secundario. Por otro lado, la pervivencia de elementos culturales racistas, construidos desde tiempos coloniales, configura procesos de racialización y sexualización.
El imaginario de sexualización de la “mujer negra colombiana” sexualiza sus cuerpos, genera aprensión en el interior de los hogares chilenos al ser vista como amenaza, siendo dichas mujeres excluidas del trabajo doméstico, que está abierto a mujeres bolivianas y peruanas, asociadas a una actitud servil y de sumisión. Estos estigmas devalúan su negritud y gereran estereotipos que desencadenan en situaciones de discriminación y violencia verbal y física.
Pero la racialización va más allá de los rasgos físicos, incluye la discriminación y violencia por las diferencias de acento, idioma, religión y costumbres. Esta situación hace que un cuerpo o persona racializado/a esté en distinta posición que una persona que se considera en una situación superior, bien por su “color” o pertenencia a una determinada “comunidad”. De ahí, que si bien las mujeres negras sufren mayores procesos de discriminación y estigma social, en general los cuerpos de las mujeres colombianas están racializados por otra diversidad de categorías.
Buena parte de las mujeres colombianas acceden a los sectores del comercio y los servicios, en la esfera de atención al cliente. La gran mayoría de ellas han finalizado los estudios de bachillerato o educación secundaria y algunas cuentan con estudios técnicos o profesionales. El trabajo sexual no es el que las representa, a pesar de que en el imaginario colectivo sean etiquetadas con dichas ocupaciones, invisibilizando situaciones de abuso laboral en otros contextos.
Los autores llaman la atención de ahondar en investigaciones que muestren las múltiples experiencias laborales por las cuales transcurren las trayectorias laborales de las mujeres colombianas, para evitar la reproducción de discursos estigmatizadores de orden racial y sexual.
Igualmente, alertan sobre los procesos de discriminación asociados a la situación de regularidad: “con o sin papeles”. El enfoque de la interseccionalidad complejiza los problemas de exclusión social, llama la atención sobre la necesidad de no centrar la atención en una sola categoría social, llámese género, clase social o raza, por ejemplo. La interseccionalidad de dichas categorías sería el camino.
BIBLIOGRAFÍA
Fernández Labbé, J., Díaz Allendes, V., Aguirre Sanhueza, T. y Cortínez O’Ryan, V. (2020). Mujeres colombianas en Chile: discursos y experiencia migratoria desde la interseccio- nalidad. Revista Colombiana de Sociología, 43(1), 17-36.
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