En los últimos años, estamos asistiendo al crecimiento de un empleo ligado a plataformas digitales. Empleos que han surgido en plataformas dedicadas al transporte y el reparto (Uber, Glovo, Deliveroo, etc.), pero que van creciendo más allá de ese sector ocupando el trabajo en tareas de cuidado, estética, actividades profesionales, etc.
Dichos empleos son, mayoritariamente, de carácter autónomo o independiente, desvinculándose de la relación laboral formal. En ese contexto, se ha observado una atracción de muchas personas por la idea de “ser mi propio jefe” o acerca de la posibilidad de conciliar la vida laboral y la vida familiar.
Por lo que respecta a la conciliación, nos resulta de gran interés un reciente estudio realizado en Norteamérica (Cook et al., 2020) entre repartidores y repartidoras de la plataforma Uber. En dicho estudio, se consideraron las lógicas de funcionamiento de dicha plataforma y se determinó que existe una serie de algoritmos de inteligencia artificial que determinan el reparto de las entregas en función de una serie de variables: proximidad, rapidez en las entregas anteriores, número de horas realizadas, evaluación por parte de los clientes, etc. Los autores del estudio plantearon el tema en términos de “el algoritmo como jefe”, refiriéndose al hecho de que dichos algoritmos están sustituyendo a las personas en la toma de decisiones en plataformas como Uber.
De esa cuestión surge la pregunta sobre si esa supuesta “objetividad” de los algoritmos puede favorecer la conciliación entre vida laboral y vida familiar; y si puede facilitar que las mujeres, con mayores cargas en el hogar, puedan desempeñarse en mayor igualdad de condiciones con respecto a los hombres.
Pues bien, los resultados del estudio de Cook et al. (2020) demuestran que no es así. Las repartidoras de Uber siguen sufriendo discriminación con respecto a los hombres en términos salariales: hay una diferencia salarial del 7% en favor de los hombres, realizando “por cuenta propia” las mismas actividades. Al parecer, el algoritmo, al premiar la velocidad de respuesta de los repartidores, está penalizando también la conciliación y el trabajo de las mujeres en particular.
Una vez más, las esperanzas depositadas en la tecnología se caen por su propio peso. Es inevitable añadir que la ausencia de derechos característica del trabajo autónomo, pesa aún más sobre la conciliación y sobre las mujeres.
Cabe esperar que las trabajadoras y los trabajadores se organicen en la lucha por una mayor regulación de este tipo de empleos y del trabajo en plataformas. Pero esta tarea no la realizará ningún algoritmo.
BIBLIOGRAFÍA
Cook, Cody; Diamond, Rebecca; Hall, Jonathan V.; List, John A.; Oyer, Paul. The gender earnings gap in the gig economy: evidence from over a million rideshare drivers. Working Paper, n. 3637, Stanford University, May 2020. Disponible en: https://web.stanford.edu/~diamondr/UberPayGap.pdf
Hace falta una reflexión sobre el trabajo, los derechos humanos, el planeta. Mejorar los métodos de aproximación a la realidad. Hay una sociología necesaria. Un lugar de encuentro acerca de métodos de investigación, herramientas conceptuales y resultados de estudios, desde una mirada interdisciplinar. Una ventana para reflexionar realidades no problematizadas. Un espacio de apoyo profesional en métodos, diseño de proyectos de investigación e intervención y asesoría en tratamiento de información.
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