Hace poco tiempo, realizábamos el estudio "Prácticas de acoso laboral y sus formas de resolución jurídica" (López y Seco, 2016). Durante la recogida de información, oímos hablar varias veces de acoso laboral entre compañeros, aunque en todos los casos que pudimos analizar había una relación jerárquica entre víctima y victimario.
Reflexionando sobre esta expresión, enseguida comprendimos que hacía referencia a un acoso laboral que se da dentro de un equipo de trabajo, de compañero/a a compañero/a. Acoso percibido como el reflejo de una ambición individual desenfrenada que desencadena en maltrato o violencia psicológica. Una acción cometida por perfiles tóxicos capaces de realizar un grave daño a compañeros con los que trabajan.
Pero esta representación del acoso laboral olvida, a nuestro juicio, el contexto social e histórico en el que se desarrolla el problema, por tres principales motivos:
En primer lugar, porque desconoce la responsabilidad de las empresas en estas prácticas. Porque los modelos de gestión del recurso humano, las políticas de promoción interna, los programas de productividad o la ambigüedad en la distribución de las tareas, entre otras causas, pueden crear el caldo de cultivo para la violencia laboral entre compañeros.
En segundo lugar, porque la desregulación laboral, vista como reducción de derechos de las trabajadoras/es o disminución de la importancia de la negociación colectiva en favor de la negociación individual; puede contribuir también a generar el ambiente propicio para la violencia en el trabajo.
Y en tercer lugar, porque el poder puede ir más allá de los rangos jerárquicos. En muchos casos, alguien puede tener un poder mayor que otra persona de similar rango. Porque el poder, en ocasiones, puede ir más allá de la estructura jerárquica. Así, la experiencia, las habilidades y la rentabilidad que determinados sujetos aportan a sus organizaciones emanan un cierto poder a unos respecto a otros. Entre dos "compañeros" de igual rango, puede haber uno que se encuentre en una mejor "situación de mercado" dentro de la empresa. Y que esa ventaja le otorgue una protección especial por parte de ésta en el caso de que surja un conflicto: a la hora de creer su relato y a la hora de tomar decisiones para resolver el conflicto. Puede, incluso, que en un caso concreto de acoso laboral ya haya habido precedentes similares dentro de la misma organización, generándose situaciones de impunidad que facilitan la explosión de nuevos casos de acoso.
En resumen, el mal llamado "acoso laboral entre compañeros" nos parece una expresión biopolítica que debemos transformar ampliando las miras más allá de lo individual y poniendo sobre la mesa la responsabilidad del actor empresarial en cualquier tipo de acoso. Porque no se trata de un problema que se pueda tratar mirando para otro lado y, mucho menos, desplazando la responsabilidad hacia los sujetos y sus características individuales.
Se admite la discusión de esta idea.
BIBLIOGRAFÍA
López, C.M. y Seco, E. (2016) Tipología de Mobbing - una mirada desde la responsabilidad de la empresa. En Sociologias, Porto Alegre, año 18, nº 43, Sep/Dic. 2016, pp. 364-401.
Hace falta una reflexión sobre el trabajo, los derechos humanos, el planeta. Mejorar los métodos de aproximación a la realidad. Hay una sociología necesaria. Un lugar de encuentro acerca de métodos de investigación, herramientas conceptuales y resultados de estudios, desde una mirada interdisciplinar. Una ventana para reflexionar realidades no problematizadas. Un espacio de apoyo profesional en métodos, diseño de proyectos de investigación e intervención y asesoría en tratamiento de información.
domingo, 29 de julio de 2018
domingo, 22 de julio de 2018
¿BAJADA DEL NIVEL ESCOLAR EN ESPAÑA?
Cada vez es más frecuente escuchar en España discursos que eluden a una bajada del nivel escolar en España. Algunos literatos y expertos aparecen en los medios de comunicación planteando que los maestros cada vez exigen menos y los alumnos han dejado de esforzarse. Y lo hacen frecuentemente citando los resultados de las pruebas PISA, en las que los alumnos españoles obtienen resultados ligeramente inferiores a los de la media de la OCDE.
Pero ¿es cierto que el nivel escolar ha bajado? Enrique Martín Criado (2018) reflexiona sobre ello y plantea que la diferencia es realmente pequeña y que se debe al origen social de los estudiantes.
Hace años que los sociólogos de la educación han comprobado que el rendimiento escolar está muy relacionado con el nivel educativo y ocupacional de los padres y las madres. Y, en ese sentido, la diferencia con el promedio de la OCDE se explica porque en la mayoría de estos países el nivel de estudios de los progenitores suele ser sensiblemente más alto que en España, debido a que acumulan más años de políticas educativas que han tratado de favorecer a los colectivos más vulnerables. Es decir, que si descartamos esas diferencias en el nivel educativo de padres y madres, el resultado de los alumnos españoles sería ligeramente superior a la media de la OCDE (Martínez García, 2013).´
Martín Criado señala que se trata de un debate interesado, en el que se combinan anhelos de privatización, visiones neoliberales o, incluso, supuestos proyectos pedagógicos innovadores. Que cuando se les pregunta a los padres por la calidad de los centros educativos en los que estudian sus hijos lo valoran positivamente, pero cuando se les pregunta por la calidad del sistema educativo en general responden lo que escuchan en los medios de comunicación.
BIBLIOGRAFÍA
Martín Criado, E. (2018) Juventud y educación: cuestión de clase. En: ENCRUCIJADAS. Revista Crítica de Ciencias Sociales || Vol.15, 2018, r1501.
Martínez García, J. S. (2013) Fracaso escolar, PISA y la difícil ESO. En: RASE. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, 2(1): 56-85.
lunes, 16 de julio de 2018
HISTORIA DE LA MEDICALIZACIÓN
En el debate sobre si la medicina de finales del siglo XX era más individualista o más social, Michel Foucault introduce los elementos de control de la sociedad sobre los individuos y socialización del cuerpo. La medicina es, de esa manera, una estrategia biopolítica (p. 5).
Para explicar esto, recurre a la historia. Plantea tres modelos que están en el origen de la medicina actual: la medicina de estado en Alemania, la medicina urbana en Francia y la medicina de la fuerza laboral en Inglaterra.
El modelo alemán tenía que ver con una preocupación por calcular la fuerza activa de las poblaciones en el siglo XVI, a través de censos y estadísticas que se sostenían en la pretensión de intervenir en la salud de la población. La creación de la Medizinischepolizei o policía médica en 1764 dice mucho al respecto. Consistía en un sistema más completo de observación de la morbilidad, normalización de la práctica y el saber médico, así como de su formación y organización institucional. Aparece el médico como administrador de la salud (p. 10).
El modelo francés de medicina urbana surge del temor a los problemas de la vida de las grandes ciudades. En ese contexto, se da el modelo médico y político de la cuarentena. Medicalizar a un individuo significaba separarlo y, de esta manera, purificar a los demás. En el caso de la lepra se utilizó la estrategia de aislar a los enfermos en lugares apartados. Igualmente, se creó la figura del cementerio individualizado. A finales del siglo XVIII se configuró la noción de salubridad, ligada a la preocupación por la calidad del aire y del agua.
El modelo de medicina de la fuerza laboral en Inglaterra, índice en estos aspectos con un especial énfasis en el control médico del necesitado. Surgió ligado al desarrollo industrial y al crecimiento del proletariado. Se crea un sistema de asistencia y controles médicos asociados al mismo. Tenía que ver con un cordón sanitario para proteger a los más privilegiados. A mediados del siglo XIX provocó, incluso, resistencia popular, pequeñas insurrecciones anti-médicas: deseo de escapar a la medicalización autoritaria (p. 22).
Los tres modelos inciden en el proceso de medicalización ligado al poder, a la intervención pública sobre la salud de los individuos a través del control.
BIBLIOGRAFÍA
Foucault, M. (1977) Historia de la medicalización. En: Educación médica y salud, Vol. 11, No. 1, pp. 1-25.
Para explicar esto, recurre a la historia. Plantea tres modelos que están en el origen de la medicina actual: la medicina de estado en Alemania, la medicina urbana en Francia y la medicina de la fuerza laboral en Inglaterra.
El modelo alemán tenía que ver con una preocupación por calcular la fuerza activa de las poblaciones en el siglo XVI, a través de censos y estadísticas que se sostenían en la pretensión de intervenir en la salud de la población. La creación de la Medizinischepolizei o policía médica en 1764 dice mucho al respecto. Consistía en un sistema más completo de observación de la morbilidad, normalización de la práctica y el saber médico, así como de su formación y organización institucional. Aparece el médico como administrador de la salud (p. 10).
El modelo francés de medicina urbana surge del temor a los problemas de la vida de las grandes ciudades. En ese contexto, se da el modelo médico y político de la cuarentena. Medicalizar a un individuo significaba separarlo y, de esta manera, purificar a los demás. En el caso de la lepra se utilizó la estrategia de aislar a los enfermos en lugares apartados. Igualmente, se creó la figura del cementerio individualizado. A finales del siglo XVIII se configuró la noción de salubridad, ligada a la preocupación por la calidad del aire y del agua.
El modelo de medicina de la fuerza laboral en Inglaterra, índice en estos aspectos con un especial énfasis en el control médico del necesitado. Surgió ligado al desarrollo industrial y al crecimiento del proletariado. Se crea un sistema de asistencia y controles médicos asociados al mismo. Tenía que ver con un cordón sanitario para proteger a los más privilegiados. A mediados del siglo XIX provocó, incluso, resistencia popular, pequeñas insurrecciones anti-médicas: deseo de escapar a la medicalización autoritaria (p. 22).
Los tres modelos inciden en el proceso de medicalización ligado al poder, a la intervención pública sobre la salud de los individuos a través del control.
BIBLIOGRAFÍA
Foucault, M. (1977) Historia de la medicalización. En: Educación médica y salud, Vol. 11, No. 1, pp. 1-25.
domingo, 8 de julio de 2018
¿QUÉ ES VALOR PÚBLICO?
La discusión sobre valor público emerge con Mark Moore (1995), quien reflexiona sobre la gestión estratégica en EE.UU. A principios de siglo, Kelly y Muers (2002) abordan la reforma de los servicios públicos en Gran Bretaña y sugieren que el valor público es un camino para reconciliar la democracia y la eficiencia a través del diálogo y el intercambio.
Smith afirma que el valor público no es propiedad de los partidos políticos, instituciones de servicio público, disciplinas académicas o profesionales. El valor público se define y redefine a través de la interacción social y política. Compromete a políticos, funcionarios y comunidades. Los funcionarios públicos deben involucrar a la autoridad política, colaborar entre sí dentro y entre los límites institucionales, administrar de manera eficiente y efectiva, interactuar con las comunidades y los usuarios de los servicios y desarrollar reflexivamente su propio sentido de vocación y deber público (2004:69).
Distante de una mirada gerencial de la gestión pública, reconoce la importancia de una gestión orientada hacia la eficiencia y eficacia; pero seguidamente se pregunta: para qué, para quién o para quiénes. Esto debe ser el resultados de un dialogo e intercambio, asociado con la gobernanza de la red. En particular, los gobiernos y los ciudadanos deben aclarar:
• De qué quieren que los gobiernos se responsabilicen, y
• Los mecanismos que quieren usar
Las personas se dirigen como ciudadanos, clientes y contribuyentes, en este sentido los objetivos de rendimiento de la gestión pública también son complejos, pues deben responder a la deliberación pública para garantizar la confianza y legitimidad de los servicios. Es decir, crear valor público.
BIBLIOGRAFÍA
Kelly, G & S Muers (2002). Creating Public Value, Strategy Unit, Cabinet Office, UK, <www.strategy.gov.uk>.
Moore, MH 1995 Creating Public Value, Harvard University Press, Cambridge, Mass.
Smith, R.F.I. (2004). Focusing on Public Value: something new and something old. Australian Journal of Public Administration, 63(4), 68-79.
domingo, 1 de julio de 2018
PROLETARIZACIÓN EN EL SIGLO XXI
En una entrada anterior, nos referíamos al concepto de corporativismo. El término tiene muchas acepciones, pero una de ellas lo asocia con ideologías gremialistas que preconizaban una articulación vertical dentro de las profesiones.
Pero la revolución industrial llevó consigo la decadencia de los gremios en favor del ascenso de la industria. Y, en ese contexto, muchos artesanos y propietarios campesinos se convirtieron en obreros de fábrica, perdiendo la autonomía económica y de gestión del trabajo que tenían hasta entonces. Todo ello relacionado con procesos de acumulación y centralización del capital.
En el mundo del trabajo actual, encontramos tendencias paralelas a las producidas en el siglo XIX. La fuerte liberalización de los servicios públicos, la subcontratación o el nacimiento de configuraciones organizativas como el call center, el help-desk o el centro de desarrollo de software, están incidiendo en la fuerte proletarización de algunas profesiones. Los médicos han visto disminuidas sus condiciones de trabajo a partir de la liberalización del sector sanitario y los informáticos ven decaer la influencia de la profesión más ligada a la revolución digital, gracias a la fuerte subcontratación que se da en el sector.
Muchos profesionales siguen utilizando discursos corporativistas, pero se enfrentan cada vez más a fenómenos de proletarización que les han restado poder de negociación. En muchos casos, la posición corporativa ha facilitado que los cambios se produjeran sin apenas resistencia por parte de estos trabajadores.
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