1) Un proceso interno, que no se realiza por observación y repetición.
2) Es un proceso, no se realiza de manera inmediata.
3) Es interno, no se trata de realizar conductas.
4) Supone modificar conocimientos y formas de razonamiento anteriores, de ahí la dificultad porque implica desprenderse de la carga de conocimientos y formas de razonamiento anterior (Fairstein y Gyssels, 2003).
Si bien el aprendizaje supone un proceso cognitivo, este requiere una disposición de carácter emocional.
La esta disposición emocional es inconsciente y está relacionada con los sentimientos y emociones que cada situación de aprendizaje despierta en la persona que puede vivirla de manera diferente; dependiendo de: a) Si sus experiencias de aprendizaje anteriores le dejaron buenos o malos recuerdos; y b) Si la situación de aprendizaje actual le genera confianza y seguridad.
En otras palabras, lo que las autoras señalan es que para poder aprender tengo que sentirme aceptado y a gusto de “estar en situación de aprendizaje”. Desde este marco analítico, la disposición emocional para aprender es tan importante que es la responsable de la mayoría de los llamados “problemas de aprendizaje”.
De ahí la importancia de adelantar programas curriculares en los cuales se contemple la diversidad social y cultural como eje transversal. Nos construimos diversos en tanto pertenecemos a una comunidad, a un grupo social; y somos diversos en tanto somos minorías respecto a la comunidad mayoritaria, dominante, cuyas prácticas y valores están legitimados. Bien por nuestra condición étnica, género, orientación sexual, procedencia, diversidad funcional, genotipo, situación de clase, entre otros.
Desde una perspectiva intercultural, además de aceptar y valorar la diversidad se propugna el conocimiento mutuo, la interacción y el intercambio de experiencias, valores y sentimientos. Se apuesta por una diversidad cultural no jerarquizada, basada en el conocimiento y el reconocimiento del otro (Kaplan, 1993, p. 10).
BIBLIOGRAFÍA
Fairstein, Gabriela y Gyssels, Silvana, 2003. ¿Cómo se aprende? Caracas: Federación Internacional de Fe y Alegría.
Si bien el aprendizaje supone un proceso cognitivo, este requiere una disposición de carácter emocional.
La esta disposición emocional es inconsciente y está relacionada con los sentimientos y emociones que cada situación de aprendizaje despierta en la persona que puede vivirla de manera diferente; dependiendo de: a) Si sus experiencias de aprendizaje anteriores le dejaron buenos o malos recuerdos; y b) Si la situación de aprendizaje actual le genera confianza y seguridad.
En otras palabras, lo que las autoras señalan es que para poder aprender tengo que sentirme aceptado y a gusto de “estar en situación de aprendizaje”. Desde este marco analítico, la disposición emocional para aprender es tan importante que es la responsable de la mayoría de los llamados “problemas de aprendizaje”.
De ahí la importancia de adelantar programas curriculares en los cuales se contemple la diversidad social y cultural como eje transversal. Nos construimos diversos en tanto pertenecemos a una comunidad, a un grupo social; y somos diversos en tanto somos minorías respecto a la comunidad mayoritaria, dominante, cuyas prácticas y valores están legitimados. Bien por nuestra condición étnica, género, orientación sexual, procedencia, diversidad funcional, genotipo, situación de clase, entre otros.
Desde una perspectiva intercultural, además de aceptar y valorar la diversidad se propugna el conocimiento mutuo, la interacción y el intercambio de experiencias, valores y sentimientos. Se apuesta por una diversidad cultural no jerarquizada, basada en el conocimiento y el reconocimiento del otro (Kaplan, 1993, p. 10).
BIBLIOGRAFÍA
Fairstein, Gabriela y Gyssels, Silvana, 2003. ¿Cómo se aprende? Caracas: Federación Internacional de Fe y Alegría.