Cuando, en la actualidad, se habla de desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo, aparecen las enormes diferencias salariales entre ambos sexos. Diferencias que pueden darse, incluso, en el ejercicio de un mismo puesto de trabajo en el interior de una misma empresa. Se habla también de desigualdad de acceso a los puestos más altos en la jerarquía organizacional de las empresas e instituciones.
Pero se habla menos de la existencia del trabajo feminizado. De que el trabajo femenino puede concentrarse en unos determinados sectores y ocupaciones. Como señala Carmuca Gómez Bueno, los trabajos más asumidos por las mujeres no son los trabajos “menos duros de realizar”, sino que se trata de trabajos ideológicamente asociados con los que las mujeres realizan en el ámbito doméstico. Estos empleos continúan considerándose, en buena medida, una prolongación de éste: los cuidados, la confección textil, la enseñanza, la enfermería o la atención personal son sectores con una mayor presencia de mujeres (2001, pp. 127-131).
Estos empleos, además, van ligados a contratos a tiempo parcial, horarios “flexibles”, trabajo a domicilio y subcontratación. La concentración de trabajadoras en este tipo de empleos aumenta la segregación de las mujeres en el mercado de trabajo.
Entendemos que para reducir la desigualdad no basta, por ello, sólo con hacer públicos los salarios dentro de una misma empresa, sino en combatir la precariedad laboral que azota de manera más dura a las mujeres.
BIBLIOGRAFÍA
Gómez Bueno, C. (2001) Mujeres y trabajo: principales ejes de análisis. En: Papers 63/64, 2001, pp. 123.140
Hace falta una reflexión sobre el trabajo, los derechos humanos, el planeta. Mejorar los métodos de aproximación a la realidad. Hay una sociología necesaria. Un lugar de encuentro acerca de métodos de investigación, herramientas conceptuales y resultados de estudios, desde una mirada interdisciplinar. Una ventana para reflexionar realidades no problematizadas. Un espacio de apoyo profesional en métodos, diseño de proyectos de investigación e intervención y asesoría en tratamiento de información.
domingo, 24 de junio de 2018
domingo, 17 de junio de 2018
ÍNDICE DE CORRUPCIÓN DEL WGI DEL BANCO MUNDIAL
Perteneciente a los Indicadores
Mundiales de Gobernanza (WGI, por sus siglas en inglés) fue desarrollado por los economistas Daniel Kaufmann y Aart Kraay.
Trata de percibir el uso del poder público para el beneficio privado. Analiza la corrupción a pequeña y a gran escala, así como los fenómenos de apropiación de los aparatos estatales por parte de élites privadas.
El índice ofrece valores de “control de la corrupción”, que varían de -3 a 3, siendo -3 el mayor nivel de corrupción y 3 el más bajo.
Al igual que para el índice CPI, se ofrecen los datos por países, siendo en la actualidad más de 200 los estados incluidos.
BIBLIOGRAFÍA
Cardona, L.A., Ortiz, H. y Vázquez, L.D. Corrupción y derechos humanos: de la intuición a la convicción. En: Revista Mexicana de Sociología 80, núm. 3 (julio-septiembre, 2018): pp. 577-610.
Trata de percibir el uso del poder público para el beneficio privado. Analiza la corrupción a pequeña y a gran escala, así como los fenómenos de apropiación de los aparatos estatales por parte de élites privadas.
El índice ofrece valores de “control de la corrupción”, que varían de -3 a 3, siendo -3 el mayor nivel de corrupción y 3 el más bajo.
Al igual que para el índice CPI, se ofrecen los datos por países, siendo en la actualidad más de 200 los estados incluidos.
BIBLIOGRAFÍA
Cardona, L.A., Ortiz, H. y Vázquez, L.D. Corrupción y derechos humanos: de la intuición a la convicción. En: Revista Mexicana de Sociología 80, núm. 3 (julio-septiembre, 2018): pp. 577-610.
domingo, 10 de junio de 2018
ÍNDICE DE PERCEPCIÓN DE LA CORRUPCIÓN
El Índice de Percepción de la Corrupción (CPI, por sus siglas en inglés) otorga una calificación de 0 a 100 para cada
país del mundo. Fue promovido a partir de 1995 por Transparencia Internacional,
la que encargó su diseño a Johann Graff Lambsdorff, de la universidad alemana de Passau. El
Índice resulta de combinar encuestas y evaluaciones sobre la corrupción
realizadas por diferentes instituciones. Entre ellas podemos citar al Banco
Africano de Desarrollo, Bertelsmann Foundation, Economist Intelligence Unit,
Foro Económico Mundial o WJP, entre otras (Cardona et al, 2018).
Se
trata de combinar las percepciones de la población residente con la de los
expertos de fuera de los países que se evalúan.
En
el año 2012, con apoyo de Andrew Gelman y Piero Stanig, se realizó un ajuste
del índice con vistas a poder realizar comparaciones entre estados.
BIBLIOGRAFÍA
Cardona,
L.A., Ortiz, H. y Vázquez, L.D. Corrupción y derechos humanos: de la intuición
a la convicción. En: Revista Mexicana de Sociología 80, núm. 3
(julio-septiembre, 2018): pp. 577-610.
domingo, 3 de junio de 2018
EL MOVIMIENTO LUDISTA Y EL MUNDO DEL TRABAJO ACTUAL
En las primeras etapas de la revolución industrial se dio, sobre todo en Inglaterra, un movimiento de trabajadores que se oponían a la utilización de maquinaria en los procesos manufactureros.
El origen se remonta a 1779, cuando Ned Ludd (cuyo apellido inspiró el nombre de este movimiento) destruyó el telar en el que trabajaba. Era un contexto de decadencia de los talleres artesanos y de fuerte precariedad del trabajo en una incipiente industria.
El movimiento se extendió también a la agricultura, sector en el que el Capitán Swing y sus seguidores atacaron máquinas trilladoras en la década de 1830.
La historia nos ha contado que a este movimiento que atacaba las máquinas, le siguieron otros que enfrentaban a los trabajadores con los empresarios por un empleo más digno. Como señalábamos en una entrada anterior, existen paralelismos entre la revolución industrial del siglo XIX y la actual revolución digital. Cabría entonces reflexionar acerca de cuál es la posición actual de los trabajadores y fuerzas sindicales en torno a la automatización de procesos, cómo se puede proteger el empleo en el contexto actual, de qué manera ligar las demandas de reducción de la jornada de trabajo al aumento de la productividad derivada del uso de máquinas y redes de cómputo.
El origen se remonta a 1779, cuando Ned Ludd (cuyo apellido inspiró el nombre de este movimiento) destruyó el telar en el que trabajaba. Era un contexto de decadencia de los talleres artesanos y de fuerte precariedad del trabajo en una incipiente industria.
El movimiento se extendió también a la agricultura, sector en el que el Capitán Swing y sus seguidores atacaron máquinas trilladoras en la década de 1830.
La historia nos ha contado que a este movimiento que atacaba las máquinas, le siguieron otros que enfrentaban a los trabajadores con los empresarios por un empleo más digno. Como señalábamos en una entrada anterior, existen paralelismos entre la revolución industrial del siglo XIX y la actual revolución digital. Cabría entonces reflexionar acerca de cuál es la posición actual de los trabajadores y fuerzas sindicales en torno a la automatización de procesos, cómo se puede proteger el empleo en el contexto actual, de qué manera ligar las demandas de reducción de la jornada de trabajo al aumento de la productividad derivada del uso de máquinas y redes de cómputo.
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