En el sistema profesional predominaba el oficio (o, más bien, el trabajo artesanal) en la organización del trabajo. En él no se daba una verdadera unidad: por un lado se encontraba el capital y por otro el trabajo. El capital se ocupaba de la gestión económica de los salarios y de las ventas. Mientras que, según Touraine, el trabajador llevaba entre sus herramientas la organización. La cualificación, determinada más por la habilidad y la experiencia, estaba relacionada con la toma de decisiones.
En el sistema técnico se dan importantes cambios. Se produce el predominio del aparato técnico-organizativo, que media entre el capital y el trabajo. El método de trabajo adquiere un mayor auge, que representa el predominio de la técnica sobre el oficio. Ganan importancia el conocimiento abstracto y el procesamiento de la información.
Cabe señalar que el mundo laboral de nuestros días lleva hasta el extremo el apogeo del sistema técnico. No obstante, la organización sistémica ha generado fuertes procesos de subcontratación dentro de las empresas (recordemos que subcontratación no es lo mismo que externalización y relocalización). Han surgido empresas de servicios especializadas en suministrar personal con unos perfiles determinados. Su trabajo se centra básicamente en seleccionar estos perfiles y contratar a los mismos para que desarrollen su trabajo en las empresas clientes y dirigidos por estas últimas. Aunque es cierto que los límites empresariales ya no están tan claros como antes, sorprende que la relación entre capitalistas y trabajadores de estas empresas subcontratistas recuerde a la que se daba en el sistema profesional.
REFERENCIAS
Touraine, A. (1955). La qualification du travail: Histoire d´une notion. Journal de Psychologie Normale et Pathologique, 13, 27-76.
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