Abordan el fenómeno desde una metodología cuantitativa, a través de un muestreo no probabilístico accidental, aplicado a 447 estudiantes de la citada Universidad. Elaboran una Escala denominada ReLAS, basada en la Escala Lover attide Scale, la cual se basó en seis estilos de amor: Eros, Ludus, Storge, Manía, Pragma y Ágape.
“Eros es el amor pasional, el enamoramiento a primera vista que supone una atracción intensa por la pareja, no solo física sino también emocional, son amantes con alta autoestima y confianza en el otro. Ludus o amor placentero, supone una relación sin implicación emocional, sin celos ni expectativas futuras, con una sexualidad permisiva y abierta donde las reglas del juego están claras y pueden existir más socios sexuales. Storge es el amor que nace de la amistad y el afecto, se buscan similitudes y afinidades en las posibles parejas para entablar una relación armónica basada en el cariño. No valoran tanto la apariencia física o la satisfacción sexual, porque lo que se busca en la relación es un compromiso a largo plazo, no un apasionamiento a corto plazo. Manía es el amor obsesivo, adictivo, celoso, posesivo, desconfiado, marcado por grandes conflictos en la pareja a causa de la invasión de los espacios individuales. Pragma se refiere a la búsqueda práctica de intereses en la pareja adecuada, con compatibilidad no solo física sino también, y sobre todo, de intereses. Ágape es el amor altruista, de renuncia personal y entrega desinteresada, donde las necesidades de la pareja están priorizadas sobre las propias” (2017:3).
La primera conclusión general del estudio es que no se observan diferencias significativas por género; similar situación fue hallada por otras investigaciones como la realizada por Hendrick y Hendrick (1986) en la Universidad de Miami, por ejemplo.
El estilo Ágape, cercano al amor romántico, fue la tendencia predominante de la muestra. El amor es concebido como un proceso de sacrificio, de abnegación, de entrega por el otro, cuya aspiración es amarlo “para toda la vida”; a costa, incluso, de la negación de la individualidad, de los proyectos personales. Esta construcción del amor responde a un proceso de socialización mediatizada por los medios de comunicación y la escuela a través de mensajes como “lo daría todo por amor”, “sin ti no soy nada”, “el amor lo puede todo”, entre otros.
Mientras, el estilo de amor con menos aceptación es el Ludus, lo cual coincide también con los hallazgos de Hendrick y Hendrick (1986).
Sin embargo, l@s investigador@s dejan abiertas las conclusiones. Como ellos señalan, no se puede confirmar que las afirmaciones dadas a través del cuestionario correspondan a la realidad, de ahí la necesidad de comprobar dicha veracidad mediante la evaluación de acciones concretas, ir más allá de las percepciones.
Igualmente, llaman la atención de la necesidad de realizar encuestas similares ampliando la muestra por facultades (conglomerados). También, sería importante indagar por el concepto amor en colectivos de jóvenes que no acceden a la universidad y provenientes de otras culturas.
No obstante el interés que despierta cada vez más el amor como objeto de estudio, sigue siendo un campo no suficientemente explorado por las ciencias sociales; habría que ahondar en esta problemática porque inquieta que el amor romántico sea el ideal de amor entre jóvenes universitarios, pues como brevemente deja entrever el estudio este tipo de amor es la trampa de sujeción del patriarcado moderno.
BIBLIOGRAFÍA
Rodríguez-Santero, J.; M. A. García-Carpintero Muñoz y A. M. Porcel Gálvez. 2017. “Los estilos de amor en estudiantes universitarios. Diferencias en función del sexo-género”. Revista Internacional de Sociología 75 (3): e073. doi: http://dx.doi.org/10.3989/ris.2017.75.3.15.171.
Hendrick, C. and Hendrick, S., 1986. “A Theory and Method of Love”. Journal of Personality and Social Psychology 50: 392-402. http://dx.doi.org/10.1037/0022- 3514.50.2.392
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