La principal forma de clientelismo es el clientelismo político. Un candidato/a o formación política invoca al apoyo de unos seguidores para lograr ser elegido/a. Y éstos, a su vez, reclaman unos determinados privilegios una vez que el patrón ha accedido a su puesto. Por eso, se dice que la relación patrón-cliente es recíproca.
¿Cómo se puede luchar contra el clientelismo político? Sin duda, la transparencia y los mecanismos de control son estrategias que pueden aminorar los efectos de este mal en la gestión pública. En la medida en que un gobierno se siente obligado a justificar todos sus gastos y procesos de selección de personal, el espacio para la acción informal se reduce. Y en la medida en que los ciudadanos y empleados públicos se constituyen en veedores de la administración pública, la posibilidad del clientelismo se va desvaneciendo.
REFERENCIAS
Schmidt, S.W. et al (eds.) (1977) Friends, Followers and Factions. A Reader in Political Clientelism. Berkeley: University of California Press.
Schmidt, S.W. et al (eds.) (1977) Friends, Followers and Factions. A Reader in Political Clientelism. Berkeley: University of California Press.
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