El concepto de fracaso escolar es muy polémico, especialmente en el momento de su medición, debido a que no existe un acuerdo general sobre qué entender por el mismo y por la forma como son presentados los datos, lo cual se presta a confusión. Tal como lo expresan los autores, es un objeto de discusión “por dos motivos: su valor denotativo, ya que no hay una definición clara del mismo, y su valor connotativo, pues conllevaría la descalificación e incluso la estigmatización del alumno/a. Así pues, realizar una conceptualización de fracaso escolar constituye en sí mismo un problema que lleva en la práctica a una definición dicotómica “reduciendo las múltiples diferencias del alumnado a una división binaria: éxito o fracaso” (Fernández-Enguita et al., 2010, p.11, citado por Sarceda-Gorgoso et al, 2017:83).
No obstante la polémica, las autoras optan por una perspectiva amplia y definen fracaso escolar como “toda forma de no consecución de los objetivos escolares proclamados por la sociedad” (Fernández-Enguita et ál., 2010, p.23). Para el caso de España, el fracaso escolar está vinculado con alcanzar o no la enseñanza obligatoria, es decir, la ESO, acorde con el grupo de edad. En este sentido, es alcanzar la escala mínima esperada socialmente y de carácter obligatorio. En la línea del fracaso objetivo, señalan dos situaciones, una de riesgo de fracaso escolar (absentismo crónico, desmotivación, dificultades de aprendizaje, repetición, entre otros) y otra de facto relacionada esta última con alumnos que repiten cursos y no logran llegar a los resultados de aprendizaje señalados por el sistema.
Mientras el abandono escolar, para el caso de España, estaría relacionado con la no continuidad o suspensión de la enseñanza postobligatorias. Estas dos situaciones se han convertido en un problema social en la medida en que el fracaso escolar sigue siendo muy alto en España ( 18,3% en 2017) y está asociado a situaciones de exclusión económica (incapacidad de asegurar ingresos suficientes, empleo inseguro, dificultad de acceso a los recursos), de privación social (ruptura de lazos sociales, alteración de los comportamientos sociales, deterioro de la salud) y privación política (falta de participación, escasa representación, carencia de poder, etc.) (Marhuenda, 2006:21).
BIBLIOGRAFÍA
Fernández-Enguita, M., Mena, L. y Riviere, J. (2010). Fracaso y abandono escolar en España. Barcelona: Fundación La Caixa.
Marhuenda, F. (2006) La formación para el empleo de jóvenes sin graduado: educación, capacitación y socialización para la integración social. En: Revista de Educación, 341. Septiembre-diciembre 2006, pp.15-34.
Sarceda-Gorgoso, M.C., Santos-González, M.C. y Sanjuán Roca,M.M. (2017) La Formación Profesional Básica: ¿alternativa al fracaso escolar?. Revista de Educación, 378. España. Octubre-Diciembre 2017, pp. 78-102.
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